Una máquina de engendrar fantasías
Hay espectáculos o eventos que uno no querría perdérselos por nada en la vida. Aunque a veces no queda otra porque la geografía o la economía nos son adversas -y en nuestro universo postconvertibilidad ambas restricciones se suman en forma de impedimento casi tan feroz como la burocracia.
Entre ese puñado de imperdibles convertidos en deseo están evidentemente algunos musicales de Broadway, el bautizo en Disneylandia, el primer contacto con los iconos urbanos mayestáticos de la modernidad (la Torre Eiffel, la Estatua de la libertad, el Big Ben) y quien sabe alguna de esas maravillas que tapizan los libros Guiness de geografía (Coliseo, Taj Mahal, etc).