Nadie es profeta en todas sus tierras
Fernando Flores nos enseñó muchas cosas. Especialmente un truismo que casi todos ignoramos, y que las representaciones sociales alentadas por los medios, no hacen sino profundizar para mal.
La expertise y la competencia de alto nivel se ejerce en muy pocos dominios. Podemos ser grandes profesores, pero al mismo tiempo pésimos padres (o hijos). Podemos jactarnos de destilar gustos refinados, pero gritamos como descosidos desde el tablón. Podemos dárnoslas de cultos y leídos, y somos incapaces de detectar nuevas tendencias, y de ver en el autor novel de hoy, el estilo del consagrado de mañana. Y la lista sigue y sigue.