1. Memes dominantes y memes recesivos
El árbol de los usos cotidianos oculta el bosque de los usos potenciales. Pasó con todas las tecnologías nada casualmente reinventadas por los usuarios (para el caso de Internet el libro de Ilka Tuomi Networks of Innovation (2002) sigue siendo un clásico) y ahora finalmente está pasando con las tecnologías computacionales de consumo.
Desde que se inventara la computadora personal en los años 80, el proyecto subterráneo de emancipación del espíritu critico, de autoaprendizaje masivo soñado por Alan Kay en 1971 al inventar la maquina conceptual Dynabook y promocionado durante toda su vida por Douglas Engelbart desde 1967 con su proyecto de «Aumento del Conocimiento«, nunca pudo levantar vuelo, opacado finalmente por el proyecto industrial/comercial.
Desde Microsoft hasta Google, desde DEC hasta Apple, pasando por varias generaciones de desarrolladores de software (que después de todo son las verdaderas «engines of creation«), con la excepción del movimiento minoritario de Linux a principios de 1990, el universo computacional estuvo orientado hacia el consumo y no hacia la producción, hacia la subordinación de la imaginación a la mentalidad del desktop y muy ocasionalmente hacia la mutación conceptual y el desarrollo de la inteligencia colectiva (hasta mediados de la década pasada con la aparición masiva de las redes sociales esa tendencia empezó a invertirse con Apple jugando para ambos lados).
Por supuesto que hubo excepciones e iluminados, digerati y adelantados, meme hunters y meme harvesters. Entre ellos figuran los ya citados Kay y Engelbart, por también Seymour Papert y Mitchell Resnick y desde otra perspectiva dos personajes claves como son Brenda Laurel y Janet Murray.