La Rioja once again
Llegamos a México hace ya un mes, y no habíamos tenido tiempo de retomar nuestra saga argentina, que había quedado interrumpida justo por la mitad, con nuestro viaje a La Rioja. Una semana en donde terminamos despidiéndonos a todos y a todas, del turismo a la educación y a la política .
Superficialmente se trató del mismo periplo que venimos haciendo los últimos años en búsqueda de la familia Calvo, de compartir las buenas intenciones de la Fundación Lola Mora, de comer y charlar distendidamente, de recordar que el Noroeste también existe.
A las veces anteriores habían sido visitas mas institucionales, desde un aterrizaje en un horario infeliz en la Feria del Libro, hasta las tres sagas del TEDx que quedaron debidamente documentadas, y en donde probamos distintas estrategias, formatos y soportes.
Donde lidiamos con distintos públicos, coacheamos a oradores jóvenes y poco profesionales, aspirantes a jugar en ligas mas grandes, tanto a locales como a algún importado (como Gonzalo Frasca del Uruguay que estuvo en la primera edición de 2012). Ya sea en el centro cultural o en la universidad, durante todo el día, o en un bloque acotado a la tarde/noche. Con conocidos y no tanto, con aspirantes y con algunos prejuiciosos o ingenuos. En la variedad está el gusto.
Pero esta vez la cosa venía por otro lado. No sabemos aun cuando haremos el cuarto TEDx riojano, aunque esperamos que sea en septiembre, así que este viaje fue mas que nada una excusa para renovar votos, para charlar y ejercitar nuestra sintonía con el mundo local, para hablar de lo mismo, pero para decir algo ligeramente diferente cada vez.
De la revolución educativa a la revolución de los robots
Veníamos cargados con nuestra aventura por los senderos del turismo mundial, así que iniciamos la charla con el mismo guión que habíamos ventilado en el Ministerio de Turismo, pero en esa ocasión no habíamos insistido lo suficiente en la algoritmización.
Asi que sumamos a nuestras rutinas edupunk y de reinvención educativa, detalles mucho mas puntuales acerca de la revolución de los robots. Y si bien no fuimos exhaustivos, los 6 ejemplos que dimos causaron bastante revulsion.
Ya fuera que se tratara de Hablar con Siri en Español
del Honda’s Asimo penalty-taking, bar-tending robot
de los autos autopropulsados de Google Navigating City Streets
de Big Dog Evolution
de How Baxter Robot Works
y de Watson la máquina que ha roto mitos y destronado a los humanos
En todos los casos lo que resaltamos no fueron tanto las respuestas graciosas, sino la complementariedad cada vez mas intensa entre hombres y máquinas, la sustitución creciente del trabajo humano rutinario a mano de los androides, y también algo mucho mas potente e incuestionable,
Hemos dejado atrás el mundo del dualismo real/virtual y hemos entrado de lleno durante el último lustro en la era de la eversión. Vivimos en una cinta de Moebius y la emergencia de la cultura digital ha modificado de forma tan profunda todas nuestras prácticas, que terminamos por ignorar como funcionaba la vieja sociedad, pero mucho mas aun desconocemos como está empezando a funcionar la nueva. (Por suerte tenemos ayudas nodales como la que nos brinda Douglas Rushkoff en Present Shock pero son excepciones a la regla).
En el caso de los algoritmos las consecuencias para las prácticas cotidianas pueden llegar a ser devastadoras (y el reciente pedido de Stephan Hawking y cía de prohibir los robots asesinos, exhibe ese temor Los cerebros de la Inteligencia Artificial: “Debemos prohibir a los robots asesinos”).
El fin del trabajo “tonto”
Hace ya varios años que apreciamos como sube la demanda de empleabilidad calificada, y como desciende la comodificable. No se trata ya de contar con buena o mala información para estar actualizado, poder desempeñar mas o menos bien nuestras tareas genéricas y acompañar la introducción de hardware o software pari passu para conseguir empleos razonables. Sino que estamos asistiendo a cambios formidables en los modos de generar conocimiento, de agregar trabajo intelectual, de gestionar distinciones, y sobretodo de definir que entendemos por aprendizaje,
Cuando preparamos la charla, cuando elegimos los ejemplos, cuando mencionamos referentes, solo queríamos balizar un territorio, sugerir algunas conexiones no muy evidentes, y muy especialmente alertar a la audiencia frente a los nuevos desafíos que para la profesión docente (ya que los asistentes fueron mayoritariamente convocados por la filial local de la UTN), implcia la algoritmización.
Pero algo se salió de cauce en la presentación, por algún motivo insondable, lo que quería ser meramente preventivo se convirtió en punitivo, la novedad dejó de ser curiosidad para convertirse en amenaza, y de pronto nos encontramos con que el leit motiv de la charla se había convertido en la obsolescencia no planificada de la profesión docente.
A medida que dábamos ejemplos, que mostrábamos la discordancia intergeneracional creciente, que sentíamos al momento de exponer que mas que una carrera de obstáculos lo que estamos viviendo es una inconmesurabilidad dimensional (algo así como los gusanos del tiempo que exigen para ir de nuestro espacio al suyo warp speed) nos cayó la ficha.
La imposibilidad de reformatear a las instituciones educativas.
Es imposible, es innecesario y es desatinado intentar reformatear a las instituciones educativas. Como lo mostramos con la imagen del naufragio del Costa Concordia, una vez que un paquebote se hunde, si lográramos reflotarlo solo servirá para desguazarlo. El sistema educativo que tenemos no tiene reforma ni retorno posible. Y lo mismo pasa con el profesorado. Lo único sensato como política es despedirlos a todos. Es decir… (auto)despedirnos a todos. Y aunque la medida pueda sonar desmesurada e impracticable, ello no quita su pertinencia ni su urgencia.
De hecho nosotros nos autodespedimos de la profesión en el 2009, solo que lo hicimos a la japonesa. Cuando los japoneses hacen huelga no trabajan menos, sino que trabajan mas. Nos autodespedimos, pero no nos fuimos de la universidad sino que nos sumergimos en ella como nunca antes, Desde el Proyecto Facebook en adelante, rompimos con todas las trabas, convenciones y formalismos, que han convertido a la universidad en un museo de la erudición (definida por Ambrose Bierce en El diccionario del diablo como polvillo que cae de un libro a un cerebro vacío.
Ocasionalmente se producen escándalos (y puntuando nuestra charla un día antes el sainete post-porno había sacudido la molicie de la Facultad de Ciencias sociales de la UBA)
pero ellos tiene poco que ver con nuestros señalamientos y son tan solo una muestra las convulsiones de un cuerpo exangüe. La verdadera renovación educativa pasa por la creación de nuevas instituciones. Como es el caso de TeamLabs, como es el caso de Minerva Schools como es el caso de escuelas o jardines de infantes como..
La audiencia se quedó estupefacta, nosotros nos quedamos no menos sorprendidos. «Epater le bourgeois» no era el subtitulo de nuestra charla y menos provocarnos a nosotros mismos, pero por alguna extraña alquimia riojana, asi salio la cosa y todos nos fuimos shockeados.
Política 2.0
Al dia siguiente Manuela Calvo habia preparado una charla sobre Politica 2.0 en un cine recuperado a pasos de la plaza principal. La concurrencia fue escasa, cambiamos el formato e hicimos una especie de payada digital, Manuela mostró una serie de principios orientadores del Partido de la red con muchos guiños a Santiago Siri (que acaba de publicar Hacktivismo. La red y su alcance para revolucionar el poder) y a Pia Mancini , una de las pocas oradores latinoamericanas que alguna vez piso una Ted Global y ya tiene mas de 1 millón de visitas de su charla How to upgrade democracy for the Internet era .
Los temas son los que generalmente trata Antoni Gutierrez Rubi en su Tecnopolitica, alguna vez los habíamos merodeado en alguna charla sobre wikigovernment, no es algo en lo que incursionemos demasiado aunque nos gusto la propuesta que hizo Valentin Muro en Ciudadanía DIY. Espacios de Participación en la cultura del hacer.
Pero otra vez nos dejamos llevar por el entusiasmo y la indignación. Otra vez el relato y la práctica política convencional nos sonaron como tonterías mayestáticas, otra vez nos pareció que la intersección entre política tecnología, en vez de dar lugar a una política 2.0, está dando lugar a una tecnología (política) 0.1
Los comentarios de Manuela fueron filosos, algunas intervenciones del público se hicieron eco de nuestro malestar y terminamos nuevamente (auto)-despidiéndonos a todos, en este caso a los politicos, una de las profesiones mas alejadas de la velocidad, vertiginosidad, complejidad y coproducción colaborativa como ninguna otra.
El efecto La Rioja operó a toda fuerza, El depaysement que supuso saltar primero de Mexico a Buenos Aires y después de Buenos Aires al interior (en los viajes previos habíamos ido a Bahia Blanca, a San Luis, a La Rioja) despertó bajos instintos epistemológicos que conllevan la necesidad de una renovación profesional drástica y radical.
Esta muy bien tratar de reformar escuelas y universidades (y nosotros también jugamos a esos juegos), está muy bien participar en política tratando de cambiar los relatos por efectividades conducentes (y nosotros hemos trabajado en esos menesteres, aquneu para que Occupy se conierta en una alternativa a lo mejor debamos esperar un siglo), está muy bien buscar nuestro lugar en el mundo donde hemos nacido, o hemos decidido ser adoptado, pero sin olvidar que todos somos cosmopolitas digitales.
De lo que no queda duda es de que la distancia que hay entre estas instituciones (la educativa, la política en este caso) y las que necesitamos es tan enorme que decididamente no queda otra opción que (auto)—despedirnos a todos y consturilas desde 0 (como hicieron Uber, Amazon, Netflix y Minerva Schools).
Los que vuelvan (como lo hicimos en la UBA) sabrán que ese despido bien valió la pena. Los que siguen en piloto automático vivirán de relatos pasados o presentes para creer que están en el mejor de los mundos posibles, cuando cada día se convierten en interlocutores poco y nada interesantes, y en productores de aceites curalotodos (snakeoil), que no son de nuestro gusto ni de nuestro interés.
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