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Esas diferencias que nos acercan tanto.

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Una memoria grouyere

Algún día tenia que pasar. Por lo menos tardo bastante en volverme a ocurrir. El precedente fue mi ingreso al cine Regina hace décadas atrás en la peatonal marplatense cuando a los pocos minutos me di cuenta de que ya había visto la película que recién empezaba. Décadas mas tarde (y ayer nomás) volví a alquilar la película El fondo del Mar (2003) de Damian Szifron (ideólogo de Los Simuladores) que saque prestamente de la maquina por cuanto ya la había visto.

Esta vez en mi consabida visita a la librería Ghandi de Miguel Angel de Quevedo consegui varios libros uno a cual mas interesante que el otro. Pero en mi voracidad, aunque ésta esta bastante domesticada últimamente. después de la caída de la convertibilidad por razones obvias, compre por segunda vez un libro que ya tenia y, lo que es peor, también había comenzado a leerlo en esa oportunidad.

Claro las ofertas de la mesa de Anagrama eran demasiado tentadoras para esquivarlas, el único error fue que en vez de agenciarme de Anglomania de Ian Buruma a mitad de precio lo canjee por una larga entrevista de volumen entero a Alain Finkielkraut titulada La ingratitud Conversación sobre nuestro tiempo.

Previamente Alain escribió con Pascal Bruckner a fines de los 70 un best-seller intelectual cual fue El nuevo desorden amoroso y es también autor de varios solos entre lo cuales se encuentra La derrota del pensamiento así como algunos mas de su prosa también esta traducido al castellano.

Pero no importa. Ya le regalaremos la copia al Dr.Azubel o la pondremos en subasta. Porque en realidad la discusión de Fienkielkraut acerca de la viabilidad de los pequeños países y el destino de las lenguas, la transmisión, el amor al mundo, el multiculturalismo y la muerte de la admiración (de lo otro o por lo otro) están hoy mas vivas que nunca en mi, después de la reunión de trabajo en el DF, pero sobretodo de la visita que acabo de hacer al Museo Soumaya en Plaza Loreto en el sur de la ciudad de México.

No vemos que no vemos

Las novedades aquí vienen por partida variada. Primero porque no sabia que existía ese maravilloso espacio, antes una impresionante papelera y ahora un centro cultural y comercial muy lujoso bien cerca de San Angel. Solo que el espacio acaba de cumplir 10 años y a mi nadie me había avisado.

Se trata efectivamente de un histórico espacio ya que perteneció al conquistador Hernán Cortés, fue un molino novohispano y más tarde la fábrica de papel más importante en Latinoamérica

Por otro lado ese espacio es propiedad directa de la familia Slim, cuyo patriarca es el hombre mas rico de Latinoamérica (bye bye Amalita) y ademas un enloquecido por las artes.

En efecto su mujer de apellido Soumaya Domit (ambos dueños de la Asociación Carso) fue en vida (murió en 1999) una benefactora y una enloquecida compradora de obras de arte de precio insólito y es por ello que decidió (como Constantini pero con alguna diferencia de uno dos ceros en el presupuesto en dólares a su favor) armar su propio museo.

La parte del león de esta increíble muestra de poder, ostentación y boato es el ala Rodin donde hay desde una impresionante trilogía de figuras erguidas, ademas de la versión original (?) de El pensador acodada en medio de la galería que separa al museo del patio de compras y decenas y decenas de esculturas de variado tamaño que obligan a pensar, ¿como las consiguió, a quien se las compro, cuanto valen?, y otras liviandades por el estilo.

También hay como en el Bellas Artes de Buenos Aires un puñado de clásicos de la humanidad como son las pinturas de Van Gogh, Modigliani, Claudel, un tipo que había visto poco y nada que me enloqueció que es Jean Dufy, así como otro también poco conocido pero que merece dedicarle muchas mas ganas como es el otro fauvista Maurice de Vlaminck .

Pero no nos confundamos que no necesitaba a Finkielkraut para que me hiciera ver un domingo a la mañana en México pinturas y esculturas europeas de primer nivel.

Lo que mas me gusto del paseo fue la exposición temporal del museo dedicada al arte virreinal y a la pintura mexicana de los siglos XVII y XIX. Esos si que son mis pollos y aunque la variedad no le llega ni a la suela de los zapatos a lo que hay en el Museo Nacional que visite en el 2003, lo selecto de la muestra y el hecho de que estuviera en un lugar cuya existencia desconocía y que en términos de museologia es tan solo un galpón si que me sorprendió.

La mexicanidad, esa alteridad que tanto nos atrae

La muestra que vi el pasado domingo se inicio con un gigantesco lienzo dedicado a la Virgen de Loreto, pero la que era realmente magnifico era la obra de Villapandos La Dolorosa, y que decir de los maravillosos y enormes biombos de Cabrera como Meleagro y Atalanta ofrece a Diana la Cabeza de jabalí de Calidoai. También hay y nunca los había visto antes mosaicos de plumas multicolores (o arte plumario) y sobretodo unos cuadros nacarados hechos precisamente con conchas de nácar sacadas de las carcazas de las tortugas con una luminosidad y una sensación de collage … insólita.

También son maravillosas las esculturas en madera y marfil y en hueso provenientes de las indias portuguesas y de las filipinas españolas con imágenes chinescas que nada tienen que ver con el nuevo mundo, sin contar con un montón de obras de europeos que pintaban a nuestra tierra sin comerla ni beberla y así les salían los retratos (bah como ahora escriben de nosotros).

La sección de pintura mexicana es lindisima, aquí hay una variedad muy interesante de retratistas, y sobretodo de europeos, que se afincaron en México y no solo crearon escuela sino que también generaron una riquisima producción que en parte esta almacenada en el museo y que me reconcilio con la larguisima historia de retratos y paisajismos que tienen los mexicanos que en casa brilla por su ausencia.

Pero de vuelta no nos escapemos por Ubeda, porque empezamos haciendo referencia a la Ingratitud, el libro-conversacion de Fienkielkraut y allí queremos volver, solo que invirtiéndolo.

Porque doy gracias a la combinación de suerte y justicia que financia mis viajes y me permite moverme permanentemente por una franja acotada del mundo que habrá que ensanchar rápidamente (ay China ay China como te extraño). Porque esta posibilidad me hace encontrar con gente y con su historia e historias que afincados en nuestro terreno nunca podríamos apreciar ni celebrar.

Porque estos viajes no están tan focalizados como antaño en Europa o en USA sino que me permiten recorrer también América Latina -como en las antiguas épocas de CLACSO- y encontrarme entonces con estas obras y con esta conjunción con la historia y con la tierra demasiado fresca aun en la Argentina y siempre con demasiado temor a la diferencia. Y aquí si vamos aterrizando en Finkielkraut.

Aterrizando en Finkielkraut.

¿ Cual es el principal problema que lo aqueja y preocupa en la parte 1 de su libro Enemigos y demonios? La unidad, la homogeneidad, la simplificación, la incapacidad de tolerar y convivir con lo diverso y lo distinto, cuanto mas mejor.

Nosotros en América gracias a mucho intento de reconstrucción sabemos ahora lo monstruosa que fue la colonización española. Todorov mismo nos mostró en La cuestión el otro. La conquista de América como esa invasión fue vivida -y aquí no tuvimos la ayuda de ningún germen endogeno para salvarnos en ultima instancia, al revés los gérmenes se usaron para exterminar a los nativos- por lo indígenas en forma parecida a como los neoyorquinos vieron aparecer los Trípodes en la versión Spielberg de La Guerra los Mundos recién estrenada.

Pero lo que nosotros no reconocemos o tampoco nos preocupa demasiado es que La Europa media, esa que queda entre Rusia y Alemania– también fue arrasada a lo largo de los siglos por invasores no menos crueles o sanguinarios que los españoles.

Esos pueblos del medio son los aztecas europeos y el ejercito rojo -entusiastamente alabado durante décadas por intelectuales de la talla de Sartre– no fue mas clemente con letones, estonios y lituanos que los españoles lo fueron con los mayas o los aztecas.

La fuerza de la discusión de Finkielkraut -volviendo a lo ininteligible para las buenas conciencias europeas como fueron primero Vukovar, después Bosnia-Herzegobina y finalmente Kosovo- es llevarnos a pensar el problema del otro y la dificultad de mantener la diversidad aun para la propia Europa, imagínense en el caso del adocenado y simplificador pensamiento yanqui, que encima perdió recientemente a Susan Sontag y a Edward Zaid como excepciones capaces de pensar la diferencia.

Cuando a veces estamos ateridos de pensamiento tecnológico y de gadgetomania, de comentarios mas o menso banales acerca del devenir técnico del mundo, incluso alabándolo, cuando vemos que con algunos raptos de ingenio y audacia hacemos cortocicuito a la historia y nos inventamos un presente eterno los planteos de Finkielkraut -asi como los de otros com`pañeros de tuta, ponen las cosa sen su lugar-

Por eso le damos la bienvenida a Tzvetan Todorov en El nuevo desorden mundial (Península, 2003), asi como a La filosofía en una época de terror. Diálogos con Jurgen Habermas y Jacques Derrida (Taurus, 2003), o a los aportes tan poco discutidos de Emilio Lamo de Espinosa Bajo puertas de fuego. El nuevo desorden internacional (Taurus, 2004) asi como a Al Qaeda y lo que significa ser moderno de John Gray (Paidos, 2004) que nos muestran porque la necesidad del bifronte se hace cada día mas necesario.

Es decir de una tercera cultura informada y reformada. Porque quienes eliminan a la tecnología no merecerán el sosiego de una historia que sin su abrazo solo nos condena al olvido, ni quienes sean versátiles en los lenguajes de la diversidad y la tolerancia pero ignoren a la megamaquina podrán mas que protestar en voz alta. Por suerte hay bifrontes de fuste como Lucien Sfez quien en su recentisimo Técnica e ideología. Un juego de poder (Siglo XXI, 2005) ha llevado estos matices al extremo. Ya volveremos sobre el tema.

Publicado enGenealogías

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