Maurice Blanchot, escritor y crítico, nació en 1907. Su vida está dedicada a la literatura y al silencio que le caracteriza.» (de la propia pluma de Blanchot)
Yo la veo, esta luz fuera de la cual no hay nada. No existe duda que Maurice Blanchot (Eze, Alpes marítimos, 1907), a quien pertenece la frase citada, jamás ha rehusado entregarse en sus obras al vértigo fatal que implica indagar a través de la escritura en la propia esencia humana.
En este sentido, dos de sus textos más lúcidos reunidos recientemente (2001) en una edición del sello español Tecnos, con traducción de Alberto Ruiz de Samaniego y prólogo de José Jiménez, son: El instante de mi muerte, 1994, y La locura de la luz, 1973.
Ambos relatos, si bien separados por más de veinte años en el tiempo de concepción, son reflexiones surgidas acerca de lo que podríamos denominar dos momentos epifánicos semejantes, entendiendo por epifanía esa especie de advenir, ese resto irreductible o puro instante de iluminación en que algo cae del lenguaje y da cuenta de la cercanía de la verdad.
En La locura de la luz, Blanchot escribe:
«(…) había captado el instante a partir del cual la luz, habiendo tropezado con un acontecimiento verdadero, iba a apresurarse hacia su fin. Ya llega, me dije, el fin viene, algo sucede, el fin comienza. Estaba embargado por la alegría».
La alegría de Blanchot tiene su origen en el abandono de la esperanza, puesto que el fin que viene, el fin que comienza, no es otro que la verdad a secas. Y esa verdad revelada -a través de la locura de la luz- se trata del reconocimiento tajante, duro, descarnado, y al mismo tiempo liberador, de la propia muerte. Es el hombre -encandilado por el resplandor de la fatalidad, a la que decide ver de frente aunque lo enceguezca- el que admite su propia fecha de vencimiento, como lo hace Borges cuando dice que la vida es la muerte que llega.
Otra variante de la misma perplejidad aparece en el texto El instante de mi muerte; allí, un joven a punto de ser fusilado por un pelotón nazi, siente -frente a la inminencia de su desaparición- un repentino e inexplicable arrebato de bienestar. Sé -lo sé- que aquel al que ya apuntaban los alemanes, no esperando más que la orden final, experimentó entonces un sentimiento de ligereza extraordinaria, una especie de beatitud (nada feliz, sin embargo), ¿alegría soberana? ¿El encuentro de la muerte con la muerte? (…) Quizás él era súbitamente invencible. Muerto-inmortal. Quizás el éxtasis. Más bien el sentimiento de compasión por la humanidad sufriente, la dicha de no ser inmortal ni eterno.
Para quien sufrir es embrutecedor, no resulta extraño entonces el tejido de una amistad subrepticia con la muerte. Entre estas dos situaciones límite: la del sufrimiento (por la enfermedad, por la injusticia, por la guerra) y la de la muerte, Blanchot siembra la vida despojada de las palabras. Palabras ásperas que se saben insuficientes para decir lo indecible: ¿Un relato? No, nada de relatos, nunca más.
Mas Blanchot
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Philosophy Research Base. Erratic Impact
Breve semblanza biográfico-literaria (en francés)
La excelente revista española Archipiélago, Cuadernos de Critica de la Cultura le dedico un reciente numero 49 a Blanchot incluyendo los siguientes articulos: Pongamos que se habla de Maurice Blanchot
* Leer a Maurice Blanchot Roger Laporte
* Destruir, dijo Alberto Ruiz de Samaniego
* Compañía de Blanchot Jean-Luc Nancy
* La sociedad inconfesable.Ensayo sobre la falta de comunidad José Luis Pardo
* Relato de la memoria sin recuerdo. Selección de textos sobre Blanchot Michel Foucault
* Una persona de más. Una palabra de más Isidro Herrera
* Para un pensamiento de lo biográfico Christophe Bident
* La literatura como expiación (Una metonimia para Maurice Blanchot) Rafael Conte
* Del ausentarse en una silla ƒngel Gabilondo
* Maurice Blanchot y la novela Manuel Arranz
* Lo extraño y el extranjero Maurice Blanchot
* El ¦discurso filosófico² Maurice Blanchot
* Bibliografía esencial
Maurice Blanchot, la pelicula. Documental de 1998 de Hugo Santiago (estrenada en el MALBA en abril del 2002 en el seno del IV Festival de Cine Independiente)
Una gran parte de la película está dedicada a sus amigos muertos, Lévinas, Bataille y Mascolo, y a sus amigos vivos, Agamben, Nadeau, Derrida, Nancy, Dupin y Des For¹ts ya que la amistad es, junto con la comunidad, la muerte, la palabra y la posibilidad de la literatura, un tema de gran importancia en la obra de Blanchot.
Su obra incita al suicidio.Su lectura es una experiencia de muerte.Yo lo tengo junto a Ducasse oculto a los ojos de mis hijos pero deseando poder mostrarselo…