Cuatro noches bogotanas mas tarde.

¿Que me pasó en estos 4 días que estuve en Bogotá?

¿Que anécdotas pero sobretodo que estímulos lograron traspasar la coraza de las rutinas locales, y mas que justificaron la aceptación de la invitación que me hiciera la Dra Neyla Pardo del IECO, Instituto de Estudios de Cultura Contemporánea para participar de su seminario Saberes Locales, Saberes locales, Proyectar Imaginarios etc, que en dos días (y una yapa), sobretodo nos ayudaron a pensar mejor claro contra nosotros mismos, abriendo nuevos cauces a contactos, posibilidades laborales y alianzas, y sobretodo consolidaron estrechamente esta relación con los colegas latinoamericanos, que al final son la savia de la que y con la cual nos nutrimos y que nos deja en claro cuanto nos falta para aprovechar todo eso que tenemos en común, lengua, historia, geografía y que a veces se refleja poco y mal en lo que hacemos, decimos y sobretodo escribimos.

Lo mejor sin duda fue haber retomado contacto con Armando Silva (ver sus movidas mas recientes en Hoy la riqueza reside en las ideas a quien vi ininterrumpidamente los cuatro días. Armando me/nos hizo de comer exquisitos manjares en su impresionante penthouse en la zona Rosa, desgrano implacablemente anécdotas, conclusiones afiatadas de investigaciones de campo, afinidades electivas en términos de lecturas pero sobretodo de formas de vida que repiquetearan durante mucho tiempo en la memoria.

Porque así como me quejo permanentemente de la inexistencia de interlocutores y de pares contra los que pensar, Armando es sin duda un sparring de primer orden, como también lo es Martín Hopenhayn en Santiago, o George Yudice en Nueva York, o Carlos Scolari en Barcelona. Quizás habrá que resignarse a no tenerlos ni a ellos ni a sus socias en nuestro país. O a mejor la errancia es condición indispensable para el dialogo.

Mucha gente valiosa

También me gusto mucho conocer a Juan Luis Pintos de la Universidad de Santiago de Compostela con quien compartimos cartel hace casi una década en esa increíble y visionaria obra de J. M. Delgado & J. Gutiérrez (eds). Métodos y técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales, Madrid, Síntesis, 1994 donde junto a V.Bronstein, y J.C.Gaillard, publicamos nuestro querido articulo «La organización egoísta«. Pero claro allí participamos cerca de dos docenas de autores, y nunca se me ocurrió que conocería -ademas de los a coeditores a quienes no he vuelto a ver desde nuestro unico encuentro en 1992 el mismo año en que fallecio Jesus Ibañez patron de esta iniciativa- a nadie de los que publicaron allí.

Por suerte Juan Luis (con su interesante Sociocibernetica: marco sistemico y esquema conceptual en donde analizó en detalle los imaginarios sociales desde esta perpectiva) estaba entre esos pioneros y con el compartimos tenidas largas y entretenidas enumerando decenas de autores que los dos hemos leídos y compartido. También discutimos acerca de la etiología del 11M pero el hombre demostró un humor y un don de gentes poco común y los casi 2 días que compartimos habitación , desayunos y almuerzos se apoyaron en una corriente de simpatía mutua que esperamos trascienda la ocasión.

El otro plato fuerte fue conocer a los investigadores del IECO que el lunes en un día maratónico nos expusieron desde sus cuitas para lograr la entronización de su maestría en comunicación y medios, hasta los esfuerzos personales para poder llevar adelante diferentes lineas de investigación, una mas interesante que la otras. Lo que no obstó para que tuviéramos nuestras disidencias y un buen intercambio con Beatriz Quiñones, una de las líderes en el proyecto Bogotá Imaginada junto a Armando.

También pude conocer a Jaime Alejandro Rodríguez Ruiz un inesperado compañero de ruta que no hace mucho escribió Trece motivos para hablar de Ciberculturas (Centro Universidad Abierta 2004) del que me regalo un ejemplar, que ademas expondría en el seminario sus experimentos en literatura electrónica y que, mas alla de lo incipiente su trabajo y de algunos tratsornos técnicas para exponerlos, resulta sin dudas un querido colega en ciernes y quien esta trabajando en serio en la catequesis y la expansión de las ciberculturas en Bogotá. Autor de una novela hipertextual Gabriella Infinita no es un mérito nada mejor haber sido un ingeniero químico para después pasarse a estas orillas.

La persona que me resulto meméticamente mas que afin, y que fue un presentador mas que sagaz de mi reciente libro fue Juan Daza Arévalo de la Universidad Tadeo Lozano, quien junto a un grupo de talentosos investigadores y profesores ha creado el Proyecto Huella un espacio inmenso que apenas lo deja dormir. El racconto que hizo de las dificultades por hacerse de una copia del libro, los obstáculos en cuanto a tratar de plasmar en papel archivos flotantes, y los señalamientos detallados y críticos que hizo de mi libro, me inspiraron mucho respeto y sobretodo agradecimiento por las lecturas mas que detalladas y criticas que se pueden hacer de una obra propia sumando y aportando nuevas pistas y remarcando con exquisito olfato las limitaciones y carencias de un trabajo que con el correr de los días me parece una excelente radiografía del presente, pero una muy pobre sonda acerca de lo que el futuro nos traerá.

Renovando el pacto con la ciudad

Los otros encuentros fueron con la ciudad, con la renovación urbana, con la delicadeza de la gente, con esa pronunciación suave y tan exquisita entre la nuestra y la española, y con una hospitalidad rayana en el cariño.

Ah si mi presentación… De El Quijote de la Mancha a The Sims ¿Cuatro siglos de narrativas? fue acogida con enorme reconocimiento. Parte de lo dicho fue bastante novedoso, y si bien faltaron ilustraciones y ejemplos, especialmente visuales y animaciones, el guión estuvo bien construido y la teoría de los cibertextos articulada sobre una teoría de los videojuegos avanzo sobre intuiciones mas o menos bizcas de antaño, y abrió un espacio de investigación y de trabajo que seguramente tañerá en mi próximo libro Polialfabetismos y en los cursos y conferencias que daremos este año.

La presentación del libro nos agarró a una hora mala y con el caballo cansado, Aun así los aportes de Amando Silva y de Juan Saenz -como dije mas arriba- fueron muy provocativos y dieron lugar a un dialogo tan ameno como profundo. Ya el avión me estaba esperando, mi valija portátil dormía en el baúl de algún coche amigo, y no quedaba mas tiempo que para algunas fotos de rigor y para firmar varios ejemplares del libro que la gente había conseguido gracias a la gentileza de Océano, el representante bogotano de Gedisa.