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Medios 2.0 Darknet vs Hollywood. Propedeútica a la era de los medios personales

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Los muchos usos de la palabra Darknet

Hay palabras que seducen y convocan. Hay palabras que inventan y fascinan. Darknet es una de ellas. Que puede significar un mundo de pesadillas y dominación, o también ser algún tecnicismo que explique o explote el extraño entrecruzamiento entre las posibilidades infinitas de la tecnología digital y su limitación a manos de los consabidos modelos de negocios de la era industrial.

Darknet es también el titulo de un libro cuyo subtítulo aclara todo y obliga a barajar y a dar de nuevo, y que cuenta la historia de la revolución mediatica en versión digital.


El Hollywood que J.R. Lesica demoniza en su libro Darknet… es el que se opone al cambio y a la transformación, el que sobreenfatiza el copyright y le huye como al espanto al reximage y a la postproduccion, el que seguramente se alegra de que Don Brown autor del insoportable bestseller El Código Da Vinci, esté siendo procesado por plagio, a manos de Michael Baigent y Richard Leigh, dos de los tres coautores de Holy Blood, Holy Grail quienes en su obra plantearon hace casi 25 años que Jesús sobrevivió a la crucifixión y se casó con María Magdalena, con la que tuvo un hijo y cuya descendencia ha continuado hasta la actualidad, buscando de este modo patentar a la historia.

A la luz de lo que está ocurriendo con este juicio queda claro que ningún esclarecimiento será suficiente ante las amenazas que la cultura del copyright y de las industrias analógicas oponen al advenimiento del mundo digital

Culturas del copyright vs libertad digital

Quienes ven al mundo en términos maniqueos -porque generalmente defienden intereses económicos en nombre de algún principio de libre circulación (para ellos) de la información- quieren reducir la problemática del copyright a una lucha entre la ley y el orden de un lado y a los piratas y los estafadores del otro. Sin embargo la piratería y los archivos compartidos son apenas un subproducto muy chiquito de una cuestión mucho mas compleja y abarcadora.

Lo que pasa es que estamos demasiado enquistados en los futuribles (futuros posibles), y no nos damos cuenta de que hay otros futuros en pleno florecimiento que no vemos, y ese mundo es irreversiblemente el de los nativos digitales.

Estos son los adoptantes pioneros de nuevos estilos de vida, de la televisión de próxima generación, de los videojuegos que están creando nuevos mundos, y de todos los que están permanentemente desafiando y poniendo en jaque a la leyes del mundo analógico.

Tomemos dos de los innumerables ejemplos que reseña J.D.Lasica en su crónica bien llevada. En primer lugar el de Chris Strompolos y Erik Sala quienes en el interminable lapso de 7 años y mientars iban deviniendo de adolescentes en adultos- filmaron una a una las 649 escenas de Los Cazadores del Arca Perdida: La Adaptación, en una voluminosa Sony Betamax (la película original costo 20 millones y facturo 242 millones) para ser felicitados por Steven Spielberg pero habiendo debido retirar el material de circulación por miedo a juicios millonarios

Otro ejemplo maravilloso es el del videasta Bruno Levy quien con sus partners Jack Hazard, y Richie Lau, 26 — conocidos como Squaresquare — son los líderes en USA del scratching y remixing del video en vivo
.

Usando un par de PowerBooks G4 Titanium y el software de Apple Final Cut Pro 3 los Video DJs (VJs) pueden matchear el ritmo de cualquier sección de video con el tempo de la música.

Apelando a una bandeja de mezcla de video, sintetizan y hacen disolvencias cruzadas entre dos secuencias de video de cada PowerBook. Una rueda de montaje les permite hacer scratch con el video; y entonces Fred Astaire puede ir y venir 20 veces haciendo sus morisquetas al ritmo de un tambor y de un bajo.

Todo muy bonito solo que todo el material de base utilizado por los videoscratchers tiene copyright y en cualquier momento el juicio que les caerá encima será millonario.

Creatividad y derechos de autor en la era digital

La idea esta mas que clara. Parece que la creatividad y los derechos de autor se dan cada vez mas de patadas con la era digital. Y que la gran razón de que las patentes sirven para proteger la innovación debe ser revisada de cabo a rabo, cuando lo que tenemos hoy en día es una apropiación masiva de las fuerzas de producción en manos de la gente del común.

Aunque vimos venir el fenómeno desde hace unos años, recién después de la bomba atómica que fue Napster, empezamos a darnos cuenta de qué es lo que teníamos entre manos. Solo que para tranquilidad transitoria de los grandes estudios discográficos, Napster murió en el intento. Lo que ha emergido en estos últimos 5 años deja chiquito al intercambio de archivos, a las bibliotecas digitales de películas de tamaño monstruoso, y a la cada vez mas cacareada aceptación de los nativos digitales, de los celulares como motores del cierre de la brecha digital y a la resignación de que las computadoras tomarán por asalto las aulas, aceptando o no a los docentes como prisioneros.

Como bien lo anticipo Steven Johnson en Everything Bad Is Good for You: How Today’s Popular Culture Is Actually Making Us Smarter , la emergencia de los medios personales esta poniendo patas para arriba todas las reglas que supimos conseguir.

El espantapájaros que la critica mediatica se invento a lo largo de dos siglos, y que llegó a su culminación en la crítica de la escuela de Frankfurt, se está cayendo a pedazos, y en su desbande está arrastrando profesiones y convicciones.

¿Agendas de los medios o medios de la agenda?

Cada vez somos menos los tejidos por la agenda de los medios. Cada vez somos mas los que podemos jugar con las fotos digitales, la animación a mansalva, los nichos de noticias, las películas personales, la hiperficción y los albúmenes en línea, que rara vez, aun si uno vive en USA, se convierten en material impresoa.

La nueva cultura de/en la web, inédita y sorprendente, mas allá de los intentos de los medios anteriores por reapropiársela esáa signada principalmente por la creación de prosumidores en una magnitud y en un alcance inimaginado hasta hace pocos años.

Si hasta recientemente nos sorprendíamos de la increíble cantidad de contenido que hay disponible en webolondia, con mas de 30 millones de canales inventariados por Technorati , ¿qué decir de las 70 millones de fotos que están disponibles en Flickr y que dejan chiquitos a todos los bancos de imágenes preexistentes?

La aparición de TIVO y sus sucedáneos que permite que nos convirtamos en directores de programación, sitios increíbles como www.Last.fm que permite fabricar una programación a medida a partir de una historia de escucha previa, o de www.Newsvine.com que permite que los lectores voten y comenten historias y noticias, pero que también organicen sus propias historias, por las cuales pueden facturar hasta un 90% de publicidad relacionada, cambió en forma drástica todos los modelos preexistentes de negocios, de consumo de noticias y sobretodo de producción de contenidos.

Y aunque por lo que dijimos recientemente, ésta no signifique ipso facto una revolución de los lectores convertidos mágicamente gracias a las promesas de la tecnología en productores, no es menos cierto que los que participamos de estas conversaciones creamos (o somos) nuestros propios medios personalizados.

Hollywood y la idolización de la pavada

Todo esto con mayor o menor detalle es pan comido. Sobre lo que no se reflexiona bastante (y se actúa en forma concordante) es que la maquinaria de producir tonterías de Hollywood está muy enojada con este grito de libertad de los lectores o consumidores de contenidos, y hará lo posible por ponerle freno a esta segunda revolución de/en la red (la primera fue su propia existencia).

Hollywood esáa empeñada en una carrera y sus logros con las tres famosas leyes de copyright digital de fines de los 90 significan que no van por el mal camino en su intento de silenciar las voces de los medios 2.0, aunque nosotros no creamos que estos alguna vez serán masivos

Para Lasica «Darknets» es mucho mas que redes virtuales o privadas en donde la gente intercambia archivos (preferentemente de música) y se comunica anónimamente. Para el la palabra remite asimismo a todos los sitios que proliferan y pululan mas alla del control de los dueños de la voz en el mundo real, corporaciones mediaticas y afines. Se trata de la larga cola alabada por Chris Anderson en Wired (que en Mayo del 2006 se convertirá en libro) y que basicamente postula una inversión de Pareto y sugiere que en la web el 20/80 histórico puede eventualmente convertirse en un 99/1.

Darknet también significa el peligro de que esta cornucopia en donde una democratización nunca vista antes y una discusión permanente y multiplicación de puntos de vistas inimaginados, esté siendo puesto en entredicho por el músculo omnipotente de Hollywood

El derecho al cocktail de contenidos y los múltiples choques de culturas

Ante tanta amenaza grupos como DigitalConsumer.org están defendiendo el derecho a la mezcla digital, al cocktail de contenidos, a la licuadora de formatos y soportes, en pos de una creatividad amplificada, y de una inteligencia mucho mejor distribuida de la que tenemos hoy.

La lucha en contra del prosumidor (consumidor/productor) se juega en varias terrenos la jurídica, la legislativa, pero también la comercial y tecnológica, con el diseño de aparatos que pueden aumentar nuestros grados de libertad o a la inversa constreñirla para siempre-

Lo que vemos aquí es también entre otras cosas un choque de culturas, entre mediólogos y tecnólogos, entre artistas y dueños de los artistas, entre entretenimiento y derecho del consumidor, entre contenidos rico y derecho a la selección de nuestra dieta cognitiva.

Nos encontramos nuevamente frente a dos colectivos en oposición flagrante. Hace un tiempo detectamos una oposición generacional-cognitiva que separaba sin resto a los nacidos después de 1980, capaces de conversar en un lenguaje digital nativo, frente a los nacidos antes de cruzar la barrera y que irremisiblemente pertenecen al bando de los inmigrantes digitales (donde hace rato estamos alojados nosotros).

Después insistimos en la diferencia insalvable que existe entre los digerati, alfabetizados digitales que mas alla de la pertenencia generacional gozan y disponen de armas cognitivas excepcionales cuales son las que pertenecen a la web 2.0 (para uno de los mejores inventarios al respecto con una dosis de gráfica necesaria ver Erick Schonfeld The Next Net 25. A new Web revolution is picking up steam, and the next Google or Microsoft could emerge from the companies that are in the vanguard.)

Y aunque ambas divisorias no son ortogonales, y tienen cierto grado de solapamiento, igual la oposición entre los habitantes de uno y de otro de los submundos es radicalmente antagónica.

Hoy vemos emerger una tercera divisoria (y les aseguramos que hay muchas mas) entre los habitantes de la capital tecnológica de USA (Silicon Valley y San Francisco Bay Area -aunque tiene sus contrapartidas en cualquier otro lugar del mundo, incluso la Argentina) atravesados por la problemática de los weblogs, el wi-fi, las redes sociales, los wikis, el e-commerce, los grabadores de video personales , y unos cuantos cacharros tecnológicos mas, que pronto serán el pan de todos los día de gran parte de la población.

Y sus leit-motifs no son otra que el control por parte de los usuarios, sistemas flexibles y modelos de los medios muchos-a-muchos (con el par-a-par como diseño subyacente).

En el otro extremo está un numero mucho mas grande de profesionales free lance, estudiantes, graduados, académicos, y productores de contenidos masivos, apresados en un modelo de irradiación uno a muchos, de arriba hacia abajo y prácticamente sin ningún tipo de interacción con el publico salvo encuestas retóricas, cartas de lectores manipuladas, defensores de lectores almibarados o aguachentos y en general el sueño de estar del otro lado, para olvidarse del cuestionamiento o la alternativa editorial.

Cultura digital 2.0 vs cultura de los medios 1.0

Como queda claro aquí los opuestos son por un lado la cultura digital que es participativa, deabajo hacia arriba contra la cultura de los medios, excluyente, controladora y de arriba hacia abajo.

Pero sería imposible detectar las antinomias sino estuviéramos de algún modo saliéndonos de ellas (esta definición genial de la tercera posición, lectura o diseño de la información fue entrevista por el gran Michel Foucault al final de su obrs que mas admiro cual es Las Palabras y Las Cosas).

Y están los que -como Steven Johnson, Marc Prensky, Harry Jenkis, Gonzalo Frasca, Janet Murray y en su medida y armoniosamente quien esto suscribe, que amamos todos los soportes y formatos. Desde las películas y los libros y los shows de Sony y Warner a las computadoras, los gadgets y muy especialmente las PowerBooks con chips de Motorola, que ahora serán desbancados por los de Intel.

Nosotros -los adoradores y practicantes de la tercera cultura– no creemos ingenuamente que se puede tirar el copyright por la ventana, porque las ideas realmente buenas no deberían estar protegidas (pero deberían serlo solo por un tiempo, como los originales 17 años del Congreso de USA en los años 1790, no por la práctica genuflexa hacia Hollywood de un Congreso que cada 20 años siempre salva a Mickey Mouse de caer en el dominio publico -ver Mickey Mouse Copyright Act.

Sin embargo (y la experiencia de los sitios de software colaborativo de la red así lo demuestra), la edición digital de obras originales, mas que una prohibición debería ser un derecho, y los resultados a los que se llega mucha veces, toman como punto de partida el original pero lo enriquecen y le suman valor de formas inéditas y sin casi ninguna deuda sobre el original.

Lo cierto es que la convulsión en marcha golpea por igual a los progresistas que sienten que los intereses corporativos quieren restringir progresivamente la libre expresión y están aboliendo los derechos de uso.

Mientras tanto los conservadores suponen que las sobreregulaciones estatales liquidarán la innovación de las startups y dañarán a las compañías grandes, expuestas a pretensiones de copyright frívolo por parte de la competencia.

Y por si todo lo anterior no fuera ya bastante desagradable los artistas y los productores de contenidos imaginan que sus fuentes de financiamiento desaparecerán si el agujero negro de la Darknet sigue consumiendo (sin pagar) sus creaciones.

Esas ingratas terceras posiciones

Lo deseable probablemente esté en un difícil tercer espacio que no supone un hedonismo del libre uso pero tampoco un acotamiento exagerado de sus posibilidades

Las tesis de Lasica -que deberemos examinar en detalle- es que necesitamos nuevas reglas para la era digital que no equivaldrían a una patente de corso de explotación de la red, sino a políticas inteligentes y a modelos de negocios que recompensen a los creadores, pero que no liquiden la facilidad de remixado y el intercambio cuasi orgiásticos de los contenidos digitales.

Siguiendo el dictum del Mayo francés que nos instaba a «ser realistas y pedir lo imposible«, Lasica es uno de los pocos que entiende que lo propio de los nativos digitales no es absorber lo dado sino reinventar lo existente. Los nativos exigen una circulación permanente de la información en cualquier formato y desconfían y rechazan el monopolio unidireccional made in Hollywood y sus alrededores.

La consigna base de la vida en Internet (algo que Jeff Bezos el rey de Amazon inventó el mismo hace mas de una década, generando un estandar que hasta ahora nunca ha sido superado) es diseñar y compartir experiencias. De eso trata la web 2.0, de eso trata la actual guerra de recién llegados e incumbentes en la red.

Quizás una de las preguntas mas interesantes que podemos hacernos a esta altura del partido es ¿en que tipo de mundo de los medios queremos vivir?

Seguramente no en el que tenemos, pero tampoco en el idealizado por los críticos de la alta cultura a la Adorno y Horkheimer. Seguramente no en el ingenuo y edulcorado mundo de la post-televisión interactiva, que supuestamente todo lo puede pero según preceptos que no son los nuestros.

Seguramente no en el mundo de la frivolidad y el delirio glamoroso que nos mostró anoche la versión 78 de la entrega de Oscares de Hollywood, que aunque nos encanta no tiene nada que envidiarles a las sirenas de Ulises.

Pero tampoco queremos vivir eternamente con cera en las orejas. Para saber el tipo de mundo de los medios en el que queremos vivir habrá que investigar mas en detalle el tipo de medios que se está creando gracias al concurso de las aplicaciones 2.0. Hacia allá vamos.

Publicado enGlobalifobia

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