¿Otra vez sopa?
Oscilamos permanentemente entre la desilusión y el desencanto por un lado, y el magnetismo y el deslumbramiento por el otro. Días enteros de pasmo y aburrimiento, y de pronto un desencadenante y un disparador que prende todas las neuronas al mismo tiempo, como las lucecitas de un árbol de Navidad, y pensamientos y conceptos que estaban adormilados se ponen a girar frenéticamente.
El catalizador puede ser una escena de la vida cotidiana, o un inesperado programa de TV (como Pushing Daisies o los tres pilotos de la Mujer Biónica versión 2008). Puede tratarse de larguísimos decálogos explicando lo inexplicable, cual es el baile del gobierno y la gauchocracia devenida oposición campestre, alrededor de un intríngulis que ya nos tiene hartos a todos.