Puede ser que los premios no sancionen nada, y que muchas veces generan mas injusticias que las que dicen remediar. Pero a veces, para sorpresa incluso del premiado, son tan poco previsibles (aunque claro algún critico impenitente dirá que son la mejor forma que tiene el establishment de expiar sus eternas culpas de dar 10 premios bazofia compensandolos por uno merecido) que llaman la atención. Fue el caso de los Premios Nobel de Literatura para Dario Fo en 1997 y para Elfriede Jelinek en el 2004 .
Otros premios en cambio son bastante mas parejos -lo que no les quita mérito- es el caso del Premio Principe de Asturias.