La filosofía y la tecnología patean para rincones opuestos. Al menos la filosofía clásica, esa que tiene su inicio en Platón y que terminó en las fronteras de Nietszche.
Digo que filosofía y tecnología difícilmente se ponen de acuerdo, porque mientras que la filosofía busca la verdad para separarla inevitablemente de la ilusión y a la certeza para escaparle al error, la tecnología se esmera en borrar esas fronteras, tendiendo velos y engaños cada vez mas eficaces.