Tal vez porque a lo largo de mi vida he estado rodeada de ex filósofos, cuasi filósofos y super filósofos, es que me apasionan las ficciones filosóficas. Obsérvese que las mismas han sido variadas, y algunas de ellas, contra toda apuesta, muy exitosas, tal es el caso, de por ejemplo Historia de Sofía, de Jostein Gaardner. Lo cierto es que tal vez no muy lejos delo que suele suceder en la realidad, algunos relatos pintan a los filósofos como seres singulares y pintorescos. Todos hacen de la filosofía no un conjunto de textos sino un modo de vivir la vida , y por cierto, un modo muy intenso, divertido y exento de prejuicios. Tal es el caso de Eddie
Ferétro, el profesor de Filosofía a Mano Armada, novela del super correcto inglés Tibor Fischer que huyendo de Inglaterra por haber cometido actos sexuales non sanctos escapa a Francia, la tierra de Montaigne, para convertirse en asaltante (chorro, bah) de bancos. O el del profesor Allan Bloom, encarnado en la piel de Ravelstein por obra y gracia del Nobel de Literatura Saul Bellow, quien en la novela del mismo nombre ficcionaliza la vida del autor del best seller The closing of the american mind .Gracias a él y al mismo Bellow, que le aconsejó escribirlo, el profesor Bloom saltó repentinamente a la fama y a los millones( un filósofo millonario!) amasando una verdadera fortuna que Ravelstein , su imagen ficcional, dilapida en París en una vida intensa y un tanto grotesca. Y sobre vidas grotescas y filosóficas no podemos olvidar al joven Ignatius Reilly, el rollizo protagonista de La Conjura de los Necios, esa exquisita novela de culto de John Kennedy Toole , que tirado en su cama de Nueva Orleans lee al Boecio de De Consolatione Phiosophiae mientras le reza a la diosa Fortuna que lo libere del peor castigo de la era moderna : salir a trabajar.
Ficciones Filosóficas
Publicado enVida Cotidiana
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