Hay gente a la que uno le pierde la pista. A la que se la encuentra cada tanto de refilón o -casi por casualidad. Es el caso por ejemplo de Roxana Bassi a quien vi por última vez hace año y medio en el lanzamiento de Links, pero con cuyo marido estuve recientemente en una entrevista que me hizo para el programa de Majul en la sede de educ.ar.
Informantes como Alejandro Prince y Laura Serra me comentaron que hace poco tiempo estuvieron en casa de Roxana y su marido en su PH reciclado de Belgrano -donde también habitan su perro Chorritud y sus gatas Gatilla y Mau- degustando opípara cena, y que Roxana se iba a algún lugar ignoto del planeta por razones no menos ignotas. Hoy hojeando Pagina/12 encontré por fin donde estaba Roxana. Trabajando en Kabul, Afganistán para la ONU reconstruyendo ese malhadado país como bien lo explica Mariana Carbajal en «Una argentina trabaja en la reconstrucción de Afganistán Roxana, de Belgrano a Kabul»
Como corresponde Roxana -que es ordenada y sistemática, productiva y puntillosa- como buena ingeniera de sistemas que salió entre otras cosas, lleva su diario digital en Kabul. Hoy va por el día 35 de los 180 que pasará en ese país con intermitencias de una semana cada 45 días. Felicitaciones Roxana. Como bien decís en la nota haberte convertido en voluntaria -poca paga, muchas exigencias y sobretodo un ejercicio en ascetismo emocional tremendo- seguramente te rediseñarán ontológicamente para bien.
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