Cada cual atiende su juego
Como lo hemos comentado repetidas veces en este weblog, el proyecto OLPC es un test proyectivo fabuloso tanto para tecnofílicos como para tecnofóbicos -y esperemos que para tecnorrealistas, lo mas parecido a una posición equidistante entre las dos anteriores, también- que podamos imaginar.
Para los tecnofílicos se trata del cielo tocado con la manos. La OLPC de la mano de Negroponte y de los millones de chicos del mundo que solo necesitaban de una herramienta transparente, de fácil acceso, capaz de trascender las limitaciones de las interfases tradicionales, superadora de las limitaciones del paradigma de la notebook y fácilmente asimilable por los chicos, presagiaría la revolución educativa tantas veces prometida pero nunca consumada.