A mi hermano Fabián, la película Minority Report le gustó un montón. Spielberg que nos había decepcionado totalmente con Artificial Intelligence, especialmente en su tercera almilbarada parte, volvió esta vez con fuerzas y ganas. Con dudas y con mucha desconfianza. Mas convencido que nunca de que el futuro no es precisamente un lecho de rosas.
Sin embargo la parte de la película que menos le gustó a Fabian fue la de las arañas mecánicas que se meten por las hendijas de las puertas, se montan literalmente encima de piernas y brazos con un solo fin: auscultar la retina de los visitados a la fuerza confirmando una identidad a la que solo se puede renunciar con un trasplante de globos oculares.