Inexplicable, molesto, incomprensible. Venia dándole duro y tupido a mi primera editorial de este nuevo viaje, y de pronto se me borro todo lo que había escrito laboriosamente. No se si habrá sido como en la histórica tecla delete que tenían las Apple II en sus comienzos, pegada a la de apagar, lo que causaba naufragios como este que me acaba de ocurrir, o de alguna ignota instrucción disparada por una combinación de teclas que ignoro, lo cierto es que mi editorial que combinaba algunos datos acerca de la salida de Buenos Aires en un inaugural vuelo de un Boeing 747/400, y mis primeras reacciones a una perla que estoy leyendo, se perdieron para siempre en el mar de los bits ignotos.
Tomándonos en solfa a la filosofía y en serio a todo lo demás