Como espectáculo fue dantesco. Otra que infierno en la torre. Fue infierno en el supermercado y se achicharraron mas de 400 paraguayos. Las razones fueron variadas y es probable que todas deban sumarse: irresponsabilidad y falta de habilitación; insania por parte de los guardianes, impericia por parte de los dueños, etc.
Pero lo que no se me había ocurrido hasta que el psicólogo Gervasio Noailles me lo explico en A partir del incendio del hipermercado en Paraguay. Encerrados del lado de afuera es que en realidad lo que el fuego consumió fue una extraña inversión en una capacidad que se ha declaro definitoria de toda identidad de bien en el tercer milenio, la de consumir.
Porque los achicharrados habían sido consumidores de bien hasta pocos minutos antes de que se iniciara el incendio. Pero este no solo los incinero tanto a ellos como a su plata, sino que en un mismo gesto simbolico-real los deprivo de su justificación en cuanto ocupantes de ese espacio, a saber como consumidores. Se los encerró y carbonizo porque ya no valían como consumidores
La novedad marcada por Noailles es que por rara vez los no-consumidores quedaron del lado de adentro de las puertas y murieron devorados por las llamas. Ya que en general son millones los excluidos de la condición de consumidores precisamente porque plata para pagar no tienen. Y la buenisima-horrible pregunta que se hace el autor es ¿si es más responsable quien deja que cientos de personas sean consumidas por las llamas que quien deja que miles se consuman de hambre?
Nuestra pertenencia al mundo del consumo es tan frágil que una chispa (o una hecatombe como la salida traumática de la convertibilidad) destruye la diferencia y nos devuelve al polvo y el desprecio que significa no poder consumir
Quien penso esto con agudeza fue el brillante filosofo italiano Giorgio Agamben, quien plantea que la esencia del campo de concentración es la extensión a una población civil entera de un estado de excepción.
Gran parte de la población se han convertido en homo sacer es una figura del derecho romano; se traduce por sacrificable, matable (quemable). Millones de personas dejan de tener derechos de ciudadanos (al trabajo, a la salud, a la educación), pasan a ser homo sacer, son matables. Por lo tanto, en caso de que mueran de hambre, de enfermedades curables, en caso de que vivan en condiciones de pobreza extrema, nadie es responsable de ello. Otra vez la pregunta/respuesta de Noaille suena atronadora ¿Cuál es el delito que han cometido y que los convierte en matables?: no consumir.
Otras referencias al mismo articulo de Agemben en Carlos Fazio Guantánamo La Jornada 6 de diciembre de 2003
R Cristiani Debate grupal
Me gusto mucho leer el articulo. Casualmente mi interes es profundizar en este conocimiento del sapiens que no demostramos serlo.
Vivo en Cafayate, Salta, lejos de donde atiende Dios. De Genius, menos o nos abandono al cruzar no se que balla.
Sera mis 61. Me considero un luchador o accionador popular y creo que estos conceptos que ustedes desarrollan son hoy de gtan valos en la tarea de hoy dia.
Un abrazo.
Tito Ripodas.
Si bien llenoel codigo, mi intension no es publicar, sino convocar a Dios o a Genius a los Valles Calchaquies.
El detalle que señala el Señor Noailles es dramático.
Si la única marca definitoria, ya no de un estado de «ciudadanía», lo que ye es en si problemático, sino de «humanidad» es la capacidad de participar del «consumismo», entonces ya no habría posibilidad de una salida, de un afuera, pues,como señalaba no me acuerdo bien quien, todos y todas estamos en nuestro «puesto de trabajo»: la dueña de casa con el carrode compras, el mendigo en la esquina del Centro Comercial, los niños escarbando basura en los tachos de McDonalds, en «lanza a chorro» que roba una cartera en la calle…
Nadie esta afuera, todos y todas estamos dentro… en el total abandono
Braulio Rojas
Filósofo
Valparaíso
El comentario del acobardado Noailles a propósito del asesinato de cientos de proletarios a manos de los explotadores, no pasa de ser una verborrea vanidosa y llorona que toma una distancia frivola ante un episodio que no exige análisis humanistas de última hora sino que declaraciones, desafios y conflicto.
Cada incinerado, cada raquitico, cada explotado, es una victima más en la sangrienta historia de las sociedades de clase. Esos incinerados eran los invisibles que se mueven hace siglos, aquellos que a veces deciden incinerar el futuro que los amos les imponen.
Noailles: en lugar de llantos sumisos ¿no crees que es el momento de anticiparnos? …claro, a no ser que seas cercano al verdugo.
estoy de acuerdo con vos, tito. Dijiste lo que iba a decir.