Antipatías recíprocas
Nunca me cayo simpático Bucay. Yo tampoco a el. Y como no hemos venido al mundo para caernos mutuamente simpáticos en esto al menos estamos a mano.
Si en algunas áreas me creo avispado, en otras soy una opa como el que mas. Hasta hace 5 años de Bucay sabia poco y nada. Conocía de pispearlos muy por encima alguno de sus libros, esas interminables cartas dirigidas a no se quien (Damian y bla bla bla) y esos cuentos tantas veces contados con fines supuestamente terapéuticos, pero no le daba ninguna importancia.
No tanto por sectario o por academicoso sino porque los pocos párrafos que había leído del hombre me parecían literalmente insufribles. Y a pesar de que mi novia de entonces quería hacerme creer que Paolo Coelho estaba en otra categoría nunca consegui apreciar ninguna diferencia sustantiva entre Coelho, Bucay y Barylko, este entra en la volteada por asociación ya verán como.