Quedo pendiente un debate. El disparado por Torcuato di Tella cuando desde la tilingueria que lo caracteriza -y sin haber movido un dedo en casi un año para apuntalarlo- se desprendió de Horacio Salas en la Biblioteca Nacional como si de un okupa se tratara, cuando el mismo lo había sentado a su diestra divina.
Que la Biblioteca Nacional está en catástrofe permanente, y que su inauguración casi un cuarto de siglo mas tarde de lo debido muestran la anemia e inerme situación que la cultura juega es nuestro país es mas que sabido. Y sobre llovido mojado.
En un gesto inédito -porque el Presidente salvo casos ocasionales como el PAMI no ha cambiado a un solo funcionario de fuste en casi un año- la Biblioteca Nacional va por su segunda vuelta. Ojalá esta vez tengamos mejor suerte. Ello dependerá basicamente de que Torcuato di Tella gestione, y de que el presidente -como bien dice Beatriz Sarlo en la crónica adjunta – apoye explícitamente el valor material y simbólico de la Biblioteca nacional.
La reciente designación Elvio Vitale -fundador de Ghandi en los 70 en México- pero sobretodo de Horacio Gonzalez uno de los buenos y escasos pensadores que tenemos presagia quizás mejore tiempos para la biblioteca, para la cultura, para la sociedad y para el consumo de bienes simbólicos en general.
Pero no se trata de pontificar -ni de criticar- en abstracto. Sino de darle al Cesar lo que es del Cesar y a la Cultura lo que es de la Cultura. Como bien dice Beatriz Sarlo en la nota que una de los mejores logros que tuvo Francisco Delich durante su tenida en la Biblioteca como Lord Mayor fue haberle cambiado grandemente el sesgo y sacarla del consumo patricio vecinal y del uso de estudiantes de la zona convirtiéndola en una guarda del tesoro patrimonial argentino.
Ello le costó manifestaciones en contra y sobretodo un abrazo de los usuarios privilegiados de la Biblioteca que como de costumbre confundieron la localización del inmueble con un derecho adquirido de los pudientes.
Nuestra reciente visita a Colombia nos demostró como las Bibliotecas Mayores enquistadas en barrios precarios juegan un papel de difusion y de integración que la Biblioteca Nacional por su emplazamiento, envergadura -y por la existencia de muchas otras municipales, populares y locales que pueden hacer ese servicio mucho mejor que ella- no tiene porque realizar.
Pero la discusión mas de fondo es muy otra y tiene que ver con el valor de la cultura, con el rol de los intelectuales, con las estrategias delconocimiento, con las dudas y las promesas que no llegamos a entender de la sociedad de la información, con los nuevos alfabetismos, con el cierre de la brecha analógica -que no la digital- y con mil y otras discusiones postergadas que difícilmente la figura de Nacha Guevara en si misma logre revertir. Y que lamentablemente no se dan en el seno de la Universidad y mucho menos en los foros y debates públicos que generalmente rebuznan academicismo y para nada engarzan en las preocupaciones cognitivas y de socialización en nuevos modos de comprensión que exigen los adolescentes y que debería ser el objeto de preocupación frente a los 4 millones de estudiantes secundarios que saldrán durante los próximos 10 años de las aulas argentinas. (Una propuesta interesante de rejerarquizacion de la Secretaria convertida en Ministerio disparada por Mempo Giardinelli).
En una nota publicada hoy en La Nacion Alieto Guadgani se queja desconsoladamente de la baja calidad educativa, de su escasa productividad y de su difícil articulación con las demandas sociales de las que hace alarde la Universidad Argentina.
Atiborrada de alumnos que tardan añares en recibirse, con solo 4 de cada 100 ingresantes que se reciben, sin medios, sin docentes full-time, enfrascada en sus rencillas internas y con una difultad enorme para el aggiornamiento de sus programas y la actualización de sus problemáticas, el caos y la crisis de la universidad esta ligado al destino de la Biblioteca y al debate frustrado acerca de la cultura.
Es probable que la bocanada de esperanza institucional que la asuncion, pero sobretodo la invención de la politica, por parte del presidente Kirchner, el nombramiento de nuevos funcionarios en la Biblioteca Nacional y en el Fondo Nacional de las Artes así como la fuerza de numerosos movimientos y realizaciones para- o contra-institucionales reviertan estas tendencias endémicas y nos ayuden a despertar de nuestro sueño dogmático.
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