The Economist tiene a menudo notas que vale la pena leer. Están bien armadas y sintetizan en pocos párrafos lo que en otros órganos periodísticos mas descuidados ocupa paginas y paginas y cansa y cansa.
The Economist es un órgano liberal de los mejores. Su marketing del mercado no cesa y como para ellos nada de lo que pasa mas alla de su acotado punta de vista importa, no tienen empacho en seguir adorando al Dios mercado como si los desastres del capitalismo y del neoliberalismo de los últimos 5 años no hubieran ocurrido nunca, no se volverán a repetir y a su pesar igual que un apotegma, la infalibilidad del mercado siguiera vigentes como antaño.