La historia de Cardenio y de porque la comedia es mas divina que la tragedia
William Shakespeare leyó El Quijote y escribió una obra basada en la obra de Cervantes llamada Historia de Cardenio. ¿Que bárbaro no? No se me ocurre ningún parecido actual, una fuerza de la ecología de las ideas que pudiera sumar en el momento del esplendor al mas grande de los novelista contemporáneos (¿alguno después de Joyce?) y al mas grande de los dramaturgos contemporáneos (¿alguien después de Ibsen o Brecht?).
Lamentablemente como en las mejores novelas detectivescas nunca sabremos -aparentemente- que salió de aquella primera conjunción entre Shakespeare y Cervantes por cuanto dicha obra si es que existió -y hay suficientes indicios para suponer que si lo hizo- se perdió para siempre.
Tan contemporáneos fueron los dos grandes de las letras universales que murieron con 10 días de diferencia a fines de abril de 1616. Shakespeare había leído la traducción que Thomas Shelton hizo del Quijote apenas 4 o 5 años antes. La traducción fue un éxito tremendo y a Shakespeare le interesaron especialmente las novela intercaladas -mas concretamente una de ellas llamada precisamente Historia de Cardenio.
Hay registros de que la compañía de Shakespeare presentó una obra con ese título en 1613, y todavía 40 años mas tarde la misma fue depositada para publicación, pero por algún extraño avatar -que todavía despierta ínfulas detectivescas en nosotros casi 4 siglos mas tarde- nunca se publicó y todavía la seguimos buscando.
Conversaciones imaginarias que bien pudieron haber tenido lugar
Parece que muchos no pueden sustraerse a ver que salió de la fusión de los talentos del mayor novelista con el mayor dramaturgo de todos los tiempos.
Si de especulaciones se trata, y sabiendo lo difícil que es anticipar como será leída la tapa del diario de esta mañana y mucho mas un texto de ficción, imaginarse como leyó Shakespeare a Cervantes es casi tan inútil como seguir buscando ese hipotético manuscrito perdido.
Quienes se ocupan de estos shosetsus (releer nuestra editorial del Interlink Headline News nº1521 «Shosetsu o acerca de conversaciones imaginarias que bien pudieron haber tenido lugar») suponen que Falstaff puede tener algo de Sancho Panza y que el rey Lear puede deberle algo (bastante) a El Quijote. Pero ello no dice nada acerca de los hipotéticos avatares de los personajes de la «Historia de Cardenio».
Carlos Gamerro en una nota publicada en Radar insiste en que Shakespeare era ademas de autor, productor y actor, y que seguramente lo que rescató de los personajes de Cervantes fue su carácter popular y su utilidad para hacer negocios antes que cualquier otra cosa.
Como cuadra a todo critico literario, Gamerro repasa la historia de Luscinda y Cardenio, insiste en el carácter pusilánime de Cardenio, y sostiene que seguramente Shakespere se desprendió de la pacateria española que obligo a Cervantes a casar a los inteligentes y sensibles con los tontos, y seguramente prefirio una resolución de piolas con piolas y de salames con salames.
Por si fuera poco complicado lo que pudo hacer Shakespeare, en el curso de la novela de Cardenio se lee en voz alta la historia del curioso impertinente. Esta es una enrevesada trama donde alternan permanentemente la realidad y la fantasía de un modo mas complejo y sutil de lo que incluso el propio Shakespeare haya practicado.
¿Que pudo haber salido de todo esto? Sobretodo si recordamos que esa historia perdida de Cardenio debió haber sido escrita por Shakespere en colaboración con John Fletcher, quien a los 33 años estaba en su plenitud. había roto su asociación literaria con Francis Braumont, y llego a Shakespeare cuando este contaba 47 años y estaba al final de su carrera (¡que carreras cortas y consistentes my god!).
Enrevesados galimatías
Los avatares de Fletcher que sobrevivió a Shakespeare 9 años merecen un estudio por mérito propio. No por nada el coautor de la perdida Tragedia de Cardenio uso a Cervantes en no menos de 13 de sus obras y los temas que lo obsesionaban (los mismos que a Shakespeare y a Cervantes) eran la tensión entre lealtad y la traición, la pugna por un objeto deseado que en la vida es la obra y en la obra frecuentemente es una mujer.
En la historia ha habido dos intentos entusiastas de dar por reaparecido al manuscrito. La primera sucedió en 1727 de la mano del dramaturgo y editor de Shakespeare Lewis Theobald que terminó siendo un enorme fiasco.
Mas sutil y cientifica fue la prueba aportada -ayer nomas- en 1994 por el grafologo Charles Hamilton, que insistio en poder comparar palabra por palabra la grafia del supuesto manuscrito con las del propio testamento de Shakespeare. Como bien se rieron los críticos, de ser ambas letras las mismas, podrían corresponder sin dificultad a un amanuense que hubiese copiado ambas. Además la obra exhibida con el nombre del bardo inglés parece un panfleto.
Curiosamente este refrito inventa una historia que mas que contar de nuevo la de Luscinda y Cardenio parecería estar reescribiendo la del cadáver de Eva Peron regalándonos de paso la ilusion de que Shakespere ya había anticipado literariamente estas fantasía hace 4 siglos.
Gamberro cree que difícilmente se encuentre el manuscrito. Y sugiere que este desaire de la historia puede resultar provechoso, ya que muchas veces la combinatoria de plumas insignes da un resultado bastante inferior al de cada una original y aisladamente.
Curiosamente después de una larga nota indagando en una perdida, su autor da una serie de referencias a historias mas que interesantes mostrando como, casi siempre, la suma de dos genios literarios dio como resultado un resonante menos.
La vida es una copa de sufrimientos
Resulta interesante anoticiarnos de que Anthony Burgess en Encuentro de Valladolid da una visión de un hipotético encuentro entre los dos genios que resalta mucho mas a Cervantes que al isabelino. En ese dialogo inexistente Cervantes trona que Dios es un comediante. La tragedia es humana, demasiado humana. La comedia es divina.
Cuando Proust se encontro con Joyce lo único que sacaron en limpio fue su gusto compartido por las trufas. En cambio Shakespeare leyó bien a su Cervantes y en los últimos años no escribió tragedias. Fue -como el propio Verdi- despierto y lucido como para reconocer que la vida es una copa de sufrimientos que hay que beber hasta el final para encontrar en un fondo -bien profundo- la cara de un Dios misericordioso.
En vez de anteponer en una lucha a muerte al principio de realidad con el de placer o al de la vida con el de muerte, los personajes de las ultimas obras de Shakespeare (no ya tragedias sino comedias pastoriles) están presididos por el espíritu de reconciliación.
Gamberro se pregunta pertinentemente si este viraje en la obra de Shakespeare que se produce en Pericles de 1608, se debe al aire de los tiempos que esparcia mas alla del continente los memes cervantinos. Es bastante probable que así haya sido.
¿Que pensara de todo esto Harold Bloom un apologista a muerte de la invención de lo humano a manos de Shakespeare?, ¿Llegara el momento que podamos decir que Shakespeare y Cervantes unidos jamas serán vencidos?
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