De un orden cognitivo a otro
Hace un par de de décadas, sino mas, que estamos viendo disolverse un orden cognitivo y emerger pari passu otro. Las raÃces están en los 60 y en los 70 como décadas prodigiosas que fueron. Las combinatorias y la ruleta evolutiva (y en este caso histórica) jugaron lo suyo. No son pensables disrupciones mentales sin disrupciones sociales, no hace falta sentir de nuevo si ya lo estábamos haciendo antes intensamente.
Pero siempre faltaba algo para que no se notara el hilo de la costura cuando de pensar esta dinámica hipercompleja entre cultura/tecnologÃa se trata. Porque no conseguimos proyectar una mirada estereoscópica y sobretodo anamórfica sobre una realidad que solo puede verse en esas extrañas dimensiones recurriendo a una pulsión conceptual que en general brilla por su ausencia.
Y de pronto en plena discusión por un tema aparentemente marginal en este gran colapso civilizatorio cual es el rendimiento escolar, y las malas notas que sacó la Argentina en los recientes evaluaciones PISA y Unesco, mientras otro tanto le ocurrió a USA y a muchos otros paÃses, de pronto pudimos generar la suficiente velocidad conceptual como para identificar al animal en movimiento (como en esa maravillosa metáfora del problema que es la pelÃcula Predador de John McTiernan) de tan rápida y tan letal que es la amenaza apenas la vemos en clarosuro, como una borrón, mertamorfoseándose constantemente, inhallable con la mirada y con el pensamiento. Hasta que es demasiado tarde.
Necesidad, deseo, civilizacion, barbarie
Hace mucho que estamos convencidos de que lo que se enseña en la escuela no es lo que los chicos necesitan, que la problemática de los contenidos mÃnimos esta mal enfocada, que las modificaciones en la sensibilidad y el entendimiento (para usar agotadas categorÃas kantianas) están muy mal servidas por una discusión aparentemente necesaria entre competencia analógicas y digitales, entre inteligencias simples y complejas, entre inteligencias únicas y múltiples.
Los informes de Henry Jenkins «Confronting the challenges of participatory culture: Media Education for the 21st Century» (2006), de Rima Shore «The power of pow! wham! Children, Digital Media & Our Nation’s Future« (2008) y de James Paul Gee «Getting over the slump. Innovation Strategies to Promote Children’s Learning« (2008) fueron erosionando nuestras certezas anteriores. . Estos autores solo nos ayudaron a ver que existen las competencias digitales , sino que ellas a veces son inconmensurables con las analógicas y mas de una vez las subsumen.
La voz de alarma -en la dirección equivocada- la vienen dando desde hace tiempo personajes como Giovanni Sartori y Karl Popper, Neil Postman y Alan Bloom y mas recientemente Nicholas Carr y Mark Bauerlein. El principal mal de la civilización occidental -es para estos crÃticos- la falta de competencia lectora en profundidad, y el principal culpable de este abandomno del «alma de la cultura occidnetal», ha sido y sigue siéndolo la Televisión, a la cual se le suma como nefasto aliado Google y su voluntad de convertirnos a todos, no en lectores densos y esforzados (excavadores y ascetas del sentido) sino en surfeadores del conocimiento… vulgar, asistemático, irreflexivo, disperso.
Las ideas en la trampa
Por demasiado largo tiempo casi caÃmos en la trampa, y enfrentados a 1.000 docentes presenciales y a 4.000 virtuales la semana pasada en el «Congreso Internet en el aula» tratamos en un esfuerzo postrero de darle al Cesar de la los Medios lo que es del Cesar de los Medios, y al Dios de la lectura lo que es del Dios de la lectura .
Reescuchando la charla que dimos en Santander hace 3 o 4 dÃas caÃmos, en la cuenta del discutible error que habÃamos cometido. Algo parecido al que hizo Gordon Brown el sucesor de Tony Blair en Inglaterra, quien después de mil y una fintas finalmente, trató de conquistar a la prensa conservadora para terminar siendo el Premier mas debil de la historia del laborismo en Inglaterra, un cadaver polÃtico, en un freezer que por querer quedar bien con tirios y troyanos perdió lo propio y tampoco conquistó lo ajeno.
Es por ello que volveremos sobre el tema inicial de los bárbaros, pero lo haremos de una forma mucho mas radical y convencida de como lo venimos tratando estos últimos años. Por fin estamos viéndole la cara al monstruo (aunque para nosotros cada vez se trata mas de una mascota enternecedora que de un Alien depredador), y mucho de lo que venimos haciendo y diciendo en los últimos tiempos merece ser revisado acorde, porque sin quererlo caÃmos presa del maniqueÃsmo y las provocaciones del campo letrado, nuestra herencia de clase ilustrada pudo primar mucho mas que nuestra sensibilidad neobarroca, y nuestra capacidad de detectar procesos en movimiento, lo único en lo que creemos tener una habilidad primaria propia, se vio injustamente mellada.
Lecturas que hacen la diferencia
No deja de ser paradójico -como corresponde a estos tiempos bárbaros que estamos viviendo- que una vez mas todas estas consideraciones e incitaciones a la revisión de una postura que quiso ser conciliadora y terminó siendo ecléctica, que quiso ser contempladora y terminó siendo aguachenta, que buscaba integrar lo viejo con lo nuevo pero no hizo mas que desintegrar todo, terminando en una farsa y en un disloque, haya sido disparada por una lectura.
La del fascinante ensayo de Alessandro Baricco Los Bárbaros. Ensayos sobre la mutación (Anagrama, 2008). No menos curioso es que Baricco sea principalmente un dramaturgo y novelista, y subsidiariamente un ensayista. O que su ensayo, o compilación, no lo sea en sentido estricto sino mas bien como recopilación de columnas de un diario. Y que no haya sido escrito ayer, sino hace 2 años. Y que haya caÃdo en nuestras manos hace algunas semanas, y no le hayamos prestado la menor atención entonces. Y que incluya un capÃtulo increÃble cual es Respirar con las branquias de Google, que hubiese servido de arma mortal para lidiar con personajes como Cassin y Carr en las luchas simbólicas de este cuatrimestre si lo hubiésemos leÃdo antes.
Nutriéndonos de epÃgrafes ajenos mejor que si fueran frases propias
Mostrando un poder de convocatoria y una capacidad de seducción sin fin las primeras columnas de Baricco estuvieron dedicadas -como si de tratara de atrapar al Snark-, de escoger cuatro epÃgrafes de millones posibles que balizan el terreno a recorrer, y marcan sin lugar a dudas la radicalidad de la apuesta, y la voluntad de ir con los botines de punta, cuando de intentar comprender el galimatÃas de la mutación cultural contemporánea se trata.
Se trata en forma aun mas resumidas de como los transcribe Baricco de los siguientes:
1. El miedo a ser derrotados y destruÃdos por hordas bárbaras es tan viejo como la historia de la civilización (Wolfgang Schivelbusch La cultura de los derrotados);
2. Elegancia pureza y medida, que eran los principios de nuestro arte, se han ido rindiendo gradualmente al nuevo estilo, frÃvolo y afectado, que estos tiempos, de talento superficial, han adoptado (CrÃtico musical defenestrando a Beethoven en 1825);
3. Mickey Mouse (Ensayo de una página de Walter Benjamin de 1931 transcripto en su integridad por Baricco);
4. «Era de trato fácil, Me llamaba Sheriff. Pero yo no sabia que decirle. ¿Que le decÃs a un hombre que reconoce no tener alma?» Cormac McCarthy No country for old men (inspiradora de la pelÃcula que le dio el Oscar a Javier Bardem).
Si bien Baricco escribe en infinitos registros superpuestos y no tiene empacho (porque él también se considera un bárbaro part-time, aparte de ser el que está en mejores condiciones que nadie de comprenderlos y yo pretendo anotarme en la misma categorÃa) en saquear a quien haga falta para poder entender de que se trata, sin duda su superyo teórico ideal es Walter Benjamin, de quien quiere imitar gestos y trazos, recorridos y formatos, pero sobretodo esa habilidad única que tenia el mas brillante de los frankfurtianos de ver el mundo nuevo in status nascendi.
Como Benjamin, aunque siempre a años luz
Benjamin, Baricco y Roberto Jacoby o Rafael Cippoloni, Diedrich Diederichsen y sus Personas en loop, o Mercedes Bunz y La utopÃa como copia y Henry Jenkins y su Convergence Culture, y Jeroen Boschma y La Generacion Einstein, y Carlo Guinzburg y El paradigma Indiciario, no intentan entender que es el mundo sino en qué se está convirtiendo. A todos nosotros lo que nos fascina son los indicios de las mutaciones que terminarán disolviendo al presente.
Benjamin estaba obsesionado por las transformaciones. Desde Baudelaire hasta la publicidad cualquier cosa sobre la que se asomaba se trasformaba en la profecÃa de un mundo que estaba por venir, y en el anuncio de una nueva civilización.
La epistemologÃa de Benjamin sentó un precedente que todos nuestros compañeros de ruta, muchos probablemente sin haberlo leÃdo jamas, no hemos hecho mas que continuar y practicar mas o menos malamente. Porque para Benjamin comprender no tenÃa nada que ver con situar al objeto de estudio en el mapa conocido de lo real, sino en intuir de que manera ese objeto modificarÃa el mapa volviéndolo irreconocible.
Benjamin fue el fotógrafo del devenir. Obviamente sus fotos salÃan movidas desembarcando en la tragedia personal de que ninguna institución estaba dispuesta a pagar por ellas -esa situación de incomodidad permanente a través de múltiples mediacioens lo llevó a Benjamin a suicidarse-, y que para el común resultaran objetivamente duras, hieráticas, ilegibles en la mayorÃa de los casos.
Benjamin fue uno de los mejores artistas de la historia, en descifrar las mutaciones instantes antes de que eclosionaran. Llama la atención que frente a las que están ocurriendo hoy las reacciones sean defensivas, adormecidas, intentando restaurar viejas ontologÃas y cuando las describen bien (como Zygmut Bauman en su interminable colección de Amor liquido, Sociedad lÃquida, Arte lÃquido, etc etc) las deploran y las escarnecen.
Caminos hechos para ser seguidos
No sintetizaremos aquà en detalle el camino de Baricco, porque corresponde a cada semio- e internauta reeditarlo él mismo. Después de todo se trata de columnas cortas de 3 o 4 páginas, escandidas por referencias cáusticas y sarcásticas, y por una capacidad de convertir todo lo que toca en oro puro.
Por eso pasaremos muy rápido por su fenomenologÃa de la barbarie que se condensa en tres señalamientos:
1. El arrebatamiento del alma del vino por parte de Robert Mondavi, fallecido hace mes y medio atrás a los 94 años en Oakville, California quitándole para siempre el monopolio del sabor a Francia e Italia, convirtiéndolo en una commodity universal bajo la forma de vino hollywoodense
2. El fútbol total de la Naranja Mecánica de principios de los 70 -retomado parcialmente por la Selección Española que volvió a ganar la Eurocopa después de 44 años de sequÃa- en donde el loco de la pelota se subordina a la mente de la colmena/equipo, y donde todos hacen de todos devaluando asi la inteligencia coporral extrema del genio de la pelota.
3. La aparición de El Nombre de la Rosa en 1980, primer libro bien escrito de la historia del que se puede decir sin temor a equivocarse que sus instrucciones de uso aparecen en forma Ãntegra en lugares que no son libros.
Algunas pinceladas que se merecen muchas otras mas
Que no los deleitemos como nosotros nos deleitamos saboreando cada párrafo de este libro insólito y refrescante, no quiere decir que ignoraremos las distinciones mas sutiles y reveladoras que Baricco propone.
El vino no es la música ni la literatura. Pero a cualquier pelafustan que no entiende nada de catas ni de cepas (como me pasa a mi) dénle una copa de barbaresco de alta gama y la experiencia será imborrable. Tomemos una copa de vino hollywoodense y nos gustará y hasta creeremos que es el vino que siempre estuvimos buscando, pero se trata de otra cosa. Toco y me voy.
Este vino sin alma describe a nivel planetario la llegada de una praxis que parece disipar el sentido, la profundidad, la complejidad, la riqueza original, la nobleza, incluso hasta la historia. Una mutación muy parecida a la que estábamos buscando. ¿Quién hubiese dicho que para entender el cambio de los paradigmas, la caÃda de una cosmovisión, el ethos civilizatorio de Occidente, la emergencia del caos y de la complejidad como organizadores conceptuales, deberÃamos pasar por la estación del vino? Este es uno de los regalos que nos hace Baricco asi que no lo despreciemos.
Bárbaros del vino, solidarios de bárbaros en todos lados
Claro mas de uno insistirá en que es ridÃculo sostener que el exterminio de la cultura occidental está ligada al vino en sachet Termidor, o al vino patero (a la degradación del vino). Pero Baricco sigue aqui a Benjamin y nos invita a no caer en la tentación de las grandes proclamas, y a estudiar el reagrupamientos de fuerzas, las formas de saber lo que ganamos cuando perdemos, la sustitución de la cantidad por la calidad.
Porque llama la atención la virulencia con que se percibe esta mutación calificada ipso facta de regresión, atribuyéndole la causalidad (invertida) al fantasma mas fácil de exorcisar por parte de la antigua clase ilustrada, a saber al poder contaminante del marketing, la comercialización y el dinero.
Quienes asi proceden, tan cautos cuando de hacer hermenéutica propia se trata, pero tan irascibles cuando se trata de denunciar al vecino, ignoran muchas cosas, muy especialmente la historia (de la que se dicen hijos dilectos), y en particular casi todo acerca de la historia tecnológica. Que es mucho menos lineal, unidireccional, monocausal, reduccionista de lo que el Iluminismo imagina o propone, como Bruno Latour nos lo revela dÃa a dÃa en sus análisis (su equivalente en el campo de la InternetologÃa es Ilka Tuomi y su TeorÃa social de la innovación, un manifiesto irreduccionista sin par).
Con tanta borrachera de lecturas encima, no puedo recodar quien lo dijo, pero el hombre estaba convencido. El invento mas importante del siglo XX no fue la computadora como insisten algunos tardoprogresistas, ni tampoco el coche, como me gusta pontificar a mi, sino el aire acondicionado, como horma de todo el confort moderno imaginable.
La historia de la tecnologÃa contada al revés
¿Se imaginan poder trabajar, producir, divertirse y sentirse humanos/as en una ciudad como Madrid con 36 grados a la sombra recién a principios de Julio? Las derivas del aire acondicionado se dicen de muchos modos y donde jugó un lugar estratégico fue precisamente en la producción del vino hollywoodense, y por extensión de todos los vinos del mundo que no tuvieron la suerte de nacer en terrenos regados por la madre naturaleza convertidos en viñedos de excepción. Porque eso es un tonterÃa. Como lo demuestra que hoy podamos producir vino de calidad en Neuquén y en casi cualquier otro rincón de mundo también.
El aspecto mas delicado de la producción del vino es la fermentación que gracias al aire acondicionado se convirtió en fermentación controlada. De pronto lo que parecÃa un arte reservado a una aristocracia agrÃcola de antiguo linaje europeo se esparció por el mundo y fue accesible a multitudes. ¿Hay algo mas imponente en esta movida que la demostración de la barbarizacion del mundo?
El microacontecimiento -en todos los ejemplos que da Baricco hay multitud de microacontecimientos en la mejor tradicion de Deleuze y Guattari– es terminante y señala una tendencia que los futuros aprendices de Benjamin/Baricco no podrán evitar aceptar jamás. Se lee asÃ: una revolución tecnológica rompe de repente con los privilegios de la casta que ostentaba los privilegios del arte. (Prepárense para cuando veamos como esto aplica a la ecologÃa de la lectura y al sitio de la ciudadela letrada por parte de Googles y sus bárbaros).
(Continuará…)
nota curiosa, compleja, rebuscada….dificil de seguir pero que llega al punto mas profundo de las dificultades que se nos plantean cuando hablamos de tecnologia en la educacion….o sera que debemos volver a Papert y Piaget y dejar de hablar de educacion y rescatar la palabra epistemologia?
marina-
Estimado Alejandro
Necesito ponerme en contacto contigo para una propuesta
He perdido tu correo desde que nos vimos en el Primero Congreso Iberoamericano de Estética.
¿Puedes dejarme un e-mail?
Un abrazo
José Luis Molinuevo
[…] de que el desvanecimiento de la lectura acompaña (como dijo Nicholas Carr hace poco como vimos en Los bárbaros de Google. Educando con sentido a la Generación Einstein. Primera Parte y Giovanni Sartori hace mucho) la deshumanización, están en las antipoda de mis preocupaciones o […]
[…] girls de que el desvanecimiento de la lectura acompaña (como dijo Nicholas Carr hace poco en Los bárbaros de Google. Educando con sentido a la Generación Einstein. Primera Parte y Giovanni Sartori hace mucho) la deshumanización, están en las antipodas de mis preocupaciones o […]
[…] Filed under: Lecturas | Tags: baricco, bárbaros, google, sentido | Llegué al libro a partir de un post de Alejandro Piscitelli en su blog, y un encuentro más o menos casual en el estante de la librerÃa. Cuando llegué a casa […]
[…] Para mayor información visita: http://www.filosofitis.com.ar/2008/07/02/los-barbaros-de-google-educando-con-sentido-a-la-generacion… […]
[…] – Los bárbaros de Google en Filosofitis de Piscitelli […]
[…] del año pasado. Me parece que puede servir para complementar el debate. También son recomendables el post que le dedicó Alejandro Piscitelli en su blog (que tuvo bastante que ver con la conferencia que dio el año pasado en Comodoro, y que […]
[…] al libro a partir de un post de Alejandro Piscitelli en su blog, y un encuentro más o menos casual en el estante de la librerÃa. Cuando llegué a […]
[…] “Los Bárbaros. Ensayo sobre la mutación”, Alessandro Baricco, Editorial anagrama, 2008, pag. […]
[…] al libro a partir de un post de Alejandro Piscitelli en su blog, y un encuentro más o menos casual en el estante de la librerÃa. Cuando llegué a casa […]