Ver a los Pumas y hacerse pis republicano encima
Hace mucho que no mentábamos a Jorge Fontevecchia, a su madre o su prole. Un par de semanas atrás el egregio editor nos enternecía con las cuitas de su joven hijo que había sido mancillado en su honor preguntístico por la displicente candidata a presidente por el oficialismo.
Cada semana ya sea desde Perfil o Noticias Jorge nos vacuna con su optimismo y su erudición, con sus profundas investigaciones y con el acompañamiento de sus conmilitones para hablar pestes del gobierno, denunciar sus exabruptos, demostrar su venalidad y la guitarra sigue y sigue.
Nadie le puede quitar a San Jorge su capacidad para olfatear el aire de los tiempos, y sobretodo para convertir sus intuiciones (y/o sus anhelos) en verdaderos digestos morales.
Por eso no sorprendió a nadie que la última tapa de su Biblia vernácula estuviera tapizada por una espléndida foto de Los Pumas, que hoy por hoy, son ademas de una fabulosa mina publicitaria, algo que trasciende los estamentos sociales y se ha convertido en un tópico de identificación colectiva, o al menos eso quiere hacernos creer la revista.
Porque lo interesante de estos personajes (en su estilo cada uno comulgan en esa capacidad para la metonimia) es tomar una parte (en este caso el rugby) y convertirlo en el todo (una entera filosofia política).