Releyendo/reescribiendo la cultura
Hace mucho tiempo que Nestor García Canclini -junto con dos o tres pioneros -entre lo que están Jesús Martín Barbero o Roger Bartra-, y acompañados por analistas cuarentaañeros largos como Renato Ortiz, Arturo Escobar, Martin Hopenhayn o Rossana Reguillo están tratando de repensar los complejos fenómenos que suponen la articulación entre tecnología, cultura y sociedad.
De hecho en el ultimo lustro publico, no uno sino varios libros, en donde hinco el diente profundamente en estos temas. Se trato de Consumidores y Ciudadanos. Conflictos multiculturales de la globalizacion (1995), La globalizacion imaginada (1999), Culturas híbridas, Estrategias para entrar y salir de la modernidad (2001) y Latinoamericanos buscando lugar en este siglo (2002).
Como vemos muchos libros en corto tiempo, tratando de rasgar los velos que nos impiden pensar el multivariado presente latinoamericano, y mucho mas imaginar porque somos como somos, porque hemos llegado a ser lo que somos y que podríamos hacer para ser distintos.
Pues bien en su obra mas reciente Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la interculturalidad (Gedisa, 2004), Nestor vuelve al ataque con sus obsesiones de siempre pero esta vez en su lenguaje y sus análisis hay un par de elementos novedosos que me interesa resaltar en este teledialogo.
En esta obra a Nestor le queda mas claro que nunca que el problema que enfrentan las sociedades contemporáneas es más de «explosión y dispersión de las referencias culturales, que de homogeneización«. Ante este complejo panorama de proliferaciones, Nestor elude dos de los vicios del pensamiento posmoderno: la exaltación indiscriminada de la fragmentación y el nomadismo; prefiere apuntalar nuevos horizontes teóricos desde una perspectiva transdisciplinaria e intercultural.
Viejas preguntas/Nuevos recortes
Por un lado la importancia central que Nestor le otorga la problemática de la des/conexión electrónica al punto de dedicarle dos capítulos de su libro.
No menos interesante es su enorme capacidad sintética y englobante que le permite hacer una reconstrucción de la problemática de la cultura desde «n» niveles y lecturas posibles, pero en un tenso dialogo y casi una despedida de sus posiciones tradicionalmente pro-Bourdieu.
Si bien uno nunca abandona sus primeros amores conceptuales especialmente en carreras que ya tienen mas de 40 años de extensión, nos llamo mucho la atención el modo en que Nestor desde el principio de su ultimo libro se desprende de ciertas caricaturizaciones y simplismos presentes en las lecturas que Bourdieu (santo de devoción de tantos) hace de las contradicciones del capitalismo, defendiendo ultranza su maquina reproductivista incapaz de trascender las repeticiones del anticapitalismo de la primera mitad del siglo XX.
Para ello Nestor se ha apoyado especialmente en los trabajos Lo culto y lo popular, miserabilismo y populismo en sociología y literatura de Claude Grignon y Jean-Claude Passeron (Nueva Vision, 1991) y El nuevo espíritu del capitalismo de Luc Boltanski y Eve Ciapello (Akal, 2002).
Pero la tercer pata que mas nos sorprendió en Nestor (hombre de neto cuño institucional, muy cuidadoso de sus expresiones, que en general nunca da conferencias sino que lee sus propios escritos) fue la forma desembozada en que le habla a los políticos.
Porque para Nestor los fracasos culturales de la política no son solo el resultado -como repiten los periodistas a mansalva y sin demasiada reflexión a diario- de errores o corrupción o de la asfixia que la economía liberal impone al juego democrático (aunque también lo sea) sino el producto de enormes frustraciones teóricas -de las que todos nosotros participamos.
Nestor acepta y se hace cargo, porque el también debe calarse ese sayo, que faltan interpretaciones convincentes sobre el modo errático e irrepresentativo en que deambula la política. A pesar de las catástrofes que nos autoinfligimos permanetemente, no hay todavia autores que hayan pensado para el capitalismo y el liberalismo el mismo tipo de epitafios que si se hicieron del nazismo, y del autoritarismo soviético, descartándolos para siempre como ideales del colectivo.
Es en esta misma linea que Nestor se pelea desembozadamente con autores como Michel Maffesoli quien en su reciente Nomadismo, Vagabundeos iniciaticos (FCE, 2004) termina embarrándolo todo al sostener -en una pose juvenil que no corresponde a su encorvadas neuronas- que ya no hay distancia alguna entre la vida errante elitista del jet set y la propia de los pobres, de los migrantes en busca de trabajo o de libertad. Inteligencia cuantas barbaridades se dicen en tu nombre!
Nestor rompe aquí con muchas de sus enfoques y creencias anteriores, claro que siempre sobre un trasfondo de continuidad y tranquilidad. Vuelve a apoyarse fundamentalmente en Marc Abeles, en Arjun Appadurai y en James Clifford quienes han redefinido la noción de cultura dejando atrás su caracterizacion como entidad o paquete de rasgos que diferencian a una sociedad de otra,
Estos tres autores y muchos análogos conciben a lo cultural como sistema de relación de sentido que identifica diferencias contrastes y comparaciones, el vehículo o medio pro el que la relación entre los grupos se ha llevado a cabo.
Del multiculturalismo a la interculturalidad
Después de décadas de defender el multiculturalismo Nestor dio una cabriola ejemplar y comenzó a pensar sus trabajos bajo el auspicio de la interculturalidad. Para saber de que estamos hablando tenemos que volver a la siempre vapuleada noción de cultura.
Y para ello Nestor es mandado a hacer, combinando su filiación filosófica y su voluntad de estudios de campo nos muestra con claridad como la cultura ha sido extraviada en sus definiciones. Perdida entre las 300 manera de definirla de Afred Kroeber y Clyde Klouckohn en 1952, y las 57 de Melvin J Lasky 50 años mas tarde. La palabra se ha banalizado tanto como las practicas que describe, por ello antes de afincarnos en un pasaje firme de la multi a la interculturalidad habrá que ver de que estamos hablando cuando hablamos de cultura. Porque cultura se dice de cualquier cosa
Hablamos de cultura de la Jihad y de culturas empresariales, de cultura de la incompetencia y de cultura capitalista o de cultura primitiva. Parecería que no hubiera adjetivo que faltara cuando de modalizar a la cultura se trata.
Hace décadas que la antropología repudia la reducción de cultura a educación, ilustración, refinamiento o información vasta. También hace bastante que la antropología repele las antinomias del tipo naturaleza/cultura y cultura/sociedad como figura en la literatura canónica desde George Murdock hasta Ralph Linton y Pierre Bourdieu. Baudrillard tercio en estas opciones complejizandolas con su teoría de los cuatro tipos de valor en la sociedad y la oposición fuerza/sentido de Bourdieu también ayudo a gestar una definición bastante compleja -pero harto insuficiente- de la cultura entendida como el «conjunto de procesos sociales de producción, circulación y consumo de la significación en la vida social«.
Sin embargo al prestar atención a los deslizamientos de función y de significado de los objetos en el transito de una cultura a otra, llegamos a la necesidad de contar con una definición sociosemiotica de la cultura que abarque el proceso de producción, circulación y consumo de significaciones en la vida social (sumatoria entre lo sociomaterial + lo significante).
Nestor muestra como esta concepción proviene de al menos cuatro matrices teóricas convergentes: a) la cultura como la instancia en que cada grupo organiza su identidad (desde Redfield a Bastide y Balandier) b) la cultura es vista como una instancia simbólica de la producción y reproducción de la sociedad (Bourdieu, Althusser); c) la cultura es una instancia de conformación del consenso y la hegemonía, de configuracion de la cultura política y también de la legitimidad; d) la cultura es la dramatizacion eufemizada de los conflictos sociales (Brecht, Benjamin).
Lo cultural como el choque de significados en las fronteras.
A lo mejor todas estas distinciones con lo útiles que son no alcanzan. Es por ello mas que necesario volver a Arjun Appadurai para quien la cultura no es un sustantivo, como si fuera algún tipo de objeto o cosa, sino un adjetivo, En una definición realmente brillante este autor -que hace mucho alienta a Nestor en sus excursiones acerca de que el consumo es bueno para pensar– insiste que la cultura remite a diferencias, contrastes y comparaciones, y permite pensarla menos como una propiedad de los individuos y de los grupos, y mas como un recurso heurístico que podemos usar para hablar de la diferencia (En La modernidad desbordada.. Dimensiones culturales de la globalizacion, México 2000).
Así es hora de acudir a los post-post modernos como Sherry Ortner que se anima a ir mas alla de Clifford Geertz -como ahora Nestor se anima a ir mas alla de Bourdieu. Porque es hora de que dejemos de hablar de la cultura como sistema de significados y será mejor que hablemos de lo cultural como el choque de significados en las fronteras.
Aunque volveremos sobre el tema al analizar en detalle las reflexiones de Nestor sobre el uso de Internet, para el la problemática del choque de significados es bien visible en la polisemia de la problemática desconexion/reconexion en al menos tres sentidos. Uno es desconectarse del mundo de los adultos y construir su propio espacio generacional. Otro sentido es construir ese espacio generacional a través de conexiones preferentes, no aislarse sino conectarse de otra manera, con otras páginas web, chatear o relacionarse con más lenguas o con más músicas, constituir sus diferencias a través de conexiones y desconexiones. Un tercer sentido es el que consagró la música unplugged, desconectarse del mercado, de la tecnología estandarizadora, y crear formas propias o que aparenten serlo fuera de quienes tratan de dominarlos.
Queda claro que una buena parte de las culturas juveniles en la actualidad se mueve entre estos sentidos oscilantes, entre conexión y desconexión. Pero hay que ver también qué pasa con los desconectados estructurales, que no son desconectados por propia iniciativa sino porque no los dejan ingresar al mercado de trabajo, no tienen viviendas, porque son niños o adolescentes de la calle, y no pueden ingresar a un concierto por el precio de las entradas. Hay muchas aduanas para los jóvenes en esta sociedad excluyente.
Munidos de estas distinciones preliminares veamos que luz podemos echar sobre el fenómeno de los tri-desconectados en un sentido bastante mas amplio que la mera dificultad para el acceso a Internet.
Ah y en cuenta a si pasar de la multi a la interculturalidad se trata de consumacion, crecimiento, una mera torsion o una autentica reinvencion, eso tendremos que verlo en mas detalle.
Referencias
Para hincarle mas el diente. Entrevista con Silvina Friera sobre el libro Diferentes, desiguales y desconectados
Excelente aporte de información.muchas gracias!
Cual es la direfencia que hace Canclini entre multiculturalidad y multiculturalismo, donde esta la interculturalidad?
sabes esto no se k sea pero me aburre por k no entiendo k onda con esto pero me parecio divertido pero como quiera ok bye chao
besos ,kissis
Excelente muestra de las lecturas poco inteligentes de la obra de Bourdieu! Tanto la que ahce Canclini, como quien escribió esta reseña