Conociendo a la FIL en su 25to aniversario
Había oído hablar de la Feria de Guadalajara múltiples veces. A diferencia de la nuestra que ya cumplió sus rubicundos 37 años, y ocurre en nuestro otoño, ésta tiene lugar la última semana de noviembre y a nosotros se nos antoja con sabor a primavera y promesas de verano a vuelta de página.
Sabía de muchas actividades que tenían lugar en su seno y de su carácter híbrido ya que hace las veces de Feria del Libro para la multitudes como la nuestra, que ya llega a las 1.100.000 personas, aquí no pasa de las 600.000, pero en un período de tiempo mucho menor apenas 9 días, y me pareció que había mas actividades -también me equivoqué se trata de unas 500 contra las 1.000 nuestras, otra vez empaquetadas en menor tiempo-, pero también hace de fiesta de los editores (hay cerca de 18.000 aquí contra un puñado en la nuestra).
Los grandes números dicen poco y nada de lo que es estar en un inmenso Hotel (hay varios mas alrededor) a metros nomás de la gigantesca construcción -igual con lo inmensa que es no tan grande como el complejo de la Rural) donde están pasando todas estas cosas.
Este año la Feria celebra su 25ma quinta edición y la fecha es mas que buena para tirar la casa por la ventana y celebrar no la muerte por inanición del libro, sino al contrario su rubicunda existencia y la promesa de muchas Ferias mas (o al menos así quieren creer sus organizadores).