¿Que tiene un filosofo para decirle a los hombres de negocios hoy? ¿Puede un generalista hablarle a los especialistas sin naufragar en la ingenuidad o en el escarnio?
Sabemos que los historiadores tienen mucho que aportarle al presente porque sin sus dichos, éste se vuelve romo y aplanado. Es solo gracias a la perpectiva de largo plazo de Ferdinand Braudel, gracias a la historia de lo cotidiano que nos brindaron los profetas de la Nueva Historia como Pierre Nora y Jacques Le Goff, y a las mil y una historia particulares que hemos vistos desde entonces (desde la historia del agua a la del lápiz, desde la historia de la silla eléctrica hasta la del clima o de las putas, desde la historia del telégrafo hasta la de las mujeres, el pene o el aire acondicionado) que le añadimos espesor a la delgada trama del hoy, y así podemos establecer comparaciones y pronósticos.