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Genoricos vs genopobres. Esta película yo ya la vi

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1. Comprando plantillas genéticas en el supermercado

Tuvimos un atisbo de como vendría la mano en esa película tan kitsch de Sylvester Stallone y la primera Sandra Bullock El demoledor en donde Policía duro pero bueno -supuestamente excedido en sus funciones- restaurado del congelamiento criogenico para perseguir a un sedicioso re-ingenierizado durante el cautiverio -en la dirección extrañamente equivocada- , es seducido por policía linda pero boba, fascinada por los comerciales de los ’60 quien al momento de consumar en vez de aportar sudor, cuerpo ardiente y calentura desbocada, le entrega un terso casco donde simularan hacer el amor -con bastantes probabilidades de éxito según el guión -a pesar de las protestas pro-intercambio de fluido de Stallone en contrario.

La continuación natural de ese capitulo está en una historia que Tom Wilkie fantaseó para la conferencia El Futuro de la Naturaleza que tuvo lugar en Noviembre de 1994 en la Tate Gallery de Londres y que -con las consabidas adaptaciones- resumidamente decía así.

Estamos en el 2097. Una familia Gustavo y Valeria tienen una hija, Rosario. Valeria estaba inquieta porque Rosario se había empezado a hacer la Gran Pregunta: øDe donde vengo mamá? Mientras acariciaba el pelo rubio (número de catálogo CP 205) de su hija y la miraba a los perfectos ojos azules (CO 317) la madre concluía para sus adentros que en el 2097 no había nada que temer.

Hacía mucho que habían quedado atrás los tiempos bárbaros en que padre y madre retozaban en camas -u otras superficies- dejando que la pasión y el azar determinaran el futuro de la vida de sus hijos. Confiar en la ceguera de los procesos naturales para barajar la lotería de los genes era el pensamiento mas obsceno que alguien pudiera tener.

Por eso los padres de Rosario habían tomado todas las precauciones. Habían asistido con embeleso a la muestra El Bebe Ideal, habían revisado con esmero viejos números del clásico Bebes y Genes y finalmente habían recalado -como todo padre responsable- en el supermercado Basegenética de su zona para elegir los genes de Rosario.

Eso si, lo que la tecnología da a veces el bolsillo no presta. Por eso entre sus únicas lamentos estaba no haber podido comprar el modelo mas caro de inteligencia (número de parte CI 300), como si hizo el abuelo de su vecina que hizo una segunda hipoteca sobre su casa y además como genetista consiguió un substancial descuento en este parte tan estratégica, habiéndose debido contentar con el CI200.

El futuro sería el futuro, pero las economías de mercado habían sobrevivido a las presiones selectivas mas odiosas (como esas de la socialización y la equitatividad, o como los chips de memoria RAM hasta hace poco tiempo atrás), y los genes de CI elevado -ya sea por lo complicado que resultaba producirlo al necesitar de la recombinación de otros genes mas simples, ya fuera porque -como se suponía entonces y ahora- que algunas empresas los atesoraban para elevar «artificialmente» su precio. eran extremadamente caros y solo estaban disponibles para los inmensamente ricos.

Lo que no le cerraba a Valeria eran las dudas de Rosario. øComo podía sospechar la nena de ellos cuestionando sus generosos cuidados y suponer que podía haber sido concebida al azar y de forma tan salvaje como había sido alguna vez el coito azaroso? A esa altura era ley y orden que todos los chicos se fabricaban a medida, cualquier chico podía ser devuelto si no conformaba a los deseos paternos (derecho de devolución incluido en el Acta de Protección al consumidor -DNA humano). Acta que se había instituido después de que un par de jueces trasnochados y con sus ojos demasiado puestos en el perimido siglo XX habían osado sostener que todo niño merecía la protección de la ley mas alla de los deseos de los progenitores violando asi soberanamente la noción suprema de ruptura de contrato.

Para llegar a ese mundo tan feliz la historia de la reproducción humana y la genética habían pasado por varias fases tan gloriosas como traumáticas para el narcisismo humano. Pero en ese momento las controversias de décadas anteriores -incomprensibles a esa altura -habían terminado hace rato y lo que alguna vez se habia considerado natural se había desnaturalizado, y lo que en el lejano siglo XX se temía como anti-natural era la norma.

2. Historia de la reapropiación tecnológica de la reproducciŽn

La primera divisoria de aguas fue la difusión de la píldora del control de natalidad a mediados de 1960. Eran las épocas en que la reproducción estaba en la etapa de la plomería (después vendrían las de la ingeniería -sobre las cuales se debatiría en la Biblioteca Nacional, hasta instalarnos en la de la ética (uhmmm en pleno siglo XXI).

Como toda compuerta evolutiva que se precie la Píldora, que se inventó para orientar un poco la lotería genética de la reproducción (al menos para no estar sometidos pasivamente a sus tiradas), tuvo consecuencias de segundo y tercer orden imprevistas y de larguisimo plazo (tal que resultaron los antecedentes necesarios de las concepciones a medida del siglo XXI). Porque la píldora no solo cambió la historia de la humanidad (o mejor dicho de la mujer liberándola en parte de su yugo biologico) al separar irreversiblemente a la sexualidad de la reproducción. Hizo mucho mas aun, como si aquello no fuera bastanetd e por si

Apenas 15 años mas tarde la naturaleza perdió otra batalla con las primeras concepciones fertilizadas en vitro (FIV), la famosa bebé de probeta Louise Brown que el año que ya cumplió 24 años. Por primera vez una mujer podía concebir un hijo con el que no tenía relación genética. Este caso y muchos otros desataron una guerrilla legislativa -por la posibilidad efectiva de manipular huevos fertilizados- que terminó en Inglaterra con la prohibición de madres surrogantes por razones comerciales.

Para borrar aun mas la tenue linea divisoria entre naturaleza y tecnología, en 1987 una abuela sudafricana gestó en su vientre los huevos fertilizados de su hija convirtiéndose al mismo tiempo en madre y abuela.

No produjo un escándalo menor Liliana Cantadori una italiana de 61 años cuando en Julio de 1992 tuvo un hijo venciendo así la segregación que impone la menopausia. Como los italianos son los reyes del diseño (y no por nada Benetton pudo haberlos inspirado con sus vistosas y paradojolas anuncios) en 1993 implantaron un huevo fertilizado donado por una mujer blanca en una mujer negra se rompió otro tabú y saberes establecidos: que los chicos deben parecerse a sus padres. Para redondear el ciclo de la plomería en 1994 se supo del primer caso de pre-selección sexual: ya a esa altura los padres (que pudieran pagarlo) podían decidir seleccionar a piacere el sexo de sus hijos.

Como los deshollinadores o los plomeros con todo lo espectacular que para la historia de las tecnologías reproductivas y las consiguientes rupturas de barreras a las expectativas y las necesidades de las mujeres de tener hijos que las técnicas de FIV nos regalaron, en todos los casos mencionados solo se trató de hacer posible in vitro lo que la naturaleza impedía en vivo.

Pero llegados a 1997 y con las noticias de nuestra querida oveja Dolly, o de la clonación de los monos Rhesus (y los siniestros pero previsibles rumores acerca de la existencia de seres humanos clonados que mas hacen eco a los Archivos X que al próximo Premio Nobel) la historia se fue por otras ramas, las del DNA. El 14 de septiembre de 1990 quedará como un punto de bifurcación testimoniando el primer caso exitoso de transplante de genes humanos en el cuerpo de un paciente, una chica norteamericana de cuatro años con trastornos inmunológicos letales.

Esfuerzos aislados como este se inscriben dentro del mucho mas ambicioso proyecto Genoma Humano que al costo de muchos miles de millones de dólares identifió los 30.000 genes que controlan desde nuestra fisionomía hasta nuestros pensamientos mas profundos, y en el camino se supone que algún día quedara establecido que genes o combinación de los mismos son responsables de nuestra inteligencia.

Cuando ello suceda… el escenario futurista del principio de está nota será trivial y antes que ponernos a despotricar a favor o en contra de la clonación estaremos enfrentados a dilemas mucho mas dramáticos y conocidos -y bastante mal resueltos en sus ediciones previas.

3. Si algo puede ser hecho, debe ser hecho

Comenzamos nuestra fábula acerca de un mundo a fines del siglo XXI, en donde la clonación de personas -y no ya de meros órganos- se había convertido en la norma -y no ya en una posibilidad condenada de antemanos por legos, científicos y teólogos.

Obedeciendo una vez mas al mandato faustico de la modernidad, que indica que si algo puede ser hecho DEBE ser hecho los hombres de dentro de un siglo serían todos bebes de probeta –implantados, todavia no lo dijimos, en uteros reingenierizados de gorilas mujeres. Veamos ahora que problemas prácticos, y no ya solo morales en abstracto, traerá aparejado este escenario.

Porque si bien frente a la clonación hay todo tipo de respuestas, es cierto que atravesar las fronteras nosotros/los otros, tecnología/naturaleza siempre tiene sus costos y sus reservas. øO acaso en los años 50 los transplantes no eran pecado y tabú? Solo gracias a la intensa propaganda periodística del Daily Mirror inglés el parlamento británico autorizó los transplantes de córnea que se consideraban previamente moralmente repugnantes y contrarios a la naturaleza. Desde ese momento una segudilla de preguntas no dejo de repiquetear con dureza en los oídos de mas de uno, y esos cuestionamientos, dudas, pero también miedos, no dejaron de acentuarse hasta que la fabricación de bebes se convirtió en un negocio y un deber como insinuó nuestra fábula de ayer.

øEs un derecho de las parejas tener bebes geneticamente normales? øEs posible/deseable/imaginable testear in utero un embarazo y si el embrión tiene defectos genéticos graves como fibrosis cistitica, «terminarlo» (igual que a los replicantes de Blade Runner)? øY frente a enfermedades menos graves que igual reducen el tiempo de vida (cuando se haya descubierto que genes dispararan un ataque al corazón o un cáncer juveniles), habría que permitir que continuara el embarazo? øY cuando tengamos las terapias genéticas correspondientes las haremos funcionar durante la primer generación o permitiremos que se extiendan a las sucesivas? øY si después de todo lo propio de la vida es que la gente tenga distintas edades, uniformarlas -aboliendo a quienes desde el principio corren con desventaja- es saludable, justificable, «natural»?

Lo interesante del planteo de Wilkie en su notable artículo Genes R Us de donde sacamos la fábula es mostrar como en un área aparentemente técnica por naturaleza nos encontramos con planteos políticos que florecen por doquier. Porque todas estas preguntas y las decisiones correspondientes que emanan del intento de responderlas, nos enfrentan a un dilema tan viejo como la rueda: ødonde terminan los derechos individuales y donde empiezan los sociales? øque es del orden del individuo y los intereses particulares y en donde interviene (o debe hacerlo) el estado?

øøøQueeeee???? Las preguntas aunque trasnochadas son mas, que obvias porque si en un continuum insuturable queremos situar en una extremo al individuo y en el otro a la sociedad, no hay nada mas privado e individual que las decisiones de una o dos personas de tener descendencia y de tener acceso y control de su propio DNA. Eppurr el estado desde siempre ha legislado en estas áreas conformando una sociedad en función de la aplicación de sus leyes (defendiendo quienes son legitimos/bastardos, la legitimidad de los abortos médicos, la medicalización de las diferencias, etc).

4. Políticas de recreación de la naturaleza

Cada tanto -especialmente en la Argentina- escuchamos increíbles discusiones acerca de la homosexualidad como enfernmedad -siendo que para nosotros es tan solo una elección sexual. Pero si el estado decide que es una enfermedad (como también lo podría ser la infertilidad) entonces el mismo estado debe ocuparse de tratarla, paliarla, corregirla, etc. lo que supone el uso de los dinerillos publicos y convierte entonces a la elección sexual en una materia de Estado.

Con la clonación, las terapias genéticas y la selección artificial a futuro -tal como sucede en nuestra fábula preanunciada- estas cuestiones de la interferencia Estado/Sujeto se complican aun mas por la presencia del Mercado. Si hay tanta gente (especialmente laboratorios de todo tipo) esperanzada en el Proyecto Genoma Humano no es por mera beneficencia intelectual, o por el asombro aristotélico desinteresado tan infrecuente en estos días.

Es porque hay mucha plata en juego y por ello desde el vamos el proyecto Genoma Humano está atravesado por el cuestionable hecho del patentamiento de los genes. Ya produjo bastante escandalo en Inglaterra (aquí estas cosas serian pecadillos tan menores comparados con el lavado de oro, los aportes interempresarios y las coimas al por mayor) que directores de proyectos de investigación financiados por el Estado terminaran convirtiéndose en directores de compañias privadas de biotecnologia con lo que los dinerillos publicos terminan engrosando nuevamente las fortunas privadas.

La privatización de los genes podría ser el mas perverso legado de la mercantilización a ultranza de la sociedad contemporánea. La mcdonalización de nuestro patrimonio genético podría convertirse en un resultado supuestamente inevitable visto desde la fábula que contamos en el 2097.

Paremos la maquina que aun estamos en 2002. Todavía estamos a tiempo de decidir. O no elegimos y dejamos que todo funcione por «default» y el escenario tragi-comico de la fábula Gustavo/Valeria/Rosario se convertira en la salida inevitable, o nos tomamos en serio cuestiones relativas al control social de la tecnología, a la necesidad de comités de bioetica que actúen codo a codo con el estado y supervisen la investigación privada.Si no desacralizamos al científico, empezamos a tratarlo como el empresario que también es y lo sometemos a las regulaciones que aquí no abundan, entonces esta alternativa sería una entre las posibles (probablemente la menos deseable) y la historia podrá ser reescrita para que en el 2097 el sudor, el azar pero también la equitatividad y una distribución mas igualitaria de los medios genéticos, generen oportunidades menos estrambóticas y decididamente mas democráticas que las aqui entrevistas.

Lo peor que puede pasar con el tema de la clonación, la ingeniería genética y las tecnologías reproductivas es gastar todo el tiempo del mundo en discutir cuestiones de principio, porque mientras tanto el reloj funciona, los intereses del mercado mandan y la política de los hechos consumados termina ganando.

Lo que debe pelearse a muerte es la eventualidad de la privatización de los juicios acerca de la moralidad y la aceptabilidad ética de las nueva tecnologias. Sabemos de la falacia de sostener que el consumidor es quien decide con su voto de compra acerca de las bondades de los productos y del modelo de sociedad en el que vivimos. Mucho peor seria el caso en que el producto que se vendiera fuesen seres humanos a medida, mecanismos biotecnologicos sometidos al deseo (muchas veces paranoico) de padres excesivamente ricos (tal como se entreve en la película Inteligencia Artificial, a pesra de su confusiŽn dramática) .

En el caso de la FIV este estadio ya se ha alcanzado y vemos una mezcla de aberración y delectación en la exploración de los extremos. Rápidamente vamos en la misma dirección en el caso del patentamiento del DNA. La vida humana y el futuro del DNA es demasiado importante para dejarla en manos de los científicos (especialmente de los devenidos empresarios). Las decisiones de interés publico deben confirmarse y ampliarse en los lugares en donde esta se forma (opinión publica, órganos parlamentarios, asociaciones de científicos, ligas de consumidores, partidos políticos) y de ninguna manera puede dejarse en manos de gurues esclarecidos, de comerciantes inescrupulosos o incluso de un manto de critica distante y principista -como muchos veces sucede en las palabras eclesiásticas- que a lo mejor pacifican el espíritu y aquietan dudas virtuales mientras el monstruo de la realidad de seres humanos a medida avanza por dentro.

Publicado enVirtual/Artificial

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