No vemos que no vemos
A veces esperamos mucho y la defraudación es acorde. A veces nos tomamos en serio eso de que cuanto mas grande algo mejor es. Compramos por Amazon un libro y no nos impresiona y no nos preocupa el peso y a veces lo que llega es un bodoque donde la calidad es tan deshauciante como la cantidad.
Otras veces la sorpresa viene por el extremo contrario. Esperábamos una obra mayúscula en tamaño y en propuestas, desconocemos al autor y su trayectoria, y los temas que trata se nos antojan medianamente interesantes, y de pronto la sorpresa nos abruma (para bien) por todas partes.
Es el caso del hasta hoy desconocido -para mi- Nicolas Bourriaud (actual codirector del Palais de Tokyo en Paris) de quien nunca había oído mencionar siquiera el nombre, y que gracias a las gentilezas de la fertilización cruzada, cayo bajo el faro de mi fascinacion disparado por una oportuna aunque mas no fuera marginal indicación del gran Roberto Jacoby en la entrevista de educ.ar de la semana «No hay tecnología más fabulosa que las personas, su cerebro, sus manos, su cuerpo, sus relaciones» .
Salvo por la excepción de Amazon, es raro que compremos un libro sin sopesarlo real e imaginariamente en cada caso, por lo que esperaba que la obrita de Bourriaud fuera si no un manual o un tratado al menos bien significativa en tamaño seguro.
Para mi sorpresa lo que nos mando Adriana Hidalgo es un opúsculo de apenas 120 paginas, de tamaño menor y con escasa o nula bibliografía. Y sin embargo no bien traspuesta la primera pagina el asombro no deja de asomar una y otra vez.
Por la cantidad impresionante de autores y obras que Bourriad cita y de los que yo tampoco había oído hablar jamas. Para hacer la enumeración limitada. No conozco a Mike Kelly o a Paul Mac Carthy, a Vito Acconci, a Rikrit Tiravanija (nacido inexplicablemente en Buenos Aires en 1961 ), a Olivier Mosset, a Pierre Huyghe o a Gordon Matta-Clark, a Swetlana Heger o a Plamen Dejanov, a Candice Breitz-cuya obra aparece en la imagen mas arriba-, Alvar Aalto, Arne Jakobsen o Isamu Noguchi, Liam Gillick, Jiorge Pardo, Daniel Pflumm, Sara Morris, Mauricio Cattelan, Angekla Bulloch, Tobias Rehberger, Carsten Nicolai, Sykvue Fkeury, John Miller, Sidney Stucki y la lista sigue y sigue.
Los postproductores reiventan al mundo
¿Quienes son estos personajes?, ¿cual es la pauta que los conecta con nuestras obsesiones y preocupaciones?, ¿porque motivo un desconocido como Bourriaud enhebra a esta otra lista de no menos desconocidos y nos somete a un aggiornamiento acelerado mostrándonos una vez mas lo torpe y desviados que somos cuando de pensar, sentir o entender la contemporaneidad se trata?
¿Porque como podemos creer conocer a nuestra época si desconocemos a estos artistas o post-productores? ¿Porque que quiere decir vivir en el siglo XXI si ignoramos a estos maestros del cut-up, del collage, de la hibridación, ya no de formas literarias o de alta cultura sino de los objetos de la vida cotidiana en todas sus manifestaciones?
El titulo del libro de Bourriaud arroja la primera aclaración. Porque postproduccion se subtitula arriesgadamente La cultura como escenario: modos en que el arte reprograma el mundo contemporáneo.
Decir que la postproduccion de Bourriaud tiene nada y poco que ver con el mundo de la televisión, el cine y el video seria una herejía -o mas bien una tontería- por cuanto se origina precisamente en estas áreas y remite al conjunto de procesos efectuados sobre un material grabado, el montaje, la inclusión de otras fuentes visuales o sonoras, el subtitulado, las voces en off, los efectos especiales.
Pero la postproduccion a la que alude Bourriaud si bien se emparienta con estos procedimientos, remite a productos muy diferentes de los convencionales. Porque el mundo de Bourriaud son los artistas que interpretan, reproducen, reexponen o utilizan obras realizadas por otros o productos culturales disponibles.
Y esto si que nos fascina porque sin querer queriéndolo nosotros formamos parte de esta gavilla, como cualquier otro semionauta que no necesariamente convierte en oro todo lo que no reluce, pero que si reprocesa lo ya procesado, rearticula lo ya consumido, o resignifica lo que alguna vez tuvo sentido y recepción completas y que adhiera ese reciclado hacia nuevos planos y usos.
El descrédito de la materia prima
Todos estos nombres desconocidos operan de manera parecida. Con su trabajo buscan abolir la distinción tradicional entre producción y consumo, entre creación y copia, entre ready-made y obra original.
Lo que ellos ya no hacen (como el artista tradicional, convencional, analógico, moderno, humanista, renacentista o como quieran denominarlo) es operar sobre materias primas originales. Porque todos estos artistas trabajan con objetos que ya circulaban en el mercado cultural, o sea que estaban normados por otros. Los postproductores reinforman lo ya informado. Los paradigmas de esta actividad cada vez mas extendida no son obviamente ni el pintor, ni el escultor ni el cineasta o el dramaturgo, ni el videasta ni el novelista sino el deejay y el programador.
En esta obra -como en la anterior no traducida al castellano- Estética relacional, Bourriad parte del espacio mental mutante que le abre al pensamiento la red Internet. Y lo que encuentra Bourriaud en esta exploración es fantástico y al mismo tiempo sumamente variado.
Porque los artistas de los años 90 y del 2000 ya sea reprograman obras preexistentes, ya sea habitan estilos y formas historizadas, ya sea hacen un uso abusivo de las imágenes o también utilizan a la sociedad como un repertorio de formas e invisten a la moda y a los medios masivos, para inventariar los formatos y los procedimientos mas destacados.
Lo que queda claro en estas operaciones es la voluntad de inscribir la obra de arte en el interior de una red de signos y de significaciones, en lugar de considerarla como una forma autónoma u original. La pregunta estética fundamental no es ya ¿que es lo nuevo que se puede hacer? sino mas bien ¿que se puede hacer con? O lo que es lo mismo ¿como producir la singularidad. como elaborar el sentido a partir de la masa caótica de objetos, nombres propios, referencias que constituyen nuestro ámbito cotidiano?
Los artistas actuales antes que transfigurar un elemento en bruto programan formas, ya no consideran al campo artístico como un museo que contiene obras que seria necesario superar. Repitiendo merecida y precisamente a Wittgenstein todos estos artistas coinciden en «don’t look for the meaning, look for the use«.
Resignifiación del saber, el autor, el consumo y las prácticas culturales
Su principal objetivo es inventar protocolos de uso para los modos de representación y las estructuras formales existentes. Se trata de apoderarse de todos los modos de la cultura, de todas las formalizaciones de la vida cotidiana, de todas las obras del patrimonio mundial y hacerlos funcionar.
El saber tiene otro valor y otro lugar. El DJ, el web surfer o los artistas de la postproduccion coinciden en inventar itinerarios a través de la cultura, los tres son semionautas que producen recorridos originales entre los signos. Como lo dice Bourriad fantasticamente bien toda obra es el resultado de un escenario que el artista proyecta sobre la cultura, considerada como el marco de un relato -que a su vez proyecta nuevos escenarios posibles en un movimiento infinito.
Como usuarios de Internet que somos creamos nuestro propio sitio o homepage. Recortamos incesantemente las informaciones obtenidas, inventamos recorridos que consignamos en nuestros bookmarks y que ahora socializamos a través de los bookmarks colectivos.
Para Bourriaud el modelo del artista del siglo XXI es un pionero del XX, el siempre recordado Marcel Duchamp quien entendía por arte un juego entre todos los hombres de todas las épocas. La postproduccion es la forma contemporánea de este juego.
La obra de arte contemporánea no consiste en la conclusión de un proceso creativo (producto finito a contemplar) sino en un sitio de orientación, un portal, un generador de actividades. Se componen combinaciones a partir de la producción, se navega en las redes de signos, se insertan las propias informaciones en las lineas existentes.
Bourriaud denomina a esta nueva forma de cultura, cultura de uso o cultura de la actividad y en ella la obra de arte funciona como la terminación temporal de una red interconectada, como un relato que continua e reinterpreta relatos anteriores
Para Bourriaud la creación artística podría compararse con un deporte colectivo (en las antipodas del baseball, a distancia del fútbol y lo mas parecida posible al basquet) lejos de la mitología clásica del esfuerzo solitario. Marcel Duchamp decía que los observadores hacen los cuadros. Ya es hora de tomarnos en serio que el sentido de la obra proviene tanto del que le imprime el artista como del uso que de el hacen los consumidores culturales. A esta figura Bourriaud la llama comunismo formal y todo el libro esta dedicado explorarla en detalle. Albricias.
Referencias
Entrevista con Miroslav Kulchitsky, Kiev, Marzo 1998
Entrevista con Bennett Simpsonen ArtForum, Abril, 2001 by
Glosario de Estetica Relacional. Les Presses du Reel, 1998 Dijon, France –
Buena reseña del libro a manos de un conocido El arte expande sus límites Gustavo Pablos
no entendi nada
excelente síntesis de un tema bastante difícil, incluso para un artista contemporáneo.
Su texto me provoca ganas de leer el libro!, y sobretodo me abre la mente para leer las obras de arte contemporáneo, tan clausuradas para el simple espectador.
Soy estudiante de Arte de una Universidad en Colombia, escuché hablar de estética relacional en los Simpsons hace como dos años y he visto obras y he sabido de artistas que hablan de este tema, estética relacional, es mas, Yo mismo citaba y cito el término de una manera muy coloquial. Hace dos semanas asistí al Encuentro Internacional de Arte MDE07 en Medellín-Colombia, allí un conferencista español me dió el nombre del autor del libro aquí comentado. Hoy empecé a buscar el libro en mi biblioteca y no se encuentra, ni en ingles ni en español, ni en francés así es que voy a pedirlo para mi una copia y para la universidad otra porque este artículo anteriormente escrito es el mejor aperitivo que hubiera podido encontrar para resolverme a leer el libro. Muchas Gracias!