No, esta vez no vamos a hacer leña del árbol caído levantando el edito contra los Artana y los Broda cada tanto merecidamente vapuleados por nuestro Presidente. Estos pícaros juntos con sus intelectuales orgánicos como el periodista estrella Marianito, son en definitiva operadores políticos y lobbistas de corazón. Sino de sus clientes, en la mayoría de los casos, de sus convicciones, que como las de José Claudio Escribano mandamás
de Adepa y núcleo duro ideológico de La Nación, defiende en nombre de la objetividad su propio criterio de objetividad.
Pero esta vez el autor era un prestigioso analista de la década pasada que dijo e hizo cosas mas que interesantes. Se trataba del ultimo pergeño de C.K. Prahalad The fortune at the Bottom of The Pyramid , que incluye una serie de casos de genialidades sin fin realizadas por distintas empresas privadas en el mundo en favor de la digitalizacion consciente y bien lograda de los pobres.
Cuando me entere de que los casos habían sido recolectados por asistentes y cuando vi la distancia ancestral que hay entre casos modelos y excepcionalidades y el problema de la escalabilidad de estos proyectos, y cuando hable con un par de personas que están metidas en la cosa en Peru, no pude sino compartir mi admiración por lo que hacen pero sin que por ello dejara de aumentar mi escepticismo acerca de la posibilidad de convertir esta soluciones locales en políticas globales.
Como si todo esto no fuera una pesadilla recurrente acaba de aparecer otro tratado pleno de monsergas y consejos no pedidos provenientes esta vez de la pluma de Jeffrey Sachs (¿homónimo del ex-novio de Andrea del Boca o ex-novio de la misma? je. Se trata de The End of Poverty Economic Possibilities for our time (con un prologo de Bono), de la editorial Penguin Press (que la editorial española Debate planea publicar en castellano)
Si algo cabe admirar de este hombre es su capacidad de trabajo y su insistencia en meterse en el mundo. Durante más de 20 años, Sachs ha visitado y trabajado en más de 100 países que abarcan el 90% de la población mundial. Es profesor en la Universidad de Columbia y asesor de un proyecto de Naciones Unidas encaminado a reducir a la mitad la pobreza en el mundo hacia 2015 y eliminar la pobreza extrema hacia 2025. Ustedes saben como son esas promesas de las Naciones Unidas. Se parecen a las de amigos míos que cada tanto le dicen a su fiancee «hoy no nos casamos pero mañana si». Porque periódicamente se revisan los números y casi siempre estamos en el mismo lugar solo que en el interin perdimos una o décadas mas y así nos va
Por lo que los comentaristas han pispearon y por alguna entrevista leída por ahí, lo mas jugosos del libro son seguramente (como paso cuando vino Clinton a la Argentina) las anécdotas como cuando estando en una reunión en El Kremlin en diciembre de 1991 se topo con Boris Yeltisn quien le dijo (y el fue uno de los primeros en escucharlo) que «la Unión Soviética se había acabado».
Lo que resulta increíble es que el hombre crea que con sus recetas se curara al mundo-. Y estas son bien claritas y prístinas. porque según ele autor lo que el mundo necesita (ademas de amor mucho amor dirían Los Beatles) es una legión de Jeffrey Sachs, desplegados por todo el mundo, repartiendo entre US$135.000 millones y US$195.000 millones en ayuda al año y rindiendo cuentas a la ONU.
Las intenciones son buenas pero su conocimiento de la psicología económica es cercano a 0. Su plan global acaba por parecer más una Biblia para dar empleo a los burócratas de la ayuda, que una guía para acabar con la pobreza. Existe, además, una buena posibilidad de que acabe haciendo más daño que bien.
Insiste en un plan central que si esta vez no esta en manos del Banco Mundial y del FMI debería estarlo en un centro como su Earth Institute en Columbia University. Usando diagramas de entrada y salida, extrapolaciones y anécdotas, Sachs ofrece propuestas en una página tras otra, a menudo con sus respectivas cantidades en dólares.
Desde luego, el problema básico de la planificación central en cualquier lugar es que, incluso si uno es la persona más inteligente de la tierra y ha visitado todos los países posibles, aún no podrá tener toda la información que está dispersa entre los individuos que componen una sociedad o economía.
Los obstáculos que enfrenta la gente en los países pobres, por regla general, no surgen por falta de ayuda. En parte son los gobiernos, a menudo corruptos y dictatoriales, los que no permiten que la gente tome decisiones libremente bajo leyes justas. O eso al menos quieren creer los que se creen críticos leales de Sachs
Pero en realidad los errores mas gruesos son epistemologicos y parten de un desconocimiento total de lo que es la política, los sistemas complejos, la emergencia, las derivas evolutivas, etc. etc. etc.
Lo más probable es que el mundo no actúe, o al menos en la forma que Sachs prevé. Acabar con la pobreza es algo que muchos desean. Si Estados Unidos es fiel a sus principios democráticos en sus actividades globales, deberíamos avanzar hacia un mundo más rico para todos. Pero nadie va a llegar a ese punto leyendo las páginas de este libro. Ni tampoco el gobierno de USA quiere eso
Parece increíble que gente supuestamente inteligente y bien intencionada propague estos sin sentidos. Que los mismos sean publicadas por editoriales renombradas y festejadas en sonoras y sonoros cocktails en la capital del imperio como ocurrirá con su presentación este jueves 21 en CU.
Tiene razón Zizek cuando dicen que no es que no saben lo que (se/nos) hacen. Lo hacen a sabiendas. En unos casos entendiendo mal en otros recomendando peor. El final es el mismo nosotros nos jorobamos como ratas de laboratorio y ellos vuelven a probar una y otra vez.. con nosotros. ¿Como se resuelve un dilema? Kirchner/Lavagna alguna idea tienen. Entre otras cosas no leyendo a Sachs. O no creyendo que solo leyendo vamos a rediseñar al mundo.
Un buen comentario, estupendo, por lo bien documentado que ha sido elaborado. Yo, en mi modesta opinión, aportaría el dato de que el Programa del Milenio, puesto en marcha por las Naciones Unidas en el año 2000 ha sido un rotundo fracaso contra la pobreza en Latinoamérica.