Iguazú, un destino esquivo
Decididamente algunos destinos nos son esquivos. Por hache o por be no se dejan domesticar y no se fusionan con nosotros como si fueran una mano en el guante. En mi caso Iguazú es uno de esos. Solo había estado allí hace 24 años con motivo del Primer Congreso Argentino de Antropología Social. La primavera alfonsinista despuntaba en el horizonte y con mi hermana, Liliana Sajon, Claudia Paleka, Marta Savigliano y una gran camada de antropólogos nos fuimos una semana a Posadas.
Nos alojamos en el benemérito Hotel Municipal, compartimos muchas horas con los capitostes de la antropología argentina de entonces como eran Carlos Herran, Leopoldo Bartolome y Néstor Cordero y discutimos de epistemología y de teoría antropológica.