Porque Fidel no lo quiere a Quino y porque Saramago no entiende nada ¿o si?

Todos tenemos fresca la famosa opción darle al Cesar lo que es del Cesar y darle a Cristo lo que es de Cristo. Todos queremos a Quino. Muchos queremos a Fidel. ¿Podemos querer a Quino y a Fidel al mismo tiempo? Por de pronto Fidel no lo quiere a Quino Hay dos tiras de Mafalda en las que se habla de él y no le han caído muy bien. Cuando Quino fue por primera vez a Cuba le pidieron explicaciones al respecto.

Fidel, que es famoso por su memoria, cada vez que lo ve, le pregunta: ¿Quién tú eres, chico? Lo ignora completamente. La gente que le van presentando le va preguntando: ¿Por qué en esa tira de Mafalda tú dijiste que el Comandante era un cretino? Otra vez en una recepción oficial a la que fue invitado, se había tomado dos mojitos enormes antes de que llegara el Comandante. La cosa es que cuando llegó, le dijo Tú hazme todas las caricaturas que quieras. Y pegándole con el dedo en el pecho, le aclaró: Siempre que no me hagas contrarrevolución porque si no te tengo que poner preso.

Claro Quino, nunca entendió qué es hacer contrarrevolución. (Ver la entrevista completa) Pero los contra cubanos, financiados por el Tio George lo entendieron mas que bien cuando hace poco mas de un año quisieron desestabilizar definitivamente a Cuba. La movida se paro con la mas cara e intragable de las monedas, los fusilamientos.

Todo los ex-amigos de Fidel se le pusieron en contra , incluyendo al propio Saramago. En una interesante entrevista que le hiciera hace tiempo Miguel Bonasso Fidel explico que Era una cuestión de vida o muerte. La ola represiva en Cuba desató repudios en todo el mundo, incluyendo el hasta aquí llegué de Saramago?

Para Fidel, Saramago que es un buen escritor no entendió una sola palabra de las realidades que viven Cuba y el mundo. El no es el único que se opone a la pena capital; a millones de compatriotas también les desagrada, pero ni uno sólo tuvo la menor vacilación ante la alternativa que conocen muy bien. El debió expresar su desacuerdo, pero no debió pronunciar ni una sola palabra que alimente la agresividad del gobierno de Estados Unidos contra Cuba, ni ofrecer argumentos que recibe con delicia el brutal sistema imperialista que pretende justificar una agresión contra Cuba. Algo más preocupante, Saramago, y algunos otros que hayan actuado de buena fe parecen ignorar por completo que el planeta marcha aceleradamente hacia una tiranía mundial nazi-fascista. Con toda seguridad pienso que se dejó llevar por un arranque de ira y contrariedad que le obnubiló su capacidad de razonar. Algo más, tal vez un rasgo pasajero de autosuficiencia y vanidad, nada extraordinario en un buen comunista acostumbrado durante muchos años a la calumnia y la diatriba, que ha sido de repente elevado al olimpo de un Premio Nobel.

En definitiva Fidel asegura compartir la repulsa filosófica contra la pena capital, pero sostiene que fue necesaria para quebrar una ola de secuestros de barcos y aviones planeada para crear una crisis migratoria que sería el pretexto de un bloqueo naval que conduciría inevitablemente a la guerra.

La lectura completa de la entrevista muestra a un polemista feroz, a un historiador del presente mejor informado que ninguno, a un estratega de la política y a una oreja que registra los temblores de mundo con una sutileza y un detalle que se nos escapa.

¿Justifica esto los fusilamientos? ¿Tiene razon Fidel en contra de Saramago o de Quino? ¿Estamos mezclando como siempre la biblia con el callejón? No lo creemos. pero la condena fácil, la búsqueda del voto pro-norteamericano y la mafia del pago de la deuda están todos demasiados apilados unos con otros como para no tener que respirar y repensar de nuevo estos episodios insidiosos, pero para nada lineales.

Podemos estar filosóficamente en contra de las muertes, de cualquier muerte, pero mientras mucha gente muere por no actuar o por dejar hacer. Lo raro no es que haya muchos que puedan cuestionar los fusilamientos, lo raro es que esos mismos que los cuestionan no cuestionan los fusilamientos que fueron las invasiones a Afganistán o Iraq.

Otra vez las discusiones están demasiado polarizadas y las antinomias de la razon se repiten a diario como para poder desoldar los intereses del conocimiento del conocimiento de los intereses.

Insisto Habermas y la filosofía tradicional -de Kant hasta nuestros dias- no nos ayudan un ápice a entender porque Fidel no lo quiere a Quino y porque Saramago llego hasta ahí. Habrá que recurrir a otras categorías y otros impensados para salir de ese pantano donde la barbarie y el lucro sin fin nos han estacado.