Cuando en ese famoso coloquio para el cargo de adjunto de Filosofía de la Ciencia amañada para/por el licenciado Gaeta, el jurado me inquirió acerca de mi labor, se molestaron mucho por mi pedigree impuro. ¿Qué tenía que ver la Teoría General de los Sistemas con la filosofía? ¿Qué contubernios cabía establecer entre la cibernética y la metafísica? ¿Porqué la filosofía de la ciencia no estaba bien representada en mis escritos?
Aunque lo presentía entonces, cada vez estoy mas convencido de que filosofía no es lo que la academia dictamina y los jurados sancionan. Que si bien la filosofía no puede ni debe reducirse a las papillas pergeñadas por Jaime Barylko o Julian Marías, tampoco tiene que permanecer encerrada entre revistas y aulas, entre la reproducción del saber y la ocupaciÚn de cargos departamentales.