Un consultor muy particular
El Hundimiento (ver editorial nº 3775 «El hundimiento o el permanente e inagotable conflicto de las interpretaciones«) nos sorprendió muy mucho. Seguir de tan cerca los últimos días de uno de los personajes mas diabólicos e incomprensibles de la historia reciente intrigaba a mas de uno. Intentar cernir tras la máscara el día a día, contar lo que sabíamos de la vida cotidiana de los asesinos del proceso, que un instante podían acariciar suavemente a uno de sus vástagos adoptados y al siguiente torturar hasta matarlos a sus padres, se plasmo de lleno en esas imágenes únicas personificadas por Bruno Ganz.
Pero esa historia y los que nos provoco en su momento ya la contamos. Ahora queremos volver sobre las fuentes de la historia. Porque en ese momento mas alla de la bibliografía mas que valiosa desde las obras de Joachim Fest a las de Ian Kershaw, de trevor Roper a Gitta Sereny, lo mas significativo para armar el guión de El hundimiento fue el reportaje a Traudl Junge Blind Spot-Hitlerís Secretary (Punto ciego, secretaria de Hitler) a manos de Othmar Schmiderer.
Lo que no sabíamos es que es El Hundimiento dirigida por Oliver Hirschbiegel tuvo por asesor histórico a Bernard Freytag von Loringhoven autor de unas fascinantes memorias (recién aparecidas en la editorial Critica de España) «Con Hitler en el Bunker. Los últimos meses en el cuartel general del Fuhrer, julio 1944-abril 1945«.
Esas memorias fueron dictadas a mediados del 2004 al periodista francés Francois d’Alancon en un reportaje aparecido en el diario La Croix. Hoy el general tiene 93 años y sus confesiones son francamente fascinantes. Loringhoven asistió a reuniones diarias con Hitler y sus principales lugartenientes entre Julio de 1944 y abril de 1945, escapó del bunker de una Berlín en ruinas rodeado por los soviéticos, fue prisionero de guerra de los británicos durante tres años, reconstruyó el Ejercito Federal alemán y se retiró en 1973.
Hitler un loco bastante cuerdo
Entre los hallazgos de sus memorias y sus comentarios actuales tal como concedió en una reciente entrevista a El País, queda definitivamente zanjado que Hitler no estaba loco en lo mas mínimo. Tratándose de alguien que lo vio camino a su peor momento, resulta sumamente interesante el retrato que hace el general de Fuhrer, quien mas alla de algunas dotes y de unas carencias morales extremas tuvo como único baremo en la vida la construcción del poder por el poder mismo.
Renegó de cualquier noción de la amistad, encumbró a sucesores de la talla y del formato de un Göring o Himmler y después los echó de la sucesión con la misma desprolijidad e intolerancia con que los había previamente endiosado.
El primer encuentro entre el ese entonces ayudante del jefe del estado mayor del ejercito de tierra y Hitler, le reveló la perdida de la vitalidad del temible orador que él había conocido en 1939 y que 5 años mas tarde solo concebía soluciones milagrosas encarnadas en armas inexistentes para revertir una guerra que ya se veía perdida. Aunque capitular (como parodia socarronamente la animación arriba incluida) no estuviera entre sus planes.
La parsimonia de Freytag va de consuno con su lucidez. A pesar de una diálisis tres veces por semana, y de un tumor extirpado recientemente. no se le tuerce un músculo cuando define al nacionalismo alemán como a un himno que escuchan los jugadores de la selección de fútbol alemana mientras mascan chicle.
Testigos hacedores de la historia
Su vida de la postguerra estuvo tachonada de matrimonios y de acontecimientos personales y colectivos, pero sobretodo de una conciencia aguda de la importancia de su testimonio y de su carácter de bisagra para un pasado que deplora y para un futuro que ve mas o menos favorable, comparativamente.
Para él cuando la historia ilumina la memoria se da el mejor antídoto contra la intolerancia. Freytag no es inclemente pero es certero. No se autojustifica pero tampoco se queda corto en sus diagnósticos. Según él una 1/3 parte de sus compatriotas fue partidaria incondicionalmente del nazismo y votó a Hitler en las elecciones de 1933. Otra tercera parte militó en la oposición y por ello fue fusilada, encarcelada o debió marchar al exilio. El resto se encuadró en una mayoría silenciosa que miró hacia otro lado durante los 12 años de dictadura nazi.
El caso de Freytag es muy especial porque si bien no conspiró contra Hitler tampoco delató a los conspiradores, y si bien reconocía que como militar profesional debía cumplir órdenes, intentaba no atentar contra los derechos humanos ni traicionar su conciencia moral y religiosa. El representó las contradicciones de un siglo. Y por eso en la despedida de la entrevista se alineó con el célebre dicho de Helmut Schmidt que había sido oficial de la Wehrmacht «No podía hacer otra cosa que luchar por Alemania, pero nunca luche por Hitler«.
En un mundo que inexorablemente se esta desgarrando e implosionando y donde el demócrata Bush cada día remeda mejor las atrocidades del Fuhrer, que el testimonio viviente de un nonagenario nos ponga sobreaviso respecto de las locuras del pasado -iluminando de paso las del presente-, nos permite estar mas alertas aunque claro nada mas tranquilos que otras veces.
Entrevista original con Miguel Angel Villena publicada en El Pais del 31/12/2006
Película de animación sobre los últimos momentos de Adolf Hitler en su búnker de Berlín.
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Un consultor muy particular
El Hundimiento (ver editorial nº 3775 «El hundimiento o el permanente e inagotable conflicto de las interpretaciones«) nos sorprendió muy mucho. Seguir de tan cerca los últimos días de uno de los personajes mas diabólicos e incomprensibles de la historia reciente intrigaba a mas de uno. Intentar cernir tras la máscara el día a día, contar lo que sabíamos de la vida cotidiana de los asesinos del proceso, que un instante podían acariciar suavemente a uno de sus vástagos adoptados y al siguiente torturar hasta matarlos a sus padres, se plasmo de lleno en esas imágenes únicas personificadas por Bruno Ganz.
Pero esa historia y los que nos provoco en su momento ya la contamos. Ahora queremos volver sobre las fuentes de la historia. Porque en ese momento mas alla de la bibliografía mas que valiosa desde las obras de Joachim Fest a las de Ian Kershaw, de trevor Roper a Gitta Sereny, lo mas significativo para armar el guión de El hundimiento fue el reportaje a Traudl Junge Blind Spot-Hitlerís Secretary (Punto ciego, secretaria de Hitler) a manos de Othmar Schmiderer.
Lo que no sabíamos es que es El Hundimiento dirigida por Oliver Hirschbiegel tuvo por asesor histórico a Bernard Freytag von Loringhoven autor de unas fascinantes memorias (recién aparecidas en la editorial Critica de España) «Con Hitler en el Bunker. Los últimos meses en el cuartel general del Fuhrer, julio 1944-abril 1945«.
Esas memorias fueron dictadas a mediados del 2004 al periodista francés Francois d’Alancon en un reportaje aparecido en el diario La Croix. Hoy el general tiene 93 años y sus confesiones son francamente fascinantes. Loringhoven asistió a reuniones diarias con Hitler y sus principales lugartenientes entre Julio de 1944 y abril de 1945, escapó del bunker de una Berlín en ruinas rodeado por los soviéticos, fue prisionero de guerra de los británicos durante tres años, reconstruyó el Ejercito Federal alemán y se retiró en 1973.
Hitler un loco bastante cuerdo
Entre los hallazgos de sus memorias y sus comentarios actuales tal como concedió en una reciente entrevista a El País, queda definitivamente zanjado que Hitler no estaba loco en lo mas mínimo. Tratándose de alguien que lo vio camino a su peor momento, resulta sumamente interesante el retrato que hace el general de Fuhrer, quien mas alla de algunas dotes y de unas carencias morales extremas tuvo como único baremo en la vida la construcción del poder por el poder mismo.
Renegó de cualquier noción de la amistad, encumbró a sucesores de la talla y del formato de un Göring o Himmler y después los echó de la sucesión con la misma desprolijidad e intolerancia con que los había previamente endiosado.
El primer encuentro entre el ese entonces ayudante del jefe del estado mayor del ejercito de tierra y Hitler, le reveló la perdida de la vitalidad del temible orador que él había conocido en 1939 y que 5 años mas tarde solo concebía soluciones milagrosas encarnadas en armas inexistentes para revertir una guerra que ya se veía perdida. Aunque capitular (como parodia socarronamente la animación arriba incluida) no estuviera entre sus planes.
La parsimonia de Freytag va de consuno con su lucidez. A pesar de una diálisis tres veces por semana, y de un tumor extirpado recientemente. no se le tuerce un músculo cuando define al nacionalismo alemán como a un himno que escuchan los jugadores de la selección de fútbol alemana mientras mascan chicle.
Testigos hacedores de la historia
Su vida de la postguerra estuvo tachonada de matrimonios y de acontecimientos personales y colectivos, pero sobretodo de una conciencia aguda de la importancia de su testimonio y de su carácter de bisagra para un pasado que deplora y para un futuro que ve mas o menos favorable, comparativamente.
Para él cuando la historia ilumina la memoria se da el mejor antídoto contra la intolerancia. Freytag no es inclemente pero es certero. No se autojustifica pero tampoco se queda corto en sus diagnósticos. Según él una 1/3 parte de sus compatriotas fue partidaria incondicionalmente del nazismo y votó a Hitler en las elecciones de 1933. Otra tercera parte militó en la oposición y por ello fue fusilada, encarcelada o debió marchar al exilio. El resto se encuadró en una mayoría silenciosa que miró hacia otro lado durante los 12 años de dictadura nazi.
El caso de Freytag es muy especial porque si bien no conspiró contra Hitler tampoco delató a los conspiradores, y si bien reconocía que como militar profesional debía cumplir órdenes, intentaba no atentar contra los derechos humanos ni traicionar su conciencia moral y religiosa. El representó las contradicciones de un siglo. Y por eso en la despedida de la entrevista se alineó con el célebre dicho de Helmut Schmidt que había sido oficial de la Wehrmacht «No podía hacer otra cosa que luchar por Alemania, pero nunca luche por Hitler«.
En un mundo que inexorablemente se esta desgarrando e implosionando y donde el demócrata Bush cada día remeda mejor las atrocidades del Fuhrer, que el testimonio viviente de un nonagenario nos ponga sobreaviso respecto de las locuras del pasado -iluminando de paso las del presente-, nos permite estar mas alertas aunque claro nada mas tranquilos que otras veces.
Entrevista original con Miguel Angel Villena publicada en El Pais del 31/12/2006
Película de animación sobre los últimos momentos de Adolf Hitler en su búnker de Berlín.
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