¿Hay o no un modo de información?
Tenemos tanto miedo de caer en los reduccionismos y los simplismos, que la sola idea de imaginar un modo de información como opuesto (y sobretodo superador) a un modo de producción nos parece ingenuo o directamente improcedente. Por eso no le prestamos demasiada atención a Mark Poster cuando desde principios de la década del 90 apuntaba en esa dirección.
Su obra The Mode of Information. Poststructuralism and social context (1990) lidiaba con Daniel Bell, Jean Baudrillard, Michel Foucault. Jacques Derrida y Jean Francois Lyotard introduciendose en la sociedad post-industrial, los anuncios televisivos, las bases de datos, el sujeto y la computadora y las posibilidades de la política postmoderna
1.
Claro escandalizados como estábamos por los interesados y vacuos vaticinios de los fundamentalistas digitales, al negar a la información como una forma dominante de la producción debíamos precavernos de sus desvaríos e innuendos.
Craso error sobretodo compuesto por el intento inveterado y destinado al fracaso de tratar de ordeñar indefinidamente a la teoría critica de la sociedad de Adorno a Habermas so pretexto de que al abandonar sus huellas caeriamos en la aceptación ingenua y en la fascinacion fetichista de las ideologías de la técnica 2
Por una teoría crítica propositiva
Por suerte cada tanto alguien se anima a desandar estas pobrezas intelectuales y a apostar a alternativas mucho mas ricas, que a su vez están a años luz de la melancolía que los criticistas monopolizan.
Es el caso de Scott Lash que ya hace un tiempo nos deslumbro en coautoria con su Economía de signos y espacio. Sobre el capitalismo de la postorganizacion con John Urry (Amorrortu, 1999).
La teoría critica no puede seguir siendo (mal que le pese a los benjaminianos confesos y a los adornianos trasnochados) critica de la ideología. Y ello simple y definitivamente porque el poder simbólico ya no es ideológico, es decir ya no toma las formas de los sistemas de ideas que constituyen las ideologías.
Porque el poder simbólico en los primeros años del siglo XXI es principalmente informacional. Y esto no es una mera metáfora, ni tan solo un acomodamiento a los aires del tiempo. Porque hasta hace poco las ideologías se extendían en el tiempo y en el espacio, tenían pretensiones de universalidad, se ampliaban en la forma temporal de las metanarraciones e incluían sistemas de creencias. Se trataba de armaduras que permitían la reflexión y que sobretodo exigían tiempo. Para desarrollarlas, para entenderlas, para criticarlas, para elaborarlas.
La información por el contrario esta comprimida en el tiempo y en el espacio, no reivindica universalidad alguna, y solo enraiza y apunta a lo particular. Encima la información comprime las metanarraciones y las convierte en un simple (y pasajero) acontecimiento en el tiempo.
Su inmediatez es inconmensurable con los sistemas de creencias propios del cristianismo o de la ilustración, que duran milenios y que se creen eternos y con razón. La información es tan rápida que la reflexión le rebota o le pasa por el costado. Cuando la reflexión no es posible porque el tiempo ha sido abolido, ¿que futuro le espera (si es que alguno) a la teoría critica?, que es también el futuro de las ciencias sociales y de las humanidades que aspiren a algo mas que a la tautología corporativa.
¿Es posible la critica en la era de la información?
La pregunta que se hace Lash, y el es uno de los mejores en ponerla en blanco sobre negro, es si es posible la critica en la era de la información. Lo que a Lash le queda clarisimo es que la información no es ni una degeneración, ni una evolución mal parida, ni un desvío, ni una forma burda y desarrapada de la narrativa, el discurso, el monumento o la institución.
Señores que se dicen críticos, despiértense, la información es otra cosa, y por lo tanto todas las herramientas tradicionales para aprehender lo mismo no nos sirven para entender este otro que es la información o estilo el mundo.
Para Lash lo propio de la información es el flujo, el desarraigo, la compresión espacial y temporal y las relaciones en tiempo real. En rigor conocemos todas estas características desde hace mucho, pero siempre bajo el modo vergonzante y deslucido de la desilusion, la caída o el hundimiento.
Lo que pocos entrevieron en cambio es que lo propio de esta sociedad de la información no es la sobeabundancia de información sino la proliferación de errores. Lo que pocos entendieron hasta ahora es que la nuestra es una sociedad desinformada de la información, una circulación de bytes de información fuera de control, que solo pueden ser captados por una teoría de las consecuencias no previstas. Para ser sinceros hay desde hace un par de décadas atrás una escuela de los riesgos que están entendiendo de que se trata 3.
La argumentación no es todo.
La producción de información tiene como rasgo distintivo su infinita capacidad de compresión del mensaje al punto de que debemos tomarnos en serio la tesis de McLuhan acerca de que el medio es el mensaje, pero releído de modo tal que nos anuncia que el medio predominante ya no es ni la narración, ni la poesía lírica, ni el discurso, ni la pintura.
Hoy el medio es un byte, esta comprimido, el diario nos provee el modelo de esta era de la información, lo mismo que los resúmenes, las síntesis informativas, el executive summary o cualquier formato de simplificación del contenido.
Cuando se critica a nuestra época, cuando se desprecia al chat, cuando se insiste en que los chicos no tienen capacidad de atención, y cuando se diagnostica a la generación Internet o digital como encarnación de un trastorno de déficit atencional masivo se esta cometiendo una falacia de concreción mal aplicada (Whitehead).
Por cuanto se deplora que los formatos dominantes vulneran los marcos de la racionalidad a secas. Sin aceptar que el discurso compuesto por marcos conceptuales, lógica proposicional y actos de habla serios respaldados por argumentos legitimadores son un formato entre otros y de ninguna manera la garantía de veracidad legitimidad, verosimilitud y sobretodo de verdad de todas las practicas teóricas imaginables.
El orden del discurso esta llegando a su fin.
La información no es nada de eso, ni quiere serlo. Un libro discursivo dura 20 años en sus efectos, pero el mensaje del diario apenas 24 horas. Ojo hay mensajes todavía mucho mas rápidos y efímeros aun como los que manejan los cambistas de transacciones internacionales 4
Estos señalamientos no nos ponen demasiado contentos a los formados en el orden del discurso porque lo que estamos diciendo es precisamente que el orden del discurso esta llegando a su fin (provisorio y remedial como todo fin). Por eso Foucault, aunque nos ha acompañado durante décadas, no es lo suficientemente penetrante para entender las encarnaciones del poder actual. Porque el poder en la era moderna fue eminentemente discursivo, pero hoy lo es informacional y para dar cuenta de ello todavía no aparecieron los Foucault (a excepción tal vez de Mark Poster, Scott Lash, Paul Levinson y Javier Echeverria) capaces de pensarlo.
La información hace rato que esta haciendo saltar en pedazos la diferencia entre valor de uso y valor de cambio, pero la astucia del capital es recapturarla para su remercantilizacion. Si en la era de la manufactura el poder se asociaba a la propiedad como medio mecánico de producción, hoy se asocia a la propiedad intelectual en forma de patente, copyright y marca registrada 5
De la explotación a la exclusión. de Guatemala en guatepeor.
Como lo propio de nuestra época es el flujo, a lo que asistimos es a una rotación permanente entre orden, desorden y barajar y dar de nuevo en forma incesante e ininterrumpida. En el orden de la información la desigualdad deja de tener un lugar central -aunque continua vigente especialmente en las relaciones entre Norte y periferia- y la explotación pasa a un segundo plano sustituida por la exclusión que solo incluye al 15% de la elite de la población globalizada y deja al margen al resto.
Autoincluirse y autoidentificarse en el contexto de los flujos globales de información y comunicación es autoexcluirse y desidentificarse de los flujos nacionales. Nacen las superclases y el fenómeno de la brazileñizacion y de la belindizacion cunde mundialmente. 6.
En la era de la informacion una teoria critica debe ser afirmativa y no solo negativa. Los terceros espacios deben ser diasporas de performatividad y no pedagogias ya sea de la simple dominacion, o una contrapedagogia de la resistencia. Pero con esto tampoco alcanza. El multiculturalismo queda pegado a la fijeza y la inmmovidad, las etnicidades hibridas estan estratificadas y la teoria multicultural lo ignora o lo lamenta. 7.
La critica de la informacion debe estar basada sobre el movimiento, sobre la diaspora antes que sobre la hibridez. Como bien dice Arjun Appadurai (alguien que le enseño mucho a Garcia Canclini, aunque no lo suficiente) vivimos en un postcolonialismo del movimiento, la contingencia. los flujos las desarticulaciones de objetos, sujetos y comunicaciones.
La critica que se viene no se parece a ninguna de las que conocimos y en las que abrevamos desde la cuna, convencidos como estábamos de que seguir en esa senda era el mejor antídoto frente a la concesión, el retraimiento o la cooptación. Una forma de esa critica -común a Marx y a Habermas– consistía en la critica de lo particular por medio de lo universal. Pero esto no ejerce ningún efecto sobre nuestro presente porque la era de la información comprime el espacio y el tiempo mientras que esta critica lo extiende.
La otra critica históricamente visible ha sido la critica del par mismo universal-particular. Aquí la razón elude la lógica de lo universal, rechaza la lógica proposicional como espacio de lo mismo y planta la critica (del mismo modo a como lo hizo Kant) en el espacio de lo otro (el noumeno frente al fenómeno).
Variantes del trascendentalsmo
De este tipo de critica trascendental se han nutrido indefinidamente las ciencia sociales y las ciencias humanas. La critica de la razón instrumental tiene en Kant a uno de sus epígonos mas gloriosos porque la moralidad y la política implicadas no tienen que ver con la aplicación de la ciencia a particulares existentes, sino con la ley moral, algo que esta al margen de lo cognoscible.
También la tradición critica ha conocido otras variantes como la dialéctica y la aporetica. Tanto la dialéctica alemana como la aporetica postestructuralista francesa son herederas legitimas del tronco de la teoría critica: las dos se basan sobre un dualismo, una binariedad fundamental de los dos tipos de razón. Una habla de fundamentos y conciliación, la otra de incompatibilidad.
El problema es que la cultura global de la información tiende a destruir esos dualismos y a borrar la posibilidad de un ámbito trascendental. La critica de la información debe ser critica sin trascendentales.
Lo que Lash muestra es como con la desaparición de los trascendentales el pensamiento es barrido como todo lo demás al plano general de la inmanencia. En la era de la información la cultura se desplaza a un plano inmanente de actores asociados o conectados en interfaz por maquinas. Estamos en una sociedad del y no del ahí, una sociedad de la conjunción y no del adverbio.
Para seguir pensando necesitamos que en la era de la informacializacion general, la propia critica se vuelva informacional y como desapareció la trascendencia la critica debe ser inmanente. Para nosotros no es una sorpresa que el texto de la teoría critica se haya convertido en un objeto cultural mas, consumido mucho menos reflexivamente que antes (no solo escrito, sino visualizado, transmitido, una instalación, un weblog) en condiciones temporales y de espesor mucho mas cortos y tenues que antaño.
Los textos de critica de la información (y un buen ejemplo al respecto son los que hemos incluido en Internet Imprenta del siglo XXI, a distancia mayúscula de la tesis de doctorado, del paper académico, de la ponencia magistral o de la conferencia desgrabada) forman parte de estos flujos y de estas economías de signo y espacio, apenas un poco mas duraderos y con una pizca o patina mas de rigor que las mismas practicas que tratan de balizar, surfear y reorientar. Pero apenas. Y a mucha honra.
Referencias
1 Mark Poster Postmodern Virtualities Capitulo 2 de The Second Media Age (Blackwell 1995)
2 Algo de lo que nos precave Lucien Sfez en Técnica e ideología.. Un juego de poder. Mexico, Siglo XXI, 2005).
3 Anticipada por los fantásticos trabajos de Mary Douglas como Risk and culture : an essay on the selection of technical and environmental dangers (1982), en ese grupo demoledor descollan los siguientes autores y obras Edward Tenner Why things bite back. Technology and the revenge of unintended consequences, (1996), Henry Petroski To engineer is human. The role of failure in sucessful design (1985), Langdon Winner La ballena y el reactor. Una búsqueda de los limites en la era de la alta tecnología (1987), Ivars Peterson Fatal defect. Chasing killer computer bugs, (1995) y James Chiles Inviting Disaster. Lessons from the edge of technology (2002).
4 No perderse al respecto el increíble articulo de Karin Knorr-Cetina The Epistemization of Economic Transactions Current Sociology, Vol. 49, No. 4, 27-44 (2001) explorado aun en mayor detalle en su compilación junto con Alex Preda The Sociology of Financial Markets (2004)
5 La reciente decisión de la Corte Suprema en en el juicio MGM vs Grokster pone en un brete a la contrarrevolución de los Creative Commons dándole un espaldarazo a Hollywood en contra de los consumidores y avalandola la presuncion de una peligrosa instalación de Darknet en contra del reino de la libertad. Mientras tanto en el mundo real las multinacionales tuercen el cuello de la justicia en la Periferia y Merck Sharp & Dohme pone contra las cuerdas a los laboratorios nacionales en una tendencia que podría convertir en un monopolio hasta la aspirina.
6 Así las cosas, los trabajos de Ulrick Beck acerca de la sociedad del riesgo y la precarizacion del trabajo en la era de la globalizacion, los de W. Hutton acerca de las organizaciones que cumplen con las nociones de buen trabajo y los de Saskia Sassen (como sus clasicos Cities in a World Economy (1994) and The Global City (1991) acerca de las subclases), ilustran el tema profusamente.
7 Por eso los ultimos intentos de Garcia Canclini de incluir Internet en sus reflexiones como en Diferentes, Desiguales y Desconectados resultan finalmente infructuosos.