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Día: 4 febrero, 2004

El negocio de las devastaciones narcisísticas

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Duro lo que un suspiro, ¿que es después de todo una lustro en la historia? Durante 2.000 día pudimos entrar a USA con un visa waiver y creernos privilegiados. Formábamos parte de esa elite de 26 países (la mayoría anglófonos o de la camada inicial de la UE) que podían supuestamente entrar a USA como Pancho -aunque no Villa- por su casa. Pero se acabo lo que se daba. Ahora todos -desdentados cartoneros o ilustres profesionales de la clase media por igual- somos sometidos a interrogatorios mas o menos sutiles, absuicos o directamente discriminatorios por oficiales consulares, o -si nos toca el paraíso de Icana- por ex maestras de ingles devenidas escrutadoras ideológicas. Algunos -con mas sentido de humor que nosotros- como los brasileños reaccionaron a este manoseo haciendo el suyo propio, un cargada al por mayor. Pero al menos pusieron el dedo en la llaga. Todavía no tenemos que pasar por las bravuconadas de Maximiliano de Habsburgo, emperador en México durante la ocupación francesa, que obligaba a los visitantes a humillarse viendo deformada su imagen en espejos. Como bien dice Silvia Bleichmar -una de las transversales que piensa bien en este país como su Dolor Pais del 2002 testimonió- dicha sala no tenía por objeto provocar la risa de quienes por allí circulaban sino producir en su espíritu una devastación narcisística. Preparar al visitante para que se sienta nada ante el otro, para que todo resto de dignidad que guarda, de autoestima que preceda al encuentro, sea minado por la perturbación que atraviesa quien se siente portador de una imagen simiesca es el objetivo. El interrogatorio del consulado nos ablanda, el agente aduanero en USA nos termina de amansar, cuando finalmente pisamos las calles de Nueva York nuevamente nos sentimos mas que nunca privilegiados/expropiados. Lamentable forma de llegar al paraíso de la libertad cuando esta se ha convertido en un fantasma evanescente

Trámite de la identidad perdida Nota de Silvia Bleichmar en Clarín

Sitio oficial de Silvia

Entrevista

Picasso y las mujeres

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Paula Izquierdo escribio Picasso y las mujeres (Belacqua, 2004) para mostrarnos como y porque el genial andaluz ejerció todo su poder y todo su desprecio con sus trece esposas, novias y amantes, todas las cuales pasaron por el lienzo, y luego fueron destruidas en carne y pintura. Para Pablo Picasso, las mujeres eran unas máquinas de sufrir. Si hay algo que determina la personalidad de Picasso -segun la autora- es su afán ilimitado por experimentar, no sólo con la pintura, sino también con el ser humano. Sobre todo si éste tenía forma de mujer. Ni la tesis es nueva, ni faltan antecedentes, incluso retrospectivas fascinantes que ya recorrieron ese espinel, dejando poco espacio para la novedad. A menos que… barruntemos bastante burdamente alguna explicacion sociológica reduccionista de esta dialéctica Arte/Mujeres/genios. Porque en realidad la hipótesis fuerte de Izquierdo, es que Picasso mantuvo este tipo de relaciones con sus esposas y amantes dentro de un contexto de principios de siglo XX en el que las mujeres dependían mucho de los hombres y en el que él tuvo un trato brutal con sus parejas, pero ellas también lo permitieron. Lo que es seguro, agrega, es que hoy, Picasso no hubiera podido tratar así a las mujeres, habría tenido que buscar otras estrategias de seducción más allá del maltrato y la destrucción. ¿Asi de fácil es la cosa?

Nota de Héctor Pavón en Clarin

Editorial del Interlink Headline News nº 1960 ss acerca de la tortuosa relación entre Picasso y sus mujeres.

Picasso un cretino genial

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El arte japonés de decir que si pensando que no

Vi los dos tomos en una mesa de la librería del Museo Picasso de Barcelona varios años atrás. Pero no me a atreví a cruzar el Atlántico con tamaño lastre. Seguramente irían a parar junto a mis miles de libros a algún rincón inaccesible de mi casa, para no leerlos jamas. Y a lo mejor no me equivoqué.

Subsanando parcialmente mi omisión su autor John Richardson (Londres, 1924) decidió regalarnos una muestra de los tesoros escondidos en esas centenares de paginas en una nota publicada en El País Semanal de los domingos aumentando tan solo el apetito por volver a entreverarnos en la vida de este catalán tan genial como jodido.