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Día: 27 enero, 2004

El objetivismo extremo de Joaquin O Giannuzzi

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“Lunes con un montón de poesía inconclusa / y un racimo de uvas en plena caída. / Hoy nada ocurrirá fuera de aquí; / hay un embrollo abajo cuya finalidad no alcanzo; / en el centro de la multitud la vida / se ha hecho un juego donde es peligroso entrar. (…) Vomito por la ventana hacia el campo social, / contribuyo a la confusión, demoro el desenlace; / nunca me hubiera creído una existencia tan disolvente”.

Otra vez. El hombre casi vivió 79 años y hasta hoy no habia oido hablar jamás de él. Conclusión obvia. Pasa el tiempo y cada día soy mas ignorante. Conclusion mas obvia aun, nos creemos vivos y somos unos gansos. Conclusion menos obvia, ¿quienes se van a ocupar de detectar en viva lo que lloramos una vez muertos, avisándonos en algún tiempo prudencial. Conclusion aun menos obvia que la anterior, ¿cómo reconstruimos argentinidad cuando la pavada verangiega se ha instalando como horizonte de toda reflexión o mal entendimiento posible? Pero en este caso por suerte, a diferencia de otros indistinguidos en vida, el hombre habia tenido su reconocimiento: Primer Premio Fondo Nacional de las Artes, Primer Premio Municipal de Poesía y Primer Premio Nacional de Poesía. Fue uno de los pocos poetas argentinos que logro ver su obra completa publicada: Nuestros días mortales (1958), Contemporáneo del mundo (1962), Las condiciones de la época (1967), Señales de una causa personal (1977), Principios de incertidumbre (1980), Violín obligado (1984), Cabeza final (1991) y Apuestas en lo oscuro (2000). Con el ya son cinco los grandes poetas argentinos contemporaneos que s ehan ido del otr lado: Edgar Bayley, Roberto Juarroz, Olga Orozco y Amelia Biagioni, y ahora solo quedan vivos Leónidas Lamborghini y Juan Gelman.

Referencias en Google al poeta 1220
Anti-rincon del vago Giannuzzi en el Broli argentino

Entrevista en la Voz del Interior

Algunos poemas

La inteligencia no vive más que en la apertura a lo que resulta incómodo

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Lo sabemos desde hace bastante, de cuando hace unos años rozamos con la yema de nuestra mente algunos párrafos salientes de La Critica de la Razón Cínica, para aun hoy postergar su lectura integral. Pero basto que nos arañáramos con Esferas en Madrid en mayo pasado, para reconfirmarnos que Peter Sloterdijk es un pensador que no tiene rivales (ni Zizek ni Virno, ni Virilio ni Baudrillard le llegan a la suela de los zapatos). Cada una de sus sentencias como esta: La inteligencia no vive más que en la apertura a lo que resulta incómodo es una guadaña que nos saca del sueño dogmático. En una cortisima corta publicada ayer por Radar extractada de Experimentos con uno mismo, Editorial Pretextos, Barcelona, 2003, Sloterdijk nos pasea con maestría por la inversión de polaridades y corrientes que ha llevado a que lo ligero de la izquierda encarne en la derecha y que lo gravoso de esta hunda cualquier aspiracion del cambio de aquella. Encima nos mata el punto de la red al insistir en que todos esos nuevos maníacos amigos de la conexión a la red que nos quieren endosar los ordenadores personales y las autopistas de la información (es decir nosotros mismos Muñoz como le dijera celebremente Sabatarelli a su mentor en un dialogo antológico e inolvidable por lo absurdo) no hacen otra cosa que travestir algunas motivaciones clásicas de la izquierda utópica en su comercialización mercantil: el aligeramiento revolucionario a través del monitor del ordenador. Sin seguirlo tan al pie de la letra, el hombre igual nos lleva de las narices con donaire y nos obliga a olvidar casi todo lo que profesamos en pos de algo menor y mas estremecedor.

Extracto de Experimentos con uno mismo.

La red Sloterdijk

Breve reseña de Esferas en frances

El pasado de Alan Pauls

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El ejercicio es continuo y con el paso del tiempo exige mayor precisión y contundencia. ¿Como deducir a partir de una contratapa y de un prologo, de alguna nota a pie de pagina y de un rápido escaneo de la bibliografía, que tal obra merece ser comprada, leída, recomendada y merece convertirse en patrimonio de las escasas lecturas que pueden afrontar nuestra paciencia y deseo? Esta vez le toca tal destino afortunado a El pasado de Alan Pauls (Buenos Aires, 1959) que gano en noviembre pasado el premio Herralde 2003. Pauls ha enseñado teoría literaria en la universidad, ha sido guionista y crítico de cine y actualmente trabaja como periodista en Radar, suplemento dominical del diario Página 12. Lo vi varias veces en televisión y lo escuche en alguna charla y siempre me gusto. Invirtió 5 años para faenar este tour de force por el cual gano la bicoca de 18.000 euros. La anecdota no e slo de menos: Después de trece años de amor, Rímini y Sofía se separan. Para él, que ya ronda los 30, todo vuelve a ser nuevo. Pero su relación con Sofía no ha muerto, ha cambiado de forma. Y cuando vuelve y lo sorprende, emboscándolo en un recodo oscuro, el amor tiene el rostro del espanto. Sofía reaparece una y otra vez en su horizonte para reconquistarlo, martirizarlo o salvarle la vida. Así, Rímini va hundiéndose en un abismo de pesadilla o de comedia y su calvario sufrirá un vuelco inesperado cuando conozca a las Mujeres que Aman Demasiado, una célula terrorista emocional liderada por Sofía.

Entrevista a Alan Pauls

Semblanza en La Razon de España