Filosofía vs ciberculturas

Una sola vez me presenté a un concurso universitario. Fue en 1986 en la supuestamente renovada cruzada alfonsinista de devolverle seriedad, transparencia y profundidad a las instituciones. En la facultad de Filosofía y Letras. En la UBA. Fue un fiasco. Se trataba de la adjuntía de Filosofía de la Ciencia, y el mismo había sido amañando para que lo ganara Rodolfo Gaetta, después eyectado de un cargo administrativo universitario en La Plata acusado de plagio y fraude académico. Tan sucio fue el juego que tardó tres años en sustanciarse con apelaciones y golpes bajos provenienets de varias partes.

En el sorteo se habían elegido varios temas para la exposición pública y oral: «Status actual de la explicación científica», «Platonismo y antiplatonismo en la filosofía de la matemáticas», «Conocimiento e ideología», «Causalidad», que bordeaban desde lo obvio hasta lo técnico específico. Pero cual no fue nuestra sorpresa cuando entre los temas elegidos apareció «Teoría de los descriptores rígidos» de Saul Kripke. Señor de cuya existencia ni siquiera estaba anoticiado. Para nuestra consternación en el café post-sorteo Gaetta (¿ingenua, socarronamente?) había comentado que ese había sido el tema de su tesis de licenciatura o doctorado. Además en las entrevistas preliminares un jurado internacional había vapuleado mis papers o trabajos de ese entonces, sosteniendo que ni la teoría general de los sistemas, ni la cibernética eran filosofía. No gané el cargo, pero si cebé la rabia y las ganas de decidir por mi mismo que es filosofía -como lo venía haciendo desde que viajé a Paris en 1969- y como resultado escribí ensayo tras ensayo de lo que sigo denominando filosofía práctica. No me defraudé y espero que tampoco a los lectores. En el weblog gemelo de nuestra cátedra de Procesamiento de Datos en la UBA encontrarán comentarios y una entrevista aparecida ayer en el diario La Voz del Interior de Córdoba sobre las Ciberculturas, con motivo de la aparición de su segunda versión, que muestra mi forma (acuñada de larga data y acicateada por ese frustrante concurso) de entender que es la filosofía.