No solo los filósofos no argumentan ni discuten como si lo hacen los ingenieros o los médicos. Su idea misma de discusión y especialmente de quienes -por hacerlo- son miembros de su tribu y de quienes no, cambian en cada caso.
Pero con un poco de candor y ganas, es bastante fácil aproximar el estudio de la evolución del pensamiento filosófico al de las creencias de distintas tribus, tales como los Azande y los Nuer, los Hopis y los navajos, los Trobriandeses o los somoanos, tal como lo han hecho en monografías brillantes, especialmente los antropólogos pertenecientes a la escuela etnográfica inglesa.