Levantarse para tomar estos malditos aviones que parten a las 6 de la mañana no es tarea simpática. Siempre se corre el riesgo de perderlos y arruinarse el día, de fallarle al amigo que organiza estos eventos, y sobretodo de complicar reuniones que cuesta mucho organizar, y que al final no son tan buen negocio para los organizadores y que no tienen back-up.
Tomándonos en solfa a la filosofía y en serio a todo lo demás