Serie aniversario 30 años
Un editor le pide a un grupo de personas que escriban unos libritos de unas 100 páginas, unos 100.000 caracteres en total, unas 17.000 palabras, equivalentes a larguísimas notas de revistas, semejante a un quinto de la extensión de mi libro Ciberculturas. Quiere festejar los 30 años de una de las pocas editoriales de neto corte y sabor latinoamericanos que aun perviven, no compradas aun por pulpos o tanques.
Los autores, todo muy reconocidos en el campo aceptan. En el listado estan incluidos Marc Auge, Manuel Cruz, Roger Chartier, Nestor Garcia Canclini, Ferran Mascarell, Joseph Romaneda y George Yudice.
La colección se presentó a fines del 2007 en Barcelona con cierto éxito, y los volúmenes de los convocados, todos amigos o conocidos, y la mayoria referentes importantes de los estudios culturales, la etnografia de la postmodernidad, la industria cultural o como quedó el mundo después de que por encima le paso la aplanadora neoliberal, hacen aportes despiertos, interesantes o llamativos en los distintos volúmenes.
Pero apenas alcancé a hojearlos dichosos. Ya lei tantas cosas suyas, ya me suenan tan conocidos sus análisis, y salvo excepción creo que no tienen mucho mas nuevo que aportar(me), aparte de consolidar su propio capital cultural. Sobretodo en los temas que me apasionan referidos al choque entre culturas populares y la alta cultura y sobre todo en el choque entre culturas analogicas y digitales– aunque fue el propio Garcia Canclini quien inventó la feliz expresión culturas hibridas.
Nuevas Tecnologías, música y experiencia
Por eso mi sorpresa fue mayúscula, mi alegría nada menor, y mis ganas de empezar un diálogo con él, serio y profundo sobre estos temas se potenciaron, cuando de un plumazo me leí en el viaje a Gran Bahama el librito integrante de la colección, escrito por mi amigo George Yudice, en cuya casa nos estamos alojando nuevamente en esta enésima visita a la capital de América Latina.
Se trata de Nuevas Tecnologías, música y experiencia, una de las mejores lecturas condensadas sobre la musica 2.0, cuya factura merece una atención especial por cuanto la feliz combinación entre la biografía de George, su dominio del idioma castellano, su deriva intelectual, que lo llevó de los estudios literarios a los estudios culturales primero, de los efectos ideológicos de lo estético a una economia politica de las representaciones después, y de ástas al entramado politico, económico, infraestructural y trasnancional en el que se gestan esas representaciones, queda plenamente atestiguado en este recorrido conceptual-musical.
Si el libro es especialmente exitoso en sus objetivos y presupuestos, en su prosa clara, en las referencias de una precisión milimétrica, no excesivas aunque cuantiosísimas en un libro tan pequeño, si las notas a pie de página ilustran e invitan a profundizar las observaciones, si la deriva que lo llevó a George a pararse en su experiencia intelectual y de melómano en 1977, y lo llevó a situar a ese año como una compuerta evolutiva que dividió su vida personal y académica en dos, el mérito podemos debérselo a dos factores generalmente ausentes en cualquier libro ya sea serio, ya sea de divulgacion.
Los orígenes culturales de nuestras modos de escuchar
A pesar de los trabajos quizás por ello no tan conocidos de Michel Chion, no obstante los trabajos fabulosos de un par de autores acerca del efecto social de la posibilidad de reproducción mecánica del sonido como son Repeated Takes: A Short History of Recording and Its Effects on Music de Michael Shanan, o The Audible Past: Cultural Origins of Sound Reproduction de Jonathan Sterne, no obstante la simple percepción que todos tenemos de que la música nos abraza y nos envuelve, nos enternce y nos irrita, muy pocos autores conocedores a fondo de la dialéctica modernidad/post modernidad habían agarrado al toro por las astas, a saber analziando las mediamorfosis del sensorio y el rol clave que la música tiene en la conformación de nuestra identidad postmoderna.
Y menos aún habían demostrado, al mismo tiempo que determinaban la especificidad de lo aural en la fabricación de las nuevas identidades, la limitación del alcance explicativo tanto del neo-marxismo como del baudrillardismo sobre etsos tmas cruciales, proponiendo por fin una tercera posición interpretativa, que le hace espacio, ademas, a las nuevas practicas digitales, todo en una obrita tan intensa como precisa.
Autoanálisis del sensorio
Analíticamente el libro de George sigue un camino previsible pero no por ello menos valioso. Empieza con sus sentimientos, o mas bien con el autoanálisis de su sensorio a fines de los años 70, y después recorre estaciones bien pensadas como son: la experiencia privada en el espacio público, la construcción de nuevos espacios, del cassete a My Space, del modelo música 1.0 al modelo 2.0, legalidad resistencia y ética, las nuevas tecnologías y la diseminación de musicas tradicionales.
Pero el mérito de George no esta en tratar lo que debe ser tratado, sino en señalar las fuentes, los actores, los formatos y sobretodo las limitaciones de los análisis de la escuela de Frankfurt y aledaños para entender que esta pasando con el consumo de música hoy. Y sobretodo con la producción de música hoy.
Para George esto incluye desde la revolución en la escucha que supuso la privatizacion de la serie walkman/discman/iPod, la revolución en la producción que supuso la existencia de redes par a par y los remixajes y, sobretodo, como en el caso especial de Brasil, la aparición de una combinación inusitada como fue la labor de Hermano Vianna, el ex-Ministro de Cultura Gilberto Gil, una profunda cultura musical nacional, y la convicción gritada a todos los vientos desde Brasil, para que todo el mundo escuche de que los brasileros no necesitan mas la industria musical, tal como ésta existe.
Una retahila de contactos intelectuales inolvidables
El libro de George está lleno de perlas. Desarmándolo un poco es fácil llegar a ellas una a una. Ya dijimos que el punto de partida era inusual, sincero y entrañable. Un joven maduro de 30 años, -ya pasados los efectos de la década maravillosa de los 60 y camino a los años desvastadores de los 80/90, se encuentra con una serie de autores como Raymond Willians, Stuart Hall, Judith Williamson; se hace amigo y pasa a formar parte de la mitica revista Social Text bajo el liderazgo de Frederic Jamenson y Stanley Aranowitz, pero sobretodo -y este es el mérito máximo y mas interesante del libro, aguza el oído y da un viraje brutal en su carrera profesional hasta llegar a donde está hoy 3 décadas mas tarde.
Porque George siempre escuchó música, mucha música, siempre estuvo atento a la emergencia de nuevos ideolectos, y fue capaz de pescar en status nascendi una cantidad llamativa de nuevos generos, formatos y ritmos.
Y si 30 años mas tarde decidió brindarle a Gedisa la historia de su escucha musical, fue a sabiendas de que la misma habia sido impactada de una forma irreversible el mismo año en que se creó la editorial en España como resultado de la emigración de los fundadores de Granica despues del golpe militar y su sucesivo desgajamiento en el mismo momento que los Sex Pistols deflagraban la escena musical.
No solo eso, los oídos de George captaron la música electrica y tecno del hip hop, el Saturday Night Fever de Travolta que bautizó a la música dance y la música de Steve Reich que George escucho en The Kitchen.
La movida digital es bastante mas que mera astucia de la razon postcapitalista.
A diferencia de lo que dice Sibilia en La intimidad como espectaculo, lo que menos le interesa a George es convertirse el mismo en un músico protagonista de su estudio, aunque si le escapa, y lo hace mejor que la mayoria de los criticos a esa identificacion gratuita que se hace de la explosion de sonidos y de musicos y conjuntos que tiene su vidriera en My Space con mas de 3 millones de a una mera astucia de la razon postcapitalista.
El punto de vista de George -y el es uno de los pocos que se hace cargo tanto de la critica a los criticos como de pensar la novedad tecnodigitalmusical- es reconocer como se ha ampliado el papel que la música y la sonoridad en general juegan en la sociedad, debido a la innovación tecnológica y a los cambios en el consumo y la participación cultural.
George sostiene que nuestra era postcapitalista y postmoderna aun con la fuerza de la imagen que nos acucia, es sin embargo fundamentalmente aural o si quieren audiovisual.
Rescatando -como hace todo analista que se precie- las criticas de Benjamin a los filosófos, académicos y críticos que habían quedado en off-side con la aparición del cine, la radio y la fonografía, George ve en los nuevos agenciamientos musicales la posibilidad de reeditar la utopia benjaminiana.
A saber eliminar a los árbitros y purificadores y politizar a las masas en una relacion directa entre medio y sensorium. El uso que hace George de Benjamin contra Horkheimer y Adorno, para quienes desestetificación y mercantilización eran la misma cosa, lleva a uno de los dos aportes mas interesantes de George en el libro, cual es imaginar una experiencia estética a partir de la recepción y uso de formas mercantilizadas.
Ya Barbero -y el uso de citas y de referencias de George en un librito de divulgación apasionado como éste es impecable- había sostenido en su obra mas importante de 1991 que las masas con la ayuda de las técnicas podrían sentir mas cerca cualquier experiencia con un contenido de exigencia igualitaria jamas visto antes.
La música un corrosivo universal
En la era de la reproducción digital las nuevas tecnologías cual corrosivo universal están modificando la organización social de un modo que mucho periodismo y la creciente literatura académica sobre estos temas en vez de aclarar, obscurecen, y que en vez de empatizar con el objeto analizado/construido, muchas veces quieren fabricar una distancia critica y profesional que va justamente en contra de los nuevos modos de producción y consumo.
El otro aporte fundamental de George es la detección de personajes (el mas importante es la música paralela definida por Hermano Vianna y su sitio Overmundo, y el descubrimiento de nuevos puntos de circulación y reproducción, el reconocimiento de un conjunto de nuevos géneros y formatos musicales invisibles a los majors como el tecnobrega de Belem do Para, o el punta rock garifuna (delante mío tengo el CD Watina de Andy Palacio & The Garifuna Collective).
Una antena del porvenir
George detecta los cambios de configuraciones en la escucha y la producción tanto en los conjuntos como en la audiencia que se ha politizado en un movimiento liquido contra las majors generando el movimiento de la musicleft y la Future Music Coalition.
El experimentalismo musical ha pegado un salto del profesionalismo a una producción musical ni amateur ni profesional centrada en la descomposición, mezcla y recomposición como se detecta en movimientos como el sampling, los mashups y el tracking.
Este es un gran hallazgo de George, que aunque no cita a Jeff Howe, autor de la célebre expresión crowdsourcing definida como outsourcing + esteroides -cuyo libro Crowdsourcing. How the power of the crowd is driving the business of the future, recién acaba de aparecer- elabora a lo largo de toda su obra lo que son los usos específicos de este nuevo modo pro-am (profesional/amateur) que en la música ha llegado mas lejos y mas rápido que en ningún otra área.
Diseñando la experiencia de la escucha musical
Para sintetizar. La obra de George no esta dedicada a la música, sino a como las nuevas tecnologías aplicadas a la música y sus usos inciden en la experiencia de los oyentes cada vez mas aceleradamente.
George habla de efectos socioafectivos, de como la música entrelaza afectos e identidades sociales, y aquí habría que poner en resonancia su libro con el recientemente publicado The world in Six songs. How the musical brain created human nature de Daniel J Levitin. Para George ni el tango, ni la samba, ni el son, ni las rancheras son meros géneros musicales sino proyecciones metonimicas de músicas de la nación.
La ingeniería de la identidad nacional se cocina tanto sonora como visualmente. Pero además esas experiencias abrieron nuevos patrones en el sensorium -en las posibilidades de percepción- como tan bien teorizaron tanto Benjamin como Monsivais.
Solo que la experiencia de la escuela de Frankfurt y de todos sus extensiones que nos atosigan con sus monsergas están dirigidas exclusivamente al inconsciente óptico, porque entendieron a la modernidad en términos basicamente visuales.
Del inconsciente óptico al inconsciente musical
El gran aporte de George fue poner sobre la mesa algo que todos siempre entrevimos, que desde la popularización de Internet es cada vez mas evidente, pero que casi nadie teorizó bien hasta ahora, a saber la existencia de un inconsciente sonoro azuzado por las nuevas tecnologías de la reproducción sonora.
La música no es solo reproducción comunitaria sino que se experimenta con el cuerpo pulsando las cuerdas de nuestros deseos, miedos y ansiedades. Lo interesante de la propuesta de George es que si bien la audiovisión parece describir mejor la integralidad de la experiecia a partir de su complementación con lo visual, también es cierto que últimamente lo visual y lo sonoro empiezan a enfrentarse, violentamente, como metáforas de las formas tecnológicas de vida en ascenso.
El ejemplo que da George de Blue Velvet, que nos sorprendió hace dos décadas con el contraste entre una imagineria visual de una USA de los años 50 ingenua y pacata, es trastornada por la banda sonora a manos de Bobby Vinton y Roy Orbison mostrando como la música puede convertir un pasado idílico en una orgía de violencia y sexo.
A la objeción de que el 80% de la música producida en USA o el 70% de participación de mercado conservador de las majors obtura alternativas musicales reduciendo toda innovación posible a una mera astucia de la razón capitalista, George contesta con parsimonia pero sobretodo con propuestas llamativas y operacionales.
Desacomodando la ortopedia sociosensorial
Lo que todos estos estos críticos suponen es que la ortopedia sociosensorial es definitiva y omnipresente. Lo que el trabajo de George muestra con pelos y señales es que los oyentes no se acomodan tan dócilmente a la ortopedia.
La aparición del movimiento musical Tropicalia en Brasil y la Nueva Trova en América Latina, muestra la posibilidad de resistirse y de contraponer a la potencia de las majors numerosos espacios contraculturales. Pero lo que George muestra con ejemplos poco vistos es que este poder de resistencia y de contrapropuesta es hoy mas fuerte que nunca especialmente en America Latina, gracias a las nuevas tecnologías.
Se trata de un resultado paradojal, inesperado pero que muestra que el pasaje de una Música 1.0 a una Música 2.0 es uno de los logros políticos tecnoculturales mejor logrados en este territorio y que los ejemplos dados por George merecen un estudio y un análisis mas que bien iniciado por este librito chiquito pero potente y rejuvenecedor. Thank you George.
[…] Música 2.0, pro-ams y diciéndole que no a Adorno & Horkheimer – Nuevas Tecnologías, música y experiencia, una de las mejores lecturas condensadas sobre la musica 2.0, cuya factura merece una atención especial por cuanto la feliz combinación entre la biografía de George, su dominio del idioma castellano, su deriva intelectual, que lo llevó de los estudios literarios a los estudios culturales primero, de los efectos ideológicos de lo estético a una economia politica de las representaciones después, y de ástas al entramado politico, económico, infraestructural y trasnancional en el que se gestan esas representaciones, queda plenamente atestiguado en este recorrido conceptual-musical. […]
[…] M??sica 2.0, pro-ams y dici??ndole que no a Adorno & Horkheimer – Nuevas Tecnolog??as, m??sica y experiencia, una de las mejores lecturas condensadas sobre la musica 2.0, cuya factura merece una atenci??n especial por cuanto la feliz combinaci??n entre la biograf??a de George, su dominio del idioma castellano, su deriva intelectual, que lo llev?? de los estudios literarios a los estudios culturales primero, de los efectos ideol??gicos de lo est??tico a una economia politica de las representaciones despu??s, y de ??stas al entramado politico, econ??mico, infraestructural y trasnancional en el que se gestan esas representaciones, queda plenamente atestiguado en este recorrido conceptual-musical. […]