Ver a los Pumas y hacerse pis republicano encima
Hace mucho que no mentábamos a Jorge Fontevecchia, a su madre o su prole. Un par de semanas atrás el egregio editor nos enternecía con las cuitas de su joven hijo que había sido mancillado en su honor preguntístico por la displicente candidata a presidente por el oficialismo.
Cada semana ya sea desde Perfil o Noticias Jorge nos vacuna con su optimismo y su erudición, con sus profundas investigaciones y con el acompañamiento de sus conmilitones para hablar pestes del gobierno, denunciar sus exabruptos, demostrar su venalidad y la guitarra sigue y sigue.
Nadie le puede quitar a San Jorge su capacidad para olfatear el aire de los tiempos, y sobretodo para convertir sus intuiciones (y/o sus anhelos) en verdaderos digestos morales.
Por eso no sorprendió a nadie que la última tapa de su Biblia vernácula estuviera tapizada por una espléndida foto de Los Pumas, que hoy por hoy, son ademas de una fabulosa mina publicitaria, algo que trasciende los estamentos sociales y se ha convertido en un tópico de identificación colectiva, o al menos eso quiere hacernos creer la revista.
Porque lo interesante de estos personajes (en su estilo cada uno comulgan en esa capacidad para la metonimia) es tomar una parte (en este caso el rugby) y convertirlo en el todo (una entera filosofia política).
No los voy a aburrir aqui con los recuadros y la nota central del número (que nada casualmente no están en la red, apenas tenemos acceso a unos párrafos, mostrando lo aggiornado que esta JF en la saga de los contenidos abiertos en Internet) (para una discusión de monta sobre el tema entre David Weinberger, Nicholas Carr y cía ver The future of content Parte 1 en el weblog The Ed Techie, continuada y profundizada en Future of content – Conclusions Future of content)
Deseo, se pueden decir tantas cosas en tu nombre
Muy extrañamente la revista insiste en que el rugby no es un deporte elitista (aunque solo lo juegan 38.096 mayores y 8.894 infantiles -en un país donde millone sjuegan al fútbol-, según una curiosa interpretación del editor estos aguerridos Pumas aprendieron el rugby bajo los conceptos del amateurismo. Y lo llevan en la sangre -más allá de que hoy la mayoría de ellos lo practique de manera profesional en los equipos europeos.
Hablando del genial Pichot (se lo quiere equiparar a Maradona) se insiste en que nunca olvidó donde empezó, nada mas y nada menos que en el exquisito CASI en San Isidro. Lo mas interesante -y rescatable del mejor equipo de Los Pumas de todos los tiempos, y yo los sigo desde 1965 en el histórico triunfo en Geba contra Oxford y Cambridge- sería haberse convertido en «Los últimos románticos del rugby«. Locura para ir en busca del objetivo, romanticismo en los ideales.
A partir de esta caracterización mas o menos acertada viene después una endecha interminable según la cual lo mejor que podría pasarnos a los argentinos seria desfutbolizarnos y superrugbizarnos. En el recuadro de las 11 diferencias entre el Rugby y el Futbol que acompaña la nota central, ya en la primera linea se desmorona toda esta idealista e idealizada filosofía política. Del lado izquierda de su pantalla como gustaba decir Horacio Aiello, están los rugbiers que son casi todos universitarios, del derecho los futboleros que rara vez terminan el secundario.
Con diferencias de clase como estas la mayoría del andamiaje idalizado se desmorona al instante.
Cuando las diferencias de clase tiñen todo lo demás
Hubo gente que vio esta trampa retórica mas rápido y mejor que yo. Entre ellos Mario Wainfeld en su exquisita nota Jugar con clase quien recuerda que es habitual extrapolar el fenómeno deportivo y transformarlo en una fábula sobre la sociedad en general y la política en especial.
Provoncándonos -como de costumbre y para bien- Wainfeld insinúa en que es posible que en las próximas elecciones haya algún clivaje entre el voto de los sectores populares vs. los medios y los medios-altos. Si así sucediera, la remisión al espíritu del rugby, a la existencia de grupos de élite que portan valores superiores a la plebe, retornará (valga el modismo) por sus fueros.
Y cita a un blogero que puso el dedo en la llaga con un brulote
“¿Nadie va a decir nada de Los Pumas? ¿A nadie le molesta que sean todos gente ‘bien’? ¿Nadie va a decir nada sobre esos acentos insoportables? ¿Los judíos no juegan al rugby? ¿Nadie se pregunta qué hacen 10 mil argentinos alentando a Los Pumas en París? ¿Y con qué guita van? ¿No es facho llorar con el Himno? ¿Hay antidoping en el rugby? ¿Es joda esto?
Pero…
Si hay antidoping en el rugby. En este mundial se hicieron mas de 500 controles y todos dieron negativos, salvo uno en el cual un italiano se había deleitado con cannabis indiano. Pero la cosa da para mas. Todos estamos ahora tontamente pendientes de los resultados de esta tarde rezando para que Inglaterra gane y mañana… mañana será un milagro, o al revés el fin de todo -por haber puesto tantas esperanzas donde no hay que ponerlas-, cuando se derrumbarán muchos sueños, exitismos, triunfalismo y filosofías políticas baratas y zapatillas de goma.. o pues quien sabe.
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