No claro, no hablo de los balances empresariales, aunque la aparición hace pocos años de la contabilidad creativa los podría alojar sin descrédito en el inventario que acabo de enunciar. Pero para no irme por las ramas mas que de costumbre me quiero referir exclusivamente a los balances personales findeañeros.
Alguna caricatura que he visto en estos dias insinuaba que si el año había sido malo, ¿para que hacer un balance? Y al revés si el año fue tan bueno ¿para que encapsularlo en listados si lo bueno que tuvo fue finalmente lo vivido?