Día 21 JUEVES 9 de ABRIL
Y llegó el jueves santo, que esta vez no tuvo nada de jueves ni de nada de santo. Como bien muestra un meme ya no tenemos días de la semana sino solo el sufijo -day (porque los prefijos sun-, mon-, tues-…) se repiten monótonamente. Aunque no llegamos al extremo de algunos de nuestros alumnos que viven en pijamas, duermen de día y respiran de noche, esta prolongación sine die tiene un efecto adormecedor.
Nos puede indignar el video de algún corrupto, una palabra mal escrita en la TV Pública, y sospechamos que nos mienten con los números de muertos. Pero la repetición permanente de lo mismo nos anestesia y agota. Por eso debemos empezar a hablar de otras cosas (¿de literatura y de poesía?), expandir la mirada (e irnos más allá de los últimos 100 días y de los próximos 100). Nuestra inmersión en las notas de El País Semanal de 2004/5 es suculenta y trastoca los horizontes temporales. Muchos de los entrevistados murieron desde entonces. Mientras conocí al increíble Peter Viertel, guionista de John Houston, intimo amigo de Ernst Hemingway y casado con la bellísima Debora Kerr. Me enteré de que hubo una Annie hija incestuosa (gestada a instancias de su esposa Jacqueline) del ciclista Jacques Anquetil. De yapa apareció una gran biografía sobre Habermas. E la vita va.
Día 22 VIERNES 10 de ABRIL
(Otro día lindo. Fresco. Pero a pleno sol. La rutina es implacable. Levantarse, hacer gimnasia, desayunar, leer revistas. estudiar y trabajar muy poco (a mucha honra). Leer la avalancha de noticias del Covid-19. Lo mejor las búsquedas al voleo, las referencias inesperadas, el anoticiamiento de nuevos libros y autores. Hoy descubrimos a Christine Desroches Noblecourt, la egiptóloga que salvó a Abu Simbel y biógrafa de Ramsés II y Hatshepsut; nos entretuvimos con el enigmático Peter Sellers quien murió en 1980 a los 54 años, y nos desasnamos de cómo fue cambiando el centro de Europa. Cuando contaba con solo 12 países estaba en la localidad francesa de Saint-André-le-Coq. Con la unificación alemana se desplazó hacia Saint-Clément. Con la ampliación de la UE hacia el norte, pasó el centro a la ciudad belga de Viroinval. Al sumarle los países del Este le sucedió Kleinmaischeid, que ostentó ese honor sólo durante 3 años. En 2007 Meerholz le quitó el puesto y en 2013, con la entrada de Croacia, volvió a moverse el centro comunitario hacia la pequeña localidad bávara de Westerngrund (50°06′N 09°15′E) con menos de 2.000 habitantes, Otra que el libro gordo de Petete sin marearnos ni repetirnos
Día 23 SABADO 11 de ABRIL
La luz se hizo en el planeta. Nuestro preclaros líderes la tienen clarísima. Estamos ganando la “guerra” aislando a todo el mundo en su casa. No se trata de una estrategia es la falta de imaginación al poder con el World Economic Forum como vocero. Mientras vuelan los negociados, el capitán Alberto nos da clases con filminas, cruje el sistema institucional y los pocos que piensan (como Lipovetzky) lo dejan en claro. Nuestra idea de libertad se esta yendo al tacho [todavía no existía la categoría de que era un prurito pequeño burgués y que estábamos atentando contra la vida ajena]. La trazabilidad es el nuevo nombre del juego. Sin espectativa de que termine la cuarentena, nos tocan ahora 2 semanas de más de lo mismo, probablemente 2 o 4 o 6 u 8 más [ja que ingenuos que éramos]. Eso si la productividad bajó a 0, el capitalismo maníaco está de capa caída, y ya hartos de la endemoniada manipulación emocional de los medios, podemos hacer algo que nos gusta, sea excéntrico al mandato expiatorio y que nos dé algo de placer o tranquilidad: leer, escribir, soñar, imaginar, jugar (sin esperar a que vuelva el mundo de antaño). Seguimos con nuestra excursión por la revistas de El País Semanal de 2004/5. Y por el suplemento Ideas de los diarios La Nacion pre-virus Aquí algunas perlas. Yvon Chouinard. «Hay que reinventar el capitalismo por completo”; Ana Reynoso: «Las leyes sobre cómo se disuelve el matrimonio afectan el proceso de formación del hogar«; Monedazos, insultos y la consagración de «Balada para un loco» y De la profecía de Keynes al bitcoin: anatomía de los «relatos» que más impactan en economía.
Día 24 DOMINGO 12 de ABRIL
Bello domingo de Pascua aunque no tuvo nada de tal, salvo la misa del Papa a solas y el mini-concierto idem de Andres Bocelli desde Il Duomo visto ya por 26 millones de personas.
Al colaparse los días, y cuando empezamos a reconocer que la cuarentena durará no ya semanas sino meses muchos, es momento de empezar a mirar el presente desde otros ángulos, e ir reseteando el chip, que durante estas primeras semanas creyó estar solo frente a un cimbronazo. Ojo pongamos las cosas en su (in)justo medio. El coronovirus está a mitad de camino entre el fin de un mundo que es una guerra mundial (imagínense a los berlineses en los primeros meses de 1945) y el fin de la tierra como se lee en la ciencia-ficción. No es poca cosa, pero tampoco tiene esa dimensión épica y distópica. Claro la cosa se complica cuando Bill Gates habla de una salida a 18 meses. O cuando nos enteramos de que a lo mejor el virus fue diseñado (mas acá de las teorías conspiracionistas), o de que a lo mejor no es una infección viral sino química (y por eso el 60% de los enfermos que llegan a terapia intensiva mueren), y sobretodo de que no hay en casi ningún lugar del mundo un protocolo de salida que integre las cuatro crisis entrelazadas que estamos viviendo: la sanitaria, la social, la económica y la existencial. E la nave va. Felices Pascuas en una casa hiperordenada (cercana a la paz de los cementerios).
Día 25 LUNES 13 de ABRIL
Todo se vuelve más lento, cenagoso. Los días se repiten interminablemente. Nuestra exégesis de El País Semanal con sus 2 o 3 artículos diarios de 2004/5 nois toma demasiado tiempo (denaisada eiqueza acumukada como el petróleo en lat ierra). Nos enteramos de la ninfomanía de Howard Hughes, del arquitecto Antonio Lamelas que construyó la T4 en el aeropuerto de Batajas inaugurada en marzo de 2006, de los vaivenes políticos de Santiago Carrillo uno de los 3 diputados que no se arrodillaron frente a Tejero en la asonada del 23 de febrero de 1981. Hacemos zapping de noche tarde y vemos un extraño partido en cancha de polvo de ladrillo, entre un Nadal jovencísimo y Coria aplomado. Se trataba de la final de Montecarlo de 2005. Evidentemente el modo nostalgia (a falta del vivo que era una de las marcas mas fuertes de los espectáculos deportivos) se ha instalado entre nosotros.
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