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Día: 10 diciembre, 2006

El periodismo complaciente y la bienvenida zancadilla de Adolfito

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Periodismo exhibicionista que se las da de crítico

Hay pocas cosas que me irriten mas -y eso que hay tantas que me irritan- que el periodismo complaciente. Ese que juega a hacerse el objetivo y el profundo y no rasca ni la superficie de las cosas, pretende hacer pasar gato por liebre y autocomplacientemente cree que dejar exhibirse a las entrevistados en todo su esplendor es la mejor forma de congraciarse con el lector.

Craso error. Estos son cada vez mas agudos, Internet hace cortocicuito con cualquier intento interpretativo sesgado, y finalmente el periodista al vulnerar la credibilidad, ennoblecer exageradamente al entrevistado y sobretodo ignorar la otra cara de las cosas, termina violando su propio compromiso, no con la verdad o con la objetividad sino con el carácter desentumecedor de la entrevista misma.

La conferencia en la que no pudimos estar. Web 2.0 Summit version 2006

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De las TED’s a las Summit 2.0

Hay conferencias y conferencias. Encuentros valiosos y otros que solo son excusas. Ciudades que mas que una misa valen muchas mesas redondas. Y si no fuera porque estuve en San Francisco hace un par de meses, y que esta vez me gusto mucho menos que otras, realmente perderme un evento como este cual fue la combinación de la mejor conferencia del mundo sobre Web 2.0 y en San Francisco realmente pudo deprimirme un montón.
Pero bueno uno racionaliza como puede. Y se inventa las excusas mas verosímiles. Por ejemplo que en el mismo momento en que tuvo lugar esa reunión yo estaba en Boston trabajando en el proyecto OLPC.

O que para asistir a la Web 2.0 en su tercera versión, liderada por Tim O Reilly había que ser mucho mas conocido, famosos y tener mucho mas que aportar que lo mío propio. Al punto tal de que Francis Pisani que hace rato que está en la pomada no logró tampoco él una invitación, pero se las ingenio para saber que había pasado.

El cinismo como una forma de vida (política)

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Políticos amateurs ni fu ni fa

Ustedes saben que nunca me cayó bien Anibal Ibarra. Mi rechazo en contra suyo siempre fue visceral. Lo conocí hace mas de 10 años en un programa de Televisión al que nos había invitado Leonor Benedetto. Su aparición fue pobre, insulsa, deslenguada.

En esa época el hombre corría con dos caballos a favor. Por un lado haber tenido un buen desempeño como Fiscal para los Juzgados Nacionales de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital en 1986, cargo que ocupó hasta 1990.

Después de la mano de Chacho Alvarez haber desempeñado una carrera política que lo llevó de concejal a Intendente de la Ciudad de Buenos Aires, mas porque el Chacho no quiso competir (y en se momento ganar el cargo) que porque Anibal hubiese demostrado alguna habilidad especial en la materia aparte de una especial tendencia a la flotación.

Cocoliche de ideas buenas en la revista In, que lo es lo es

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Frivolidades de a bordo y en todo tiempo y lugar

Bueno a lo mejor habría que llamarlo mas bien cambalache de ideas renovadas, atractivas, fascinantes. Decididamente el gran coleccionista que va atrapando en sus mallas estos peces tan refinados se merece nuestro reconocimiento eterno y le devuelve su valor supremo al magno arte de editar.

Es una revista que ya nos movió a aplaudirla hace unos meses como la mejor de a bordo entre las aerolíneas que supimos trasegar. Se trata de la ya conocida IN y aunque en este numero de noviembre no descolle con casi ningún artículo espectacular, sino que mas bien oscila entre la frivolidad como su recorrido del Freedom of the Seas, el barco de Disney mas grande del mundo, o una nota divertida acerca de los paquetes que no empaquetan por ser mucho mas forma que contenido, el sabor del número está en las notas cortas, en los personajes, en las referencias, en ese bricolage infinito, siempre tapizado de páginas web que nos abren nuevos mundos.

El gurüismo de los antigurús. De los economistas a los filósofos y vuelta

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Los gurús de nunca empezar

A este News le interesaron siempre y mucho los gurues. Aunque mas no fuera para criticarlos. De la enorme lista de gurues criticados por aquí han desfilado Nicholas Negroponte (en El guru come y hace otras cosas como nosotros. Pero es tan distinto…de abril de 1996), una denuncia del sloganismo de Tom Peters (No vemos que no vemos. Los baches del guru San Tom Peters y como zafar… de febrero de 1998), Iba a desfilar Peter Drucker pero al final no lo hizo (en ¿Cuántos gurues verdaderos puede haber en un momento dado? de abril del 2000 hasta culminar en IDEA (en El 38° coloquio de IDEA y la falsa idea de que Kirchner fomenta el pensamiento único… de noviembre del 2003) en donde enfocamos los cañones en los delirantes locales e hicimos el panegírico del Ministro de Trabajo denunciando a los alegres chantapufis de siempre.

Los guríes nacionales se siguen equivocando día a día y Sebastián Galiani, profesor de la Universidad de San Andrés, insiste en que es muy común que se tienda a darle importancia sólo a los datos que apoyan la hipótesis que uno defiende a priori, y a minimizar los que la contradicen. Este fenómeno cognitivo se conoce como «sesgo de confirmación«. Igual saber porque uno lo hace no mejora nuestra perfomance y menos justifica nuestro sesgo ideológico.