Feinmann, el bueno aka José Pablo ama a Woody Allen. Nosotros también. Le endilga haber inventado el gag verbal y en su nota de los sábados La horribilidad de los otros inventaría los mas graciosos que salieron de la pluma o de la boca de Woody.
Entre los gags acotados descolla uno que insiste que la vida se divide en dos: lo horrible y lo espantoso. Y el valor agregado de Feinman el bueno es rescatar esta bivalencia aplicándola a lo le pasa a Néstor Kirchner con los opositores a su gobierno. Están los horribles y los espantosos.