Hace no mucho se filmó una publicidad en la cual un equipo de no videntes jugó al fútbol contra jugadores de la selección argentina que voluntariamente se habían vendado los ojos. El resultado fue trágico para el equipo de Bielsa que perdio por una monstruosa goleada. 11 a 1 en una ocasión y 7 a 0 en otra.
Los jugadores del seleccionado no solo aplaudieran la maestría de sus contendientes, sino que sintieron en carne propia lo que es la experiencia de la discapacidad. Y para un país y grupos humanos como los nuestros, en donde la suerte de los demás en general importa poco y nada (como lo demuestra la casi ausencia total de políticas estatales para ayuda de los discapacitados) ese momento será inolvidable para siempre.