Cursos y seminarios sin fin
Hemos dado tantos cursos y seminarios, hemos visitado tantos campuses y universidades, hemos estado en tantas salas y ambientes de aprendizaje que las cosas empiezan a ponerse borrosas, las caras de los alumnos y de las alumnas se desdibujan progresivamente y la sentencia del profesor Eugenio Pucciarelli (¿bendición o maldición?), fundador de carreras de filosofía en la Argentina, cada vez se vuelve mas pertinente.
Cuando tenia apenas veintipico bisoños años y acababa de terminar el profesorado en Filosofía, le pedí entusiasmado entrar rápido a las huestes de la enseñanza. Quienes en ese entonces nos dedicábamos al metier especulativo sospechábamos que nuestra consagración (vocación cumplida, felicidad aspirada, encuentro con el destino o algo por el estilo), pasaba obligadamente por la docencia, quizás antes y mejor que por la investigación -tan disociadas concebíamos en ese entonces ambas cosas.