EDITORIAL TOMANDONOS UN POCO MAS EN SERIO A LA VIDA DIGITAL Primera Parte de Tres
El reality how de los mineros como tributo al paradigma de broadcast
Como a unos cuantos o unos pocos, me pudre la chabacanería. Los saludos de mas o los comentarios melosos y poco creíbles. Por eso me alegré mucho cuando Andres Schuschny se hartó de la cobertura mediática del rescate de los mineros. En un momento de apología del tiempo real y de la instantaneidad, tener una conbertura de 24hs de un mismo hecho repetido 33 veces no resiste el menor análisis.
Y aunque en Media Thinkers (grupo cerrado creado por José Luis Orihuela en Facebook) la cosa está que arde, me acerco mucho mas a las posiciones de Carlos Scolari (que a la contrapuesta de Eduardo Arriagada Cardini), para quien hubo en la transmisión del rescate -nadie discute la profesionalidad de los rescatistas ni de los reporteros televisivos- un desagradable tufillo a Reality Show. Por eso los bárbaros se hicieron sentir inmediatamente con sus parodias y alegatos en contra de tanta zalamería y explotación politico-mediatica. ¿Y qué decir de la parodia de Hitler que volvió a meter la cuchara esta vez
Y aunque ví/escuché pocos minutos los gritos impostado del «Chi-le, Chi-le» cuando salía cada minero, la presencia del presidente transandino durante largas horas y su foto en medio de los 33 apóstoles, uno de ellos haciendo monerías, aunque seguramente es mas que merecido para los pobres condenados de la mina, no cambia en un ápice la puesta en escena, el reprovechamiento mediático, el olvido de los 700 mineros que previamente murieron en esa y otras minas chilenas, la falta total de seguridad, el absurdo de esta esclavizaciòn insalubre (¿no subió uno de ellos con silicosis?) etc etc. Aunque claro hoy Piñera mide 10 puntos mas que cuando se produjo el derrumbe.
Las promesas (siempre incumplidas) de enunciación de las profesiones P
Pero no me interesa aquí hablar de la política (exitosa) de comunicación de un gobierno hermano, sino de algo mucho mas mundans y no menos contundente, ligado a la distancia infinita que hay entre las promesas de enunciación de las profesiones P y sus logros efectivos.
Hace ya décadas que estoy metido en el baile digital. Lo que hace muchos años era apenas un esbozo o voluntarismo se ha convertido hoy en día en el pan cotidiano. Todo el mundo habla de lo digital como se habla de las trampas de las medidas del INDEC, de la esgrima verbal entre gobierno y oposición o de los hechos mas variados y mundanos.
Mas de la mitad quizás del 75% de los tweets que recibo a diario balizan estos temas, el News que publicamos con Drelichman desde hace 15 años ha revisado mas de 10.000 noticias estrictamente interneteanas, y casi todo lo que escribimos, decimos y comentamos tiene que ver con este pasaje del mundo analógico al digital.
Fue asi que ayer a la mañana salió en Clarín una nota breve que escribí acerca de la imposibilidad de pensar a twitter salvo bajo al forma de la rutina y el reduccionismo. Aunque dicho comentario parece aislado es parte de un trabajo muy insistente y detallado que venimos haciendo en la Cátedra de Datos donde día a día exploramos el tejido que se está rompiendo del paréntesis de Gutenberg, y vemos avanzar a pasos agigantados el mundo que se dibuja mas allá de sus atractores y formas tecnoanalógicas de vida.
Resistiendo con el libro en una mano y con cascotes en la otra
De todos lados caen cascotazos tratando de que ese momento no llegue o se retrase lo mas posible. Pero lo que parece una defensa estética y ética termina siendo también una defensa corporativa de estilos de vida, un abrazo desesperado de competencias y saberes y habilidades que han terminado siendo mas autistas que democratizantes. Defensa de un modelo económico que se solía denunciar, pero que ahora se extraña, y cuya probable desaparición no solo asusta, como es de esperar, sino que finalmente no se desea. Cuando el precio que hay que pagar para pasar del paradigma analògico al digital es la reinvenciòn personal/profesional, la perdida de la comodidad económica y la tranquilidad que suponía una identidad/carrera profesional única para toda la vida es tan alto, mejor seguir con lo que teniamos
Estas contradicciones afloran permanentemente. Sino no se explica como una persona brillante como Umberto Eco no desaproveche día tras días para solidarizarse con quienes creen que el final del libro tal como lo conocemos solo significa hastío, traición, perdida y condena.
Es increíble que una persona de sus quilates escriba una pavada como que la educación del futuro consistirá en comparar (y validar) sitios web. Cuando seguramente en el futuro no los haya mas (porque no son bibliotecas), cuando lo que importa son las aplicaciones y el mash-up, cuando de lo que se trata no es de conservar archivos preciosos e ilustrados, sino de hacer circular los saberes, remozarlos permanentemente, aquilatar solo unas cuantos acuerdos comunes, y el resto reinventarlo en el día a día.
Las editoriales sueñan con Edades de Oro perdidas
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No menos desatinada aparece la opinión de Lara Bosch el presidente de la editorial Planeta que pide el cierre de las webs que piratean libros y exige al Gobierno una legislación «con garantías» para que el sector no sufra como la industria discográfica. Sosteniendo insidiosamente que quienes la pasaremos peor seremos los autores, los verdaderos explotados de la cadena de valor aherrojada por las editoriales desde hace décadas. Falacia por suerte denunciada con vehemencia por Hernán Casciari no hace mucho.
Una frase de Lara no puede provocar sino hilaridad y consternación cuando afirma que «El libro de cualquier autor que escriba lo ha escrito él y es tan suyo como vuestro televisor de plasma de tu casa es tuyo«.
Lara ignora que las editoriales como parte del paradigma de broadcast son las principales interesadas en vender una idea del derecho de autor como novedad absoluta, siendo que cada día queda mas comprobado que toda creación es derivada como bien quedo demostrado al comienzo de esta nota.
La crisis del periodismo científico como subvariante de la crisis del periodismo en general
A cada lugar que vamos, en cada charla que damos, en cada conversación que entablamos registramos el mismo discurso y resistencia por parte de las profesiones P. Trátese de la publicidad o del profesorado, del periodismo o de las industrias del printing. Aburren los argumentos que defienden el status quo y modelos de negocio insostenibles, y sin embargo siempre aparecen dinosaurios como nuestro amigo Bosch de Planeta para defender lo indefendible.
Nos ocurrió el jueves pasado en el congreso de periodismo científico organizado por la OEA. En una mesa redonda que compartimos con Diego Golombek (gran valor) y con Emanuel Jaffrot (un proselitista de las políticas K en comunicación vendiendo a la televisión digital terrestre como a la Internet buena y masiva, absurdo sin pies ni cabeza). Se trató de la mesa 7 La potencialidad de las nuevas tecnologías para comunicar ciencia en el Seminario de Periodismo y Comunicación Científica.
Alli Diego con la brillantez que lo caracteriza mostró que fueron los mismísimos dinosaurios y Premios Nobeles fundadores de la ciencia argentina quienes siempre se desentendieron de la comunicación científica pública. Que los científicos en general no ven con buenos ojos esos procesos de socialización de la investigación y los resultados, y que cualquier intento de desacralizar su rol de intermediarios entre la verdad y la gente son siempre vaciados de contenido o relevancia.
Los periodistas científicos que en general son a su vez otros intermediarios se invisten con algunos retazos de ese poder de producción y finalmente, en vez de actuar como desencubridores y desintermediarios, terminan funcionando como aliados (menores) de los científicos.
Solo recientemente analistas agudos (un ejemplo que fue mi hilo conductor en la charla que di titulada Ciencia, periodismo e Internet un triángulo peliagudo como es David Rowan en How to save science journalism, no dudan en mostrar que la única forma de salvar al periodismo científico es entrar en la red de desintermediacion, mimetizarse con la web y los medios sociales y evadirse del paradigma de broadcast en el que también están inmersos los científicos, y su órgano de difusión los periodista científicos.
De lo que casi nadie se da cuenta es de que lo que no funciona mas es el modelo económico que subyace a las profesiones P. Aunque Eco y cía lo atribuyan a un problema de cultura diet de parte de los adolescentes. En USA hoy hay 250.000 periodistas menos en los años 50. De 100 diarios en USA que publicaban secciones científicas ad hoc hoy queda solo un tercio. El propio El Pais acaba de cerrar la sección Ciberpais (un absurdo mas que palmario).
Pero lo que se acaba no son las ideas sino la plata que hace posible crearlas, transmitirlas y encarnarlas. Lo que se muere no es el adjetivo científico en periodismo, sino el sustantivo periodista que debe transmitir la ciencia. Como no resulta rentable hacer periodismo científico ni tampoco periodismo en general en papel, para estas audiencias, con estas dietas cognitivas y con la demanda de conocimiento y acción que tienen los mileniales, el resto es por añadidura.
Las profesiones P no renunciarán sin antes dar una batalla de campo arrasado
Está todo bien con eso de la web 2.0 siempre y cuando no se nos borre a nosotros del mapa es el latiguillo que al final prevalece. Porque otro tanto sucedió en el XIV Congreso de Educación a Distancia CREAD Mercosur adonde tuve el honor de dar la charla inaugural el pasado miércoles.
Primero hablaron las autoridades. Hubo muchos plácemes hacia las nuevas culturas y entornos digitales, y parece que los trabajos que se presentaron a lo largo de tres días, desparejos como era de esperar, incluyeron unas cuantas perlas y abundaron en muchos conceptos encomiosos acerca de la web 2.0 educativa.
Pero una cosa es el discurso y otra la intervención del aula. Una cosa son las herramientas y otra la remotivación, una cosa son los deseos y otras los costos que hay que pagar para instalar nuevas realidades.
Como acaba de comentarse en un congreso en España esta mañana #GEF10 Global Eduforum «Una razón para que no cambie la educación es que la rentabilidad económica cambio no es inmediata, se demora en el tiempo» (dicho nada menos que por Bernardo Hernández, Director de Marketing de consumo de Google).
Mientras que los ministros siempre se quejan de que sus bien motivados esfuerzos por cambiar a la educación no se verán sino de 20 años los empresarios del sector (y de allende el mismo) la tienen mucho mas clara, el negocio educativo no se modificará mientras haya aun mucha leche para sacarle a la vaca analógica.
Por suerte los nativo digitales salvaron mi semana
Volviendo a mi charla en Trelew, varios de los asistentes internacionales me pidieron enfáticamente que visitara sus países para tratar de vacunar a los docentes con el entusiasmo y los resultados de un proyecto como Facebook. Fue esa una muestra adicional, por si hiciera falta, de que las capacitaciones 2.0 dentro de los sistemas educativos, mayoritariamente encapsulados en una plataforma secuencial, convencional e hipercurricular como Moodle no va a ningún lado
Todo lo dicho anteriormente no es muy novedosos, aunque fue regado por suerte con muchos comentarios twitteros, sazonados con lecturas fascinantes, articulado con éxitos relativos como una cursada a full en la UBA en medio de un paro y toma.
Cada tanto recibimos empero algún aliciente de uno de los amigos y aliados como Reig, Scolari, Leal o Cobos cuando no de alguien que generalmente es leída por los analógicos como una cuestionadora de los bárbaros. Se trata es claro de la bella antropóloga argentina Paula Sibilia quien inesperadamente en una corta conversación se despacha con un mazazo en contra de los nostálgicos de lo analógico al afirmar que «La cultura de los libros no dio como resultado un mundo mejor»
Pero lo de Paula fue una sorpresa menor comparada con lo que me toco vivir ayer al visitar al colegio Northfield http://colegionorthfield.blogspot.com/. Si bien la excusa fue hablar con el director, conocer a un colegio despierto, lleno de liderazgo y concretando visiones que compartimos la verdadera cereza del postre fue visitar el aula de quinto grado.
Un aula de quinto grado con un sabor inusual
Allí nuevamente como me había ocurrido el año pasado en otra escuela donde se desempeñaba entonces, volví a encontrar a Gabriela Pandiello una docente 1a 1 de capacidad excepcional. En el momento de entrar estaban los 15 alumnos trabajando en un proyecto colaborativo acerca de glaciares que presentarán en el próximo concurso de educared.
Apiñados alrededor de cuatro mesas y en grupos de a cuatro nunca había visto tanto fervor y concentración, dominio de herramientas y productividad colaborativa como emergió en ese grupo. Todos trabajan simultáneamente en googledocs, la mayoría tenia abierto Symbaloo, editaban fotos, revisaban textos en la web, pero también en los manuales, se levantaban, bailaban alrededor de la docente o de los visitantes, y permanentemente producían, mashupeaban, generaban objetos de aprendizaje valiosísimos en tiempo récord.
Después me mostraron un video que habían hecho sobre la historia del cine argentino de una notable factura. Todo lo que inventan está en este poderoso weblog Conectados en quinto, que no tiene nada que envidiarle a los weblogs universitarios o a los realizados por docentes de cualquier nivel incluyendo el superior.
Claro el secreto de este éxito esta en la propuesta de la escuela, pero muy especialmente en el reclutamiento de Gabriela como cabeza de serie para inventar una forma de trabajar y una forma de aprender y de enseñar envidiadas y admiradas por todos. Porque no creo que haya muchas escuelas primarias ni en Argentina ni en cualquier otro lado que puedan exhibir estas propuestas y estos logros.
Apretar el acelerador a fondo
Si alguna vez hesito o paro un poco la mano con los nativos digitales, cuando veo este tipo de experiencias retracto mi retractación y sostengo que debemos poner el pie en el acelerador a fondo. La diferencia que hay entre estos chicos (y la pertenencia a una escuela privada me parece en este caso no determinante) y los de las escuelas cualesquiera, aun saturadas de máquinas, se deben principal y especialmente a que la colona digital adulta que esta a cargo hizo el click y se convirtió en docente 2.0.
Por formación, estilo, capacidad de reinvencion y habilidad de comunicarse con la generación de sus hijos, Gabriela muestra que todo lo que venimos diciendo y haciendo, puede y debe emerger en el jardín de infantes y en la escuela primaria. Si nuestros alumnos de la UBA hubiesen pasado por diseñar sus entornos personales de aprendizaje en una escuela así y con una docente como Gabriela, el Proyecto Facebook y el Proyecto Rediseñar ya habrían alcanzado cotas de desarrollo y madurez impensables hoy.
Gracias Gabriela por la demo y la inspiración. Esperemos que pronto autoridades nacionales puedan comprobar como lo que decimos se hace del mejor modo posible, y para ello no necesitamos ni meses de cursos ni de entrenamiento, ni cuadernillos ni manuales, ni un curriculum cerrado o guías de clase estandarizadas y validadas como proponen muchas jurisdicciones.
No. Necesitamos algo totalmente diferente, a docentes inspirados y motivadoras como Gabriela, a una estructura escolar pensada para los chicos de aquí a 10 o 20 años (y no como hoy para los de 20 años atrás).
Necesitamos menos monserga y mas acción, menos dilación y mas concreción aquí y ahora. Como esta sucediendo en el colegio Northfield. Mientras nos reconfortamos con el comentario que hiciera Vicente Verdu de nuestra experiencia en la UBA al parangonar a las Universidad de Stanford y de Buenos Aires como dos ejemplos excepcionales de organización del aprendizaje interactivo
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Pero la realidad es que no se lo toma en serio y las acciones son esporádicas. Creo que tiene que ver con las autoridades que no entienden de qué se trata y traban bastante. Tengo un proyecto de investigación realizado en un IFD y lo que salta es la triste realidad. Nadie hace nada y las instituciones no están en condiciones. Tampoco se abren a los cambios y a introducir propuestas innovadoras.
Excelente post Alejandro. ES hora de dar vuelta la página y dejar de hablar de lo digital, la Web social y un montón de temas que saturan la conversación. Lo hablaba el otro día con Cristoóbal Cobo. debemos buscar nuevos horizontes. Bienvenidos al postdigitalismo!!!!
Estoy de acuerdo. No creo de todos modos, que toda ‘resistencia’ sea sólo resistencia sino también dificultades en el avance, falta de conocimiento y de experiencia, dificultades técnicas todavía en el desarrollo de las redes, etc. Es decir, parte de l proceso. Uno de los desafíos centrales, me parece, es poder convivir con la vertiginosidad, que genera efectos de ‘inminencia’ rápidamente superados. Estamos a atentos a sus avances.
Sin palabras…
Un alumno que recibió una netbooks la tiró la piso y dijo «nos estamos cagando de hambre»
http://www.labrujula24.com/noticias/lbn/20101016/1287229423.html
[…] Tomándonos un poco mas en serio a la vida digital — Filosofitis. […]
Estoy de acuerdo en tomar la educación digital como algo en serio y el proyecto en Northfield me parece muy valioso. Sin embargo, pienso que en los ámbitos educativos en general se le da más importancia a la pedagogía de la enseñanza y a fomentar en los alumnos las capacidades de análisis y crítica, que son las que realmente permiten la apropiación del conocimiento adquirido. No hay que perder de vista esto, ya que se podría caer en el error de utilizar nuevas herramientas que les permitan a los alumnos crear trabajos y publicarlos en la web 2.o, pero que no sirvan para generar un sentido crítico.
Pienso que hay que actualizar la enseñanza sin perder los objetivos de fondo que ésta tiene.