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Día: 14 enero, 2004

Un poeta inglés nada oficial

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Todavía me sigo maravillando de esa obra única que fue La enciclopedia de la Ignorancia compilada por Miranda Weston-Smith y Ronald Duncan (Pergamon Press, 1977). La moraleja de esa anti-enciclopedia es clarisima. Sabemos mucho menos de lo que creemos. Conocemos mucho menos de lo que necesitamos. Pensamos mucho peor de lo que deberíamos. Por ejemplo… de poesía. Yo no se nada. Y de poesía inglesa conozco menos que menos. Y seguramente vivo peor (aunque no lo acepte ni reconozca) debido a esta ignorancia. No conozco nada de lo que poetizaron Kathleen Jamie, David Dabydeen, Susan Wicks, Ian Duhig, Robert Crawford -todos miembros de la joven generacion poetica inglesa de los 90, y tampoco sabia que en Inglaterra hay un poeta oficial -dedicado a ensalzar de oficio a la Casa Real- que se llama Andrew Motion y menos que menos sabía de la existencia de Simon Armitage . Simon tiene 40 años, estuvo a fines del año pasado entre nosotros, empezó su carrera siendo funcionario del Departamento de Libertad Condicional en Manchester, y se hizo mundialmente famoso con su reciente libro, Haciendo tiempo, que fue escrito para el Proyecto Milenio del Channel 4 y fue publicado por Faber, en Londres. Lo fascinante de Armitage es que escribe con sintonía política en vena poética. No hace proselitismo ni poesía social. Para el la poesía gira sobre una actitud, un estilo. Desde la ventana del Sheraton y mientras miraba la Villa 21 estaba embarcado en una nueva versión, de Sir Gawayn y el Caballero Verde, el poema en inglés antiguo del siglo XIV. Otro trabajo que hace después de la experiencia en televisión de Killing Time es poner poesía en películas documentales. Ya mismo me pongo a leerlo y ojala lo conozca algun dia

Entrevista con Andrew Graham-Yohool

Los juguetes «naturales» de madera

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Cuando era chico no jugué mucho con los caballos de madera, y mi torpeza motora me inhibió para el meccano (mecánico antecedente del Lego) o los avioncitos de madera balsa. Pero cuando fui mas grande todas esas experiencias mal habidas fueron re-pasadas por el tamiz del lenguaje y del texto especialmente al leer Meditaciones sobre un caballo de juguete uno de los textos seminales del conocido historiador del arte Ernst Gombrich (1909-2001) . Para Gombrich el palo de escoba con cabeza de caballo no era una imagen del caballo, ni un pintura ni siquiera su substituto. Su caballidad no le venía de su ser signo o representante, sino de permitir ser cabalgado, el tertium comparationis de un símbolo y su objeto no era una forma externa sino su función. El caballito de madera funciona gracias a un proceso de estilizacion donde mediante una abstracción gradual el objeto puede mutar en un signo. Procedimiento análogo a la ritualizacion del comportamiento por medio de los cuales el accionar animal y humano se convierten en signos a través de la evolución filogenetica y cultural. Por esos extravíos del lenguaje a los juguetes de madera ahora los llamamos naturales. Mientras el plástico -y no solo en las muñecas- trabaja y avanza. Hay alternativas en Mi pequeño Puercoespin (Uriarte 1308) y en Jopajapa (Gurruchaga 1660). Claro en Palermo Viejo ¿un barrio hoy de plástico o de madera?

Tocar madera Por Sonia Santoro
Asociación La Nube Infancia y Cultura