1. El Holocausto, hecho maldito de la historia del pensamiento
Elie Wisel fue premio Nobel de la Paz en 1986 . Detenido en Auschwitz en 1944 su madre y una hermana murieron alli y su padre murio al año siguiente al ser liberados de Buchenwald. Al final de la guerra estudió en Paris, se convirtió en periodista. En una entrevista con el conocido Francois Mauriac, fue instado a escribir acerca de sus experiencias en los campos de la muerte. De alli salio su aclamada obra La Noche, traducida mientras tanto a mas de 30 idiomas.
Desde hace décadas -como sobreviviente del Holocausto que es- viene persiguiendo a nazis y engendros semejantes, para darles justo castigo por las barbaridades que cometieron durante la guerra.
Pero en esta tarea reparadora cayó frecuentemente en la exageración y la persecución desmedidas. No contento con intentar castigar a los culpables convirtió al Holocausto en una mácula de indignidad tan grande y en una necesidad de venganza tan tremenda que todo queda confundido.
Por eso conviene prestar atención a un autor reciente –de comics!!– quien dice no querer convertirse en un neo Eli Wisel, y como al tomar el atajo de la historieta consiguió reinventar por entero la representación del Holocausto que hasta su aparición en escena había sido un hueso muy duro de roer, sino directamente imposible.
Desde 1980 el gran problema no es si representar al Holocausto en la investigación y en la literatura, en el cine y en arte, sino como hacerlo. Porque durante décadas había reinado impolutoala interpretación literal de Adorno sobre la imposibilidad y la barbarie hacer poesía después de Auschwitz.
Al hacerlo se pasaba por alto la retórica hiperbólica de Adorno y el contexto político en que fue pronunciada la famosa frase buscando con todo ahínco evitar cualquier conato de restauración filonazi.
Porque aunque el propio Adorno se retractó años mas tarde (aunque pocos lo recuerden), lo cierto es que prácticamente no existe evento en la historia (ni siquiera la propia pasión y muerte de Jesús) que haya despertada tantas controversias acerca de su (i)-rrepresentabilidad como el Holocausto -a propósito en Miami Beach a metros del Art Deco District hay un impresionante monumento que lo recuerda.
En particular se alega que lo peor que puede pasarle al Holocausto es que se lo tamice a la luz de los mecanismos de representacion mediáticos que lo único que lograrían es su banalización.
2. La reinstalación de la problemática del Holocausto en los albores de la post-modernidad
Mostrando que los hechos se mueven a la velocidad y dimensión en que sus interpretaciones se ven sobredeterminadas por las época históricas, a principios de los años 80 (a diferencia de lo que había ocurrido inmediatamente después de la post-guerra) la Modernidad misma fue declarada en catástrofe. Se trataría de un meta-relato que empieza en Platón, o Descartes o con el siglo de las Luces como prefiramos. Así las cosas la cuestión del Holocausto tomó un rumbo muy diferente.
Porque mientras que en el período de entreguerras se abrigaba la esperanza de que atravesar la catástrofe llevaría a la utopía, la post-modernidad no abrigaba esperanza alguna
Al operar de este modo se universaló el Holocausto pero al mismo tiempo se le quitó toda especificidad y se lo volvió equivalente a las matanzas de Ruanda o Bosnia en los años 90.
Como bien muestra Andreas Huyssen en un extrordinario ensayo (El holocausto como historieta, Una lectura de Maus de Spiegelman que forma parte de la excelente compilación En busca del futuro perdidono.Cultura y memoria en tiempos de globalizaciónMéxico, FCE, 2002) se trata ni de tanto ni de tan poco. No es útil diluir el Holocausto reduciéndolo tan solo a un modo de la sustancia Occidente, pero tampoco es sensato imaginar que la unicidad de su carácter lo convierte en irrepresentable.
He aquí el verdadero desafío. Rescatar al Holocausto en su terrible mismidad, pero al mismo tiempo obligarnos a encontrar el formato y el código que pueda describirlo sin trivializarlo.
Porque si Auschwitz se sustrae a toda representación unívoca que busque establecer un sentido, el acontecimiento Auschwitz sigue necesitando de una multiplicidad de representaciones si de mantener viva su memoria se trata.
Porque nunca existe una forma única del recuerdo. Lo que es mas que probable es que la problemática de la representación se resuelva en la comparación de discursos diferentes, antes que en las teorías académicas acerca de la no-representacion.
Ademas Huyssen también lo aclara. La irreprensentabilidad siempre constituyó un motor en vez de un obstáculo a la representación estética, así que la irrepresentabilidad del Holocausto debe adjudicarse a cuestiones que van mucho mas allá de la política y de lo estético.
Aunque en la Argentina se discutió poco y nada de estos temas es cierto que la oposición entre Shoah la larguisima película de 8 horas de Claude Lantzmann, y La Lista de Schindler de Steven Spielberg testimonia mas que ninguna otra cosa la eterna oposición alta cultura europea vs tradición hollywoodense norteamericana que cualquier otro antagonismo.
Lo que este debate encubierto estaba diciendo es que solo la postmodernidad da verdadera cuenta del Holocausto mientras que las vulgares estrategias de representación estadounidenses no les llegan ni a la suela de los talones.
3. El eterno debate alta cultura europea vs tradición hollywoodense norteamericana
No está de mas saber que el debate sobre la correcta representación fílmica del Holocausto, solo reproduce el antiquísimo debate sobre alta modernidad vs cultura de masas. Mientras que en el terreno epistemológico y de la crítica culta, hace ya rato que dejamos atrás estos ramplones binarismos, parecería que en un tema tan estratégico como el Holocausto nos hubiésemos quedado abroquelados en una problemática pos-estructuralista.
Por suerte viene a terciar en este debata empantanado, una obra atípica y desentumecedora. Se trata de la historieta Maus de Art Spiegelman, un comic en el que se narra el Holocausto como historieta protagonizada por animales
Se trata de dos volúmenes. Maus I. Historia de un sobreviviente y Maus II. Y aquí comenzaron mis problemas (originales de 1986 y 1991 y traducción castellana en Emecé, Buenos Aires de 1994; primera edición incompleta en España de 1991 y versión completa con tapas duras en Planeta 2001).
Spiegelman sabe que está representando los hechos de un modo inautentico, pero eso en ves de arredrarlo lo estimulo y lo ayuda a sortear las limitaciones del binarismo.
Porque el reconocimiento de la inexorable inautencidad deviene condición necesaria para una representación literaria ilustrada del Holocausto, prácticamente inconcebible hasta el momento en que llega a conformar una nueva dimensión de efectos de realismo gracias a su alegorizacion (en el articulo de Huyssen , el autor remite a una decena de trabajos que ayudaron a conformar esta relectura).
Maus se mueve en dos dimensiones, Confirma la irrepresentabilidad acudiendo a la alegorización. Pero al mismo tiempo desconfirma esa imposibilidad al apostar a la narrabilidad, y al basarse en una historia de vida.
Queda aquí confirmado entonces, que no se puede visionar realistamente la historia sin caer en la cursilería o el sentimentalismo. Pero al mismo tiempo (y a través de este original atajo que es el cómic) toda la fuerza de las historias vividas adopta una nueva dimensión y pueden ser contadas por enésima vez retornando con una fuerza implacable.
4. Niveles narrativos
Porque Maus no es otra cosa que la historia rememorada por el sobreviviente de Auschwitz, Vladek Spiegelman, registrada por su hijo Art autor, narrador intratextual que controla el relato y es coprotagonista de Maus.
No hay nada mas alejado de Spiegelman que la moralina política. Su compleja estrategia narrativa articula un pasado que no puede pasar y permite al lector acercarse a esa ligazón traumática con el pasado sin caer en una parálisis mimética.
El trabajo de Spiegelman es complejo y sutil. No por nada le llevó 13 años concretarlo. Pero el resultado bien valió la pena. Porque Spiegelmann bloquea las reacciones automáticas con pasión ya que exige del lector que traduzca lo roedor en humano.
Del mismo nodo al evitar las abstracciones numéricas (pilas de cadáveres) y al insistir en las historias de la vida concretas, Spiegelman supera con rigor el conflicto entre la investigación objetiva y documental (que anestia al lector frente al sufrimiento individual) y el testimonio subjetivo autobiográfico (que solo genera empatia y conmoción respecto del padecer individual).
El comic Maus I y II obtiene su poder de persuasión de la representación conflictiva, atormentada y todo -menos estetizante- de la relación de Art Spiegelman, el retratista/caricaturista con su padre Vladek, ninguno de los cuales es precisamente un dechado de virtudes o un personaje con el cual empatizar alegremente
La historieta muestra con una fuerza inusitada que el daño psíquico que el confinamiento, los campos de concentración y el maltrato racial ocasionaron en el padre, se trasladan sin demasiados filtros o mediaciones a la segunda generación a través del mecanismo de la post-memoria. Porque es precisamente gracias a esta post-memoria que todos los conflictos familiares y generacionales se intensifican hasta lo intolerable.
Son varias generaciones las que se sienten culpables por haber sobrevivido, y no solo el padre que vivió los horrores del campo de exterminio. En el caso de la familia Spiegelman ese tele-asedio o telebrutalizacion termina con el suicidio de la madre de Art y también con el de su hermano. Demasiados costos para no serles atribuidos a la maldición del Holocausto.
5. La genial transposición de los tiempos
Las estrategias de supervivencia en la huída y en los campos de concentración se reproducen en la cotidianeidad chata y sosa del Nueva York de post-guerra, en la queja eterna de Vladek, en la brutalizacion psicológica de su segunda mujer Mala, y hasta en la extensión de un racismo nazi a los negros norteamericanos por parte del padre de Art.
Si Maus es una obra maestra se debe precisamente a como juega hábilmente con la transposición de los tiempos (los años 40 en Alemania, los 60 y 80 en Nueva York) y su efecto sobre los habitus psíquicos tanto de su padre como los el propio Art.
Mas interesantes que haber enfundado a los seres humanos en carcazas animales, es el modo como Spiegelman ha desplegado estrategias narrativas e ilustrativas para contar lo incontable. Como siempre es mas fácil apreciar su talento comprobándolo (leyendo y viendo la historieta -y muy especialmente esa maravilla inhallable que es el CD-Rom de Voyager) que haciendo un metacomentario (o un segundo metacomentario ya que nos guiamos tanto por nuestra propia lectura como por la relectura hecha por Andreas Huyssen).
Al mejor estilo de los puntos de vista cinematográficos, Art interrumpe permanentemente el relato con fades-in de la situación de entrevista. También Vladek le pide infructuosamente a su hijo que no incluya ciertos temas rispidos (como los amoríos indebidos con Lucia Greenberg que casi le cuestan el matrimonio con la madre de Art). En Maus I Vladek pedalea en su bicicleta fija, en Maus II, Art está sentado frente al tablero de dibujo y escucha la cinta grabada porque su padre ya ha muerto. Por lo tanto la historieta refleja tanto el proceso de registro de la entrevista como el posterior proceso de dibujarla.
La genialidad de Maus, su implacable tensión y el espacio en donde logra sus mejores efectos, está obviamente en la disociación temporal y estructural en la dimensión visual y ling¸ística de Maus (aunque suene ampulosa la descripción, el efecto es mayúsculo).
En las numerosas entrevistas y comentarios que ha recibido la historieta (hay 16.800 referencias a la misma en el Google internacional) Spiegelman insistió permanentemente en que Maus se trataba de un comic impulsado por palabras.
6. Un comic impulsado por palabras
Si en la representación gráfica Art usa a los animales para lograr el distanciamiento, cuando se trata de lo verbal su precisión documental es máxima. El gestus ling¸ístico de Vladek lleva la impronta de las cadencias, la construcción sintáctica y la entonación de su patria en Europa oriental. Art maneja tan bien los tiempos y la sintaxis que cuando su padre habla de su infancia el lenguaje es fluido, porque supuestamente está transcribiendo la facilidad con que se usaba su lengua materna. Pero la cosa es mucho mas compleja que estos niveles narrativos como bien señala Huyssen.
Un punto de bifurcación acontece en 1987. En ese entonces su padre hace ya 5 años que esta muerto. Art transcribe las cintas, y se dibuja a si mismo como un humano portando una mascara de ratón. Desde 1986 Maus I y era un gran éxito con efectos paradójicos. Spiegelman no quería mercantilizar su trabajo a manos de la industria cultural. La crisis de la representación y la crisis del éxito se combinaron en un estado melancólico.
El recuerdo de la madre, la obligación de representar Auschwitz y la presión de la industria cultural encerraron a Art en una angustia de la que lo relevaría tan solo su psicoanalista, que nada casualmente también fue un sobreviviente de los campos concentración.
Pero no recaigamos aquí en las banalidades de la adornización (como insisten en hacer los adornianos silvestres que pululan en las academias Benjamin de Argentina). Porque en ningún momento Spiegelman comete la torpeza de igualar la industria cultural con Auschwitz. Lo que realmente le interesa a Spiegelman es revelar lo inextricable que es el presente con el pasado, y como siente enormes escrúpulos cuando de comercializar el «tema» Auschwitz se trata.
Además el trabajo de Spiegelman es doblemente inclasificable. Primero porque inventó un género para hablar de lo inefable. Además porque su obra fue violentada repetidas veces al ser categorizada intermitentemente como baja cultura (comic) y como alta cultura (exposición en el MOMA de 1992), como fiction en la industria editorial y como non-fiction solicitada por el propio Spiegelman al New York Times en 1991, al punto de valerle el Premio Pulitzer también en 1992.
7. Yendo mas allá de los binarismos -anche adornianos
Por eso insiste con razon Huyssen en que Maus es el tercero maldito, el tertium non datur que corrige el binarismo y la bipolarización en el debate Schindler-Shoah, esa inútil contraposición entre arte e industria cultural, entre autentica non-fiction y la ficcionalizacion d e Hollywood.
Art mantuvo una relación muy ambigua y dolorosa con sus padres, asi como su hermano suicida Richieu. Lo cierto es que cierra el relato con una lápida dedicada a sus dos padres y también con un espacio abierto.
A su vez Mauss II fue dedicado a su hermano y a su hija. Evidentemente el cierre no es reconciliación ni tampoco una salvación pero si la conclusión de una etapa. Es obvio no puede haber una elaboración exitosa del Holocausto (ni de la Guerra Sucia en nuestro país) y menos una superación. Ni para las víctimas ni para los victimarios, ni siquiera para sus descendientes, al menos en la primera o quizás también en la segunda generación.
Ah si ya ha pasado mucho tiempo desde que Spiegelman recibió su Pullitzer en 1992. Estuvo en Barcelona en Mayo del 2002 , abriendo el Salon del Comic que parecía difunto, y atento a los tiempos que corren insistió en que hará una nueva saga esta vez dedicada al 11-S. Mientras se declaró preocupado ante la situación que le hace parecer un miembro de Hamás en su país, y un sionista en Europa.
Todas estas cosas que Spiegelman descubrió y elaboró hace falta que nosotros las apliquemos al caso argentino. Mientras no lo hagamos seguiremos sumidos en el marasmo en el que estamos, en parte ahora por no haber siquiera pensado lo que fueron la Guerra Sucia y la Guerra de Malvinas, en un país que ni siquiera busca el futuro perdido. y que aun así imagina que podremos tener alguno. Maldito senador Duhalde y el resto de los políticos de mierda (la frase es suya) – y otros dirigentes- que tenemos la desgracia de padecer aquí.
Podrán encontrar buenas referencias al tema en la web en:
Robert S. Leventhal Art Spiegelman’s MAUS: Working-Through The Trauma of the Holocaust
Chris Goffard, The Man Behind Maus Art Spiegelman in his Own Words The Fish Rap Live!
Frank Kaspar Una reseña crítica del CD-Rom (en alemán) en Art Spiegelman: MAUS Multimedia CD-ROM f¸r Mac und PC Die biografische Comic-Studie
Art Spiegelman’s MAUS: A Different Type of Holocaust Literature
Fabrizio Lo Bianco La scelta di art
Pedro Jorge Romero MAUS Relato de un superviviente de Art Spiegelman
Y cual es la diferencia entre estos y los Nazis? Pues que como no pueden hacerselo a las personas, caña con los mas debiles, con los que no hablan ni se quejan ni protestan. ¿Cuando encerraran a todo este ejercito de glotones, sadicos,cobardes,verdugos y complices en un ZOO?
me parese que gogle deberia de ser de otra manera pues haparesen muchas cosas y uno no sabe que poner